Los GEAS se unen a las labores de búsqueda por mar del anciano desaparecido en Almuñécar

Los GEAS (Grupo de Especialistas en Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil) se unen a las labores de búsqueda del hombre de 87 años al que se le perdió la pista el pasado 22 de marzo en la playa de Cotobro de Almuñécar. La familia, que había solicitado su presencia, se ha reunido este lunes por la mañana con el subdelegado del Gobierno, José Antonio Montilla, y ha conseguido el compromiso para que este grupo especializado participe en el rastreo por mar del anciano.

Una pareja de los GEAS comenzará a trabajar en la zona este mismo lunes por la tarde, tras confirmar que el estado de la mar permite su trabajo después de varios días de temporal que imposibilitaba su participación.

Desde la Guardia Civil apuntan que, además de los GEAS, se presta servicio aéreo. Este lunes un helicóptero está sobrevolando la zona en busca de Francisco Pérez Bedmar. A ellos se une un equipo Pegaso con un dron, agentes del servicio de montaña de la Guardia Civil y un perro para búsqueda de personas desaparecidas, así como cuatro patrullas de Seguridad Ciudadana de la Benemérita.

También se suman a ellos Bomberos de Almuñécar y de Granada capital. Desde la familia señalan, a su vez, la gran implicación de la Plataforma Adonay, asociación sin ánimo de lucro que presta apoyo en la búsqueda de personas desaparecidas y que, en este caso, ha aportado drones y perros de rastreo para colaborar para encontrar al hombre al que se le perdió la pista en Almuñécar. A su vez, está colaborando el centro de buceo de Marina del Este, gracias a la «gran implicación de Luis Pellejero», su gerente, apunta el hijo del desaparecido.

Francisco Pérez Bedmar, de 87 años, salió a pasear el pasado viernes 22 de marzo sobre las ocho de la tarde en Almuñécar. Aquel día se perdió su pista y nadie ha vuelto a saber nada más de él desde entonces. La última vez que se le vio fue sobre las nueve de la noche a la altura del Hotel Aleta Room, en el paseo de Cotobro. Vestía ropa deportiva, una gorra y portaba su botella de agua. No llevaba ni móvil ni cartera. Mide 1,70 metros y pesa menos de 70 kilos.

Tras varios días de rastreo a pie por la zona, la familia había solicitado que se ampliara la búsqueda al mar ante las sospechas de que pudiera haber caído al agua.

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