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Los cherrys que están en la mata de un invernadero de Carchuna tardan ahora apenas 48 horas en llegar a los lineales de los supermercados británicos. Con la máxima calidad y rapidez, sin fronteras, lo que supone una importante ventaja competitiva para la producción granadina ... con respecto a la de terceros países como Marruecos, que pueden vender sus cherrys más baratos por los menores costes de producción.
¿Pero qué va a pasar a partir de ahora con el Brexit? La gran pregunta que mantiene en vilo a Europa trae de cabeza a las grandes empresas hortofrutícolas de Granada, expectantes ante la posibilidad de que la separación de Reino Unido de la Unión Europea se produzca con acuerdo, y con el desarrollo de los correspondientes tratados comerciales, o sin él, lo que conllevaría la obligada aplicación de barreras arancelarias.
Este último escenario, el del 'divorcio sin acuerdo', supondría un varapalo económico para el sector hortofrutícola granadino y para sus potentes empresas exportadoras que tienen millones de razones para estar preocupadas. Se juegan mucho con el Brexit. Tanto como 38,15 millones de euros, que es la cantidad que facturó Granada el pasado año por sus ventas de hortofrutícolas a Reino Unido. El tomate con 14,5 millones de euros, lidera el ranking exportaciones hortofrutícolas granadinas a Reino Unido, seguido de la patata (10 millones de euros) y el pepino (5,9 millones).
Los británicos compraron también 2,3 millones de euros en aguacates de la Costa, 2,2 millones de euros de pimientos y más de un millón de euros de espárragos. Las ventas a Inglaterra del producto estrella de Huétor Tájar son significativas, sobre todo, por su crecimiento exponencial: un 786% más en el último año.
Según los datos de la Agencia Andaluza de promoción exterior Extenda, Granada cuenta con 38 empresas exportadoras hortofrutícolas (26 de ellas regulares) que no han dejado de aumentar sus exportaciones en plena crisis económica. De hecho, desde 2009, sus ventas a Reino Unido acumulan un espectacular crecimiento del 42, 1%.
Y pensar en que esa línea ascendente, labrada a base de años de constancia y esfuerzo, se trunque por culpa del Brexit es un escenario que desde la Costa granadina, donde están las principales empresas exportadoras hortofrutícolas, no quieren ni contemplar.
«La burocracia y los controles significan más costes. O los asume el consumidor, cosa que dudo o se trasladarán al origen», analiza Alfonso Zamora, gerente de Ecohal Andalucía, la Federación andaluza de asociaciones de empresarios comercializadores hortofrutícolas. «Nos preocupa mucho la situación. Ahora se ha dado una nueva patada adelante hasta octubre pero si finalmente hay un Brexit sin acuerdo no tenemos claro qué tenemos que hacer. Desde el Ministerio no nos dan seguridad», apunta Zamora, que en este sentido lamenta que las empresas se están sintiendo «desatendidas por el Gobierno español».
El representante de la Federación andaluza de asociaciones de empresarios comercializadores hortofrutícolas confía en que se «reconduzca la situación» y que se mantenga la unión aduanera. «Si no, estamos abocados al colapso en las fronteras y al maremágnum en origen», advierte.
Las consecuencias del Brexit preocupan especialmente a las grandes exportadoras, como Grupo La Caña, que vende el 85% de su producción fuera de España y facturó 160 millones de euros el pasado año.
«Nos genera una incertidumbre máxima la posibilidad de una desconexión abrupta sin estar organizada ni planificada y sin indicaciones de los organismos internacionales sobre cómo tramitar o cómo proceder, máxime por la sensación de desinformación ante cómo queda el panorama comercial», explican desde la empresa de la Costa granadina.
Lo que más valora el mercado inglés, además de la calidad del producto español, es la cercanía y rapidez con la que pueden tener el producto en el supermercado, inciden desde el Grupo La Caña, que remarcan que los trámites aduaneros harían mella en estas ventajas, máxime cuando se trata de producto fresco.
«Afrontaríamos los inconvenientes propios que ya asumimos con otros países como Noruega y Suiza donde se presentan otras particularidades como los despachos y aranceles aduaneros, lo que se traduce en costes superiores, mayores trámites burocráticos y una planificación mayor con el cliente», explican desde esta empresa.
En la misma línea que el portavoz de Ecohal, desde el Grupo La Caña destacan la falta de información oficial con la que están afrontando este proceso. «A nosotros nadie nos ha informado. La única comunicación recibida fue una carta de Hacienda donde se indican una serie de requerimientos y modelos necesarios para la exportación con Reino Unido ante el Brexit. Pero la realidad es que el asesoramiento lo estamos buscando nosotros por nuestra cuenta de manera independiente», remarcan.
No obstante, aunque se están asesorando, en esta empresa confían en que no haya que hacer frente al peor de los escenarios. «Las expectativas son continuar con nuestros clientes británicos y de hecho, muchos de estos clientes ya nos están empezar a planificar pedidos para la próxima campaña», señalan.
Y también positivo en este sentido es Fulgencio Spa, cabeza de otra de las históricas y potentes empresas comercializadoras de la Costa granadina que lleva su nombre.
«El mercado inglés ha sido históricamente importante, pero ya todos los mercados están diluidos, en el caso de nuestra empresa ninguno supone un 30% de nuestras ventas», esgrime Spa, que considera, no obstante, «que todo lo que sea fronteras es malo en todos los sentidos».
Concretamente, según los datos de Extenda, el mercado inglés supone un 9,9% del volumen total de las exportaciones hortofrutícolas granadinas, con un valor de 38,1 millones de euros. El cliente más importante de los hortofrutícolas granadinos es Alemania, que recibe el 27,8% de las exportaciones (107 millones de facturación) y seguida de Países Bajos (66,6 millones) y Francia (51,8 millones).
Desde la Federación provincial de cooperativas agroalimentarias de Granada, FAECA, su presidente Fulgencio Torres, destaca la importancia del mercado inglés no solo para los hortofrutícolas sino para otros productos granadinos como el aceite. «La burocracia va a ralentizar los pedidos. Si se va a Irlanda, habrá que pasar igualmente por la frontera de Reino Unido. Los camiones no están preparados, se han hecho supuestos y con seguridad se formarán colas. No sabemos cómo lo vamos a afrontar pero está claro que nos va a perjudicar», valora Torres, presidente también de la cooperativa El Grupo de Castell.
La pérdida de frescura y calidad del producto si se queda atascado en la aduana es la gran preocupación del representante de las cooperativas, que confía, no obstante «en un acuerdo final satisfactorio para las frutas, hortalizas, subtropicales o el aceite de oliva».
Por su parte, Pedro Ruiz el presidente de otra de las empresas hortofrutícolas más importantes, la cooperativa Granada-La Palma, incide en que están preocupados «porque no sabemos qué va a pasar». «La suerte que tenemos es que no producimos cosas innecesarias, es imposible que sean autosuficiente y Reino Unido querrá evitar el desavastecimiento o sufrir grandes subidas de precio que terminaría teniendo que pagar también el consumidor final británico», remarca el presidente de la cooperativa, líder en tomate cherry.
«La reflexión a la que me lleva este tema es que los más afectados de cualquier asunto político siempre somos los agricultores. Tenemos que proteger nuestra producción», sentencia.
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