Los jercicios de equilibrio, saltos y obstáculos han sido claves en la evolución del pequño. Javier Martín

El gran reto de Darius en Motril: volver a jugar al fútbol tras perder una pierna

Hace un año, el menor, natural de Castell de Ferro, perdió una pierna por culpa de un tumor, pero el cáncer no le ha frenado en sus objetivos

Domingo, 29 de septiembre 2024

Darius Ciui estaba jugando al fútbol cuando recibió una patada. Era 8 de marzo de 2023. A partir de ahí, el dolor fue a más. ... El entrenador, preocupado, sugirió a la familia que lo viera un fisioterapeuta de Motril. Todo apuntaba a los huesos porque está en edad de crecimiento. Pero el médico les dio la peor de las noticias: un tumor maligno se había apoderado de su pierna. Amputar era la única opción para salvar la vida de este pequeño de diez años.

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«Se nos cayó el mundo encima. Te dicen que tu hijo tiene un tumor, que podría ser cancerígeno, que hay que amputar... No nos lo podíamos creer. Y todo por esa patada, así lo descubrimos. A simple vista, no había signos de nada», comparte su madre, Elena Ciui. Ella y su marido, Dorel, son de Rumanía, pero llevan veinticuatro años asentados en Castell de Ferro. Tanto Darius como su hijo mayor David han nacido aquí; son granadinos.

Relativamente digerido el diagnóstico, intentaron por todas las vías posibles que Darius no perdiera la pierna. La familia viajó desde la Costa Tropical a Barcelona en octubre del año pasado en busca de una solución alternativa, pero no hubo suerte. El pequeño empezó entonces un tratamiento en el hospital Santa Ana de Motril que ha continuado en Oncología del Materno-Infantil, en el hospital Virgen de las Nieves, en Granada capital.

Siete meses de quimio

«Nos dijeron que era un caso muy raro y había que darse prisa», cuenta Elena. Darius estuvo siete meses con quimioterapia –dos veces al mes, pasaba cuatro o cinco días ingresado–; se le cayó el pelo. En diciembre, le amputaron la pierna. Tres días después de la operación, recibió el alta. Le costó un tiempo acostumbrarse a mirar hacia abajo. Ayudó que durante el proceso su madre le enseñara vídeos de otros niños a los que también les falta alguna extremidad. No es el único.

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«Cuando amputan la pierna, el muñón se queda rectangular y hay que darle forma de cono», explica la coordinadora de Fisioterapia del hospital costero, María José Esteban, que arrancó con un tratamiento manual en camilla. Después, ejercicios para fortalecer los brazos y, sobre todo, la pierna sana, que cargaba todo el peso del cuerpo. Así hasta que llegó la ansiada prótesis, hace ya cuatro meses, y las pruebas de equilibrio, saltos y obstáculos se volvieron protagonistas.

La evolución de Darius ha sido «fantástica», «súper rápida». «Es un niño muy motivado y la familia está muy implicada. Además, la pierna ortopédica del niño es una de las más novedosas, es apática y se puede mojar, lo último», asegura la profesional. Aunque el SAS les proporcionó una receta para el encaje, la pierna y el tipo de pie, hay algunas mejoras de ortopedia que deben correr a cuenta de los padres. Lo importante, en cualquier caso, es que el pequeño puede seguir siendo el mismo, incluso jugando al fútbol y entrenando con su equipo. Pero paso a paso, a su debido tiempo.

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Así volvió al colegio el 1 de abril, poquito a poco y apoyado en sus muletas, tras meses en casa recuperándose. Sus compañeros lo recibieron entre aplausos y silbidos. «Son muy cariñosos con él. Le ayudan en todo y no le hacen preguntas, le tratan como siempre y él está muy contento», agradece su madre. A pesar del parón presencial, Darius ha seguido estudiando. El colegio le mandó una profesora a casa para que fuese al día y no perdiera un curso. Mentalmente, estaba muy bien. Es un niño de buenas notas, aplicado y con cabeza.

Ciudadano de Oro

Darius es puro optimismo. Así lo cree su familia y su entorno y por ello la Diputación de Granada lo nombró Ciudadano de Oro. Este castellferreño es todo un ejemplo de superación, de que sí se puede. Los jugadores del Granada CF también rindieron homenaje a este pequeño amante del fútbol, el deporte que le ha movido de nuevo hasta el césped.

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«Sigue entrenando con su equipo y algún día volverá a jugar en los partidos. Tenemos que ayudarle para entrar en la ducha, pero cada vez es más autónomo y se apaña mejor», señala Elena. Al estar en crecimiento, tendrán que ir adaptándole la prótesis para que no cojee. Por lo demás, en la última revisión la analítica ha salido perfecta. A Darius ya solo le preocupan dos cosas: el fútbol y el sufrimiento de los demás. Él es feliz, y no le para nada. La vida sigue en el campo.

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