«Aquí no nos sentimos solos», explica Amalia, nombre ficticio, mientras muestra las pulseras que ha hecho para «ganar unas monedas» cuando salga de nuevo a la calle, donde le espera una vida difícil y de la que agradece haber salido, a pesar de las circunstancias. «Tenemos un techo, comida, ponen música y también hay libros. Más de lo que hay fuera», explica. Ella es una de las 20 personas de Motril y otros municipios que ha acogido el Ayuntamiento, con ayuda de Cruz Roja, Cáritas y Protección Civil, en el Pabellón Deportivo Municipal. Pasarán la cuarentena bajo techo y libres de coronavirus, atendidos por 10 trabajadores de acción social.
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Sus camas están separadas a 2 metros de distancia, tienen servicio de lavandería, mascarillas, duchas y tres comidas diarias. Todas las asociaciones que operan en Motril han arrimado un poco el hombro. En la entrada hay cajas de fruta donadas por el banco de alimentos, Cáritas ha dado ropa y protección civil trae los alimentos. Juntos han montado el operativo y responden a las necesidades de los inquilinos, entre los que hay personas mayores, a los que un médico va a atenderles personalmente, y jóvenes. Para que las personas extranjeras no se pierdan el Ayuntamiento ha hecho carteles en versión inglesa sobre las recomendaciones a seguir para evitar contagio y reciben charlas formativas. «Se ha montado una gran familia en poco tiempo. Llegaron dos solicitudes más, pero no hay espacio. Hemos puesto todos los recursos para atender a estas personas con dignidad. Las nuevas solicitudes que lleguen se derivarán a Granada», explica uno de los técnicos municipales.
Crisis del Coronavirus
«Nos ha tocado vivir un momento único que ha requerido de todos nuestros esfuerzos. Hemos montado un dispositivo en un tiempo récord, los trabajadores se han adaptado para ofrecer la mejor de las atenciones y han adaptado su trabajo en los barrios también a las nuevas circunstancias. Los usuarios solo salen a las 11.00 horas mientras se desinfectan las instalaciones y antes de que cierren las puertas a las 20.00 horas», manifiesta Inmaculada Torres, edil responsable del área. El pabellón está custodiado por tres conserjes municipales y por las noches lo supervisa un vigilante jurado.
El área de Servicios Sociales también ha creado una lista con las personas mayores del municipio que estaban fuera de los circuitos sociales y que necesitan ayuda. Las trabajadoras sociales les llaman a diario para ver qué necesitan y los voluntarios de protección civil les hacen los recados. El resto de personal que colaboraba en los programas formativos y sociales ahora echan una mano en la atención del pabellón y en teleasistencia. «Hemos reajustado los servicios para que ninguna de las personas y familias que atendemos se queden desabastecidas o sin atención», asegura Torres. «Los niños y las familias más desfavorecidas siguen recibiendo también sus comidas escolares».
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