Bajo la atenta mirada de un cielo azul que se refleja en el mar, las máquinas trabajan sin descanso en Playa Granada. Cada día que pasa, el espigón crece y el paisaje cambia. La defensa marítima anhelada por todos los motrileños desde hace más de ... dos décadas comenzó a hacerse realidad en octubre y avanza «a pasos de gigante» con 114 metros de longitud que se adentran en las aguas motrileñas. Y es que el objetivo de esta defensa es claro. Tras años sufriendo el desgaste de la playa por los fuertes temporales (sobre todo en la época de invierno) el espigón llega como la «salvación» para conversar ese bien «tan preciado». Si todo sigue según lo previsto, estará terminado en junio del próximo año, devolviendo la estabilidad a una zona «muy querida» por los motrileños.
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En apenas dos meses, la obra ya ha avanzado «considerablemente». Según informan desde subdelegación del Gobierno ya se han depositado 15.000 toneladas de piedra caliza marmórea para crear la escollera y también se han utilizado 150.000 metros cúbicos de arena para reforzar la playa.
El material llega a diario desde la cantera de Santa Teresa, en Lobres, de donde se extraen las piedras para crear la defensa marítima. La construcción, que tendrá una longitud total de 247 metros, necesitará 100.000 toneladas de piedra, por lo que aún quedan 85.000 toneladas que colocar para hacer frente a los futuros temporales. Decenas de camiones descargan toneladas de piedra caliza marmórea, que luego se colocan cuidadosamente con la retroexcavadora para ir formando el espigón. Los propios trabajadores detallan que «al principio, cuando había menos profundidad, avanzábamos más rápido. Ahora, aunque se avanza algo más lento, no paramos ni un solo día».
Un cambio que todos notan
Para los vecinos de la ciudad, este espigón es mucho más que una «simple» obra en la costa, es una protección necesaria para su playa, pero también es un símbolo de todo lo que han luchado por conservarla. Manuel Campoy, un vecino de 73 años que pasea a menudo por la playa, explica cómo ha cambiado a lo largo de los años: «llevo más de 12 años recorriendo esta arena desde el puerto hasta Los Moriscos todos los días. Siempre me preocupaba ver cómo la arena desaparecía con los temporales. Este espigón es algo que llevamos esperando mucho tiempo y es la solución que necesitábamos», relata con una sonrisa.
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Manuel, como muchos otros vecinos que han crecido en Motril, ve este proyecto como una medida que «protege el futuro de la playa para las próximas generaciones».
Pero no solo los que hacen deporte y pasean por la zona ven la evolución, quienes más pueden opinar sobre ello son los que trabajan en la playa que ven día tras día el progreso de las obras.
Es el caso de Inma Navarro y Eva Férreas, empleadas del Chiringuito Capibara. Ambas observan detrás de la barra la evolución de la construcción y destacan, después de 57 días de intensas obras, como se ha convertido en algo que llama la atención de todos los que pisan su establecimiento: «la primera semana avanzaron muy rápido, ahora les cuesta un poco más, aun así, no paran. La gente que pasa por aquí siempre se detiene a mirar. Es impresionante ver día tras día cómo va creciendo el espigón», señalan ambas mientras observan al horizonte.
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Con este proyecto, Playa Granada no solo estará «más protegida», sino que se convertirá en un lugar «más atractivo» tanto para los vecinos como para los turistas.
Como bien detallan los viandantes, este espigón no es solo una obra más; es la solución que la playa llevaba años «necesitando» y que «por fin se está realizando».
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