José Antonio Jiménez y Diego Rodríguez en el desamarre de un buque de 'Balearia' Javier Martín

Los encargados de tensar la cuerda de vida entre el puerto de Motril y el mar

El servicio de amarras es indispensable para la operación de cualquier puerto, sin ellos, los barcos no podrían atracar ni zarpar de manera segura

MJ Arrebola

Granada

Sábado, 19 de octubre 2024

En el bullicioso puerto de Motril, uno de los trabajos esenciales, aunque que pasa desapercibido para el público en general, es el servicio de amarras. Este equipo se encarga de una tarea «esencial», asegurar que cada barco que llega o parte del puerto esté correctamente ... atracado o liberado para su maniobra de salida. Aunque pueda parecer «sencillo», el trabajo de los amarradores es una labor que requiere precisión y coordinación para garantizar la seguridad y fluidez del tráfico marítimo.

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El proceso comienza mucho antes de que el barco llegue al puerto. «Cuando un barco se encuentra a una hora de distancia aproximadamente, el capitán se comunica con el práctico del puerto, quien se encarga de coordinar la maniobra de atraque», explica José Antonio Jiménez, amarrador con 13 años de experiencia en el puerto de Motril.

El práctico, que es la autoridad encargada de dirigir el atraque, es transportado al barco por los amarradores en una lancha. Una vez a bordo, se encarga de guiar el buque hasta su destino en el muelle, momento en el que los amarradores comienzan su trabajo. Los marineros del barco lanzan los cabos hacia el equipo de tierra, quienes se encargan de fijarlos a los noráis, piezas metálicas distribuidas a lo largo del muelle, asegurando así que la embarcación quede correctamente amarrada.

Cada tipo de cabo tiene una función específica en el proceso. Los cabos que salen desde la proa o la popa del barco se denominan 'largos' y los que se dirigen hacia el centro del barco son conocidos como 'sprint'. «Cada maniobra requiere de un conocimiento detallado sobre cómo y dónde asegurar estos cabos, según el tamaño y las características del barco», señala Jiménez.

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Alerta 24 horas al día

El servicio de amarras del puerto de Motril cuenta con un equipo de seis trabajadores, organizados en turnos para asegurar la operatividad del puerto las 24 horas del día. «Siempre hay dos amarradores en cada operación, uno en la popa y otro en la proa, aunque si el barco es de gran tamaño o los cabos son especialmente pesados, otros compañeros de reserva pueden asistir», comenta Jiménez.

Los amarradores, además de manejar los cabos, también se encargan de transportar al práctico. Esta doble responsabilidad exige una formación técnica especializada. «Todos los miembros del equipo somos patrones y hemos recibido formación en amarre, comunicaciones por radio, primeros auxilios, y prevención de riesgos», detalla José Antonio, quien también destaca la constante evolución en los materiales que se utilizan. «Hace unos años, los cabos eran más pesados y difíciles de manejar, pero con el tiempo los materiales han mejorado, haciéndolos más ligeros y resistentes».

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Una labor esencial

A pesar de la importancia del trabajo de los amarradores, su labor es poco conocida fuera del entorno portuario. «Cuando alguien dice que trabaja como amarrador, muchas personas no entienden lo que hacemos», admite José Antonio. Sin embargo, el papel del equipo de amarras es fundamental pues sin su labor, los barcos no podrían atracar ni salir del puerto de manera segura.

El equipo de amarradores trabaja en estrecha coordinación con otros servicios portuarios, como los prácticos y los remolcadores, para asegurar que las operaciones se realicen sin contratiempos. «Sin práctico, no pueden atracar los barcos; sin remolcadores, a veces no pueden maniobrar, y sin nosotros no pueden amarrar», afirma, subrayando la importancia de cada área.

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Relevo generacional asegurado

«En el equipo hay personas con mucha experiencia, pero también han llegado trabajadores jóvenes, como Juan, que lleva pocos meses», comenta. Con respecto a la jornada laboral, destaca que: «Trabajamos en turnos de cuatro días y descansamos seis. Aunque durante esos cuatro días estamos de guardia las 24 horas, conocemos con antelación los horarios de los barcos, lo que nos permite organizar nuestro tiempo», añade.

El servicio de amarras es una pieza clave para el buen funcionamiento del puerto, un trabajo que, aunque a menudo pase desapercibido, resulta vital para el tráfico marítimo.

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