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Sábado, 4 de enero 2020, 00:57
Los grandes cormoranes extienden sus alas en las isletas de la laguna de las Aneas de la Charca de Suárez, en Motril. Las exponen al sol y dejan que aire pase entre sus plumas para eliminar el agua y partículas que han acumulado en sus periplos diarios a través del litoral de Granada, hacia los humedales de Almería y riberas del interior. Cada tarde, al acercarse el crepúsculo, llegan a este espacio en el delta del Guadalfeo, junto a la playa de Poniente, para pasar la noche en los enormes árboles que rodean la laguna. Lo hacen en grupos de decenas de individuos que se cobijan entre las arboledas, como otras muchas especies de avifauna que, desde el inicio del otoño se unen a los cormoranes y aves que habitualmente residen en esta zona, para pasar la temporada de invierno.
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Patos cuchara, cercetas, ruiseñores pechiazul, ánades friso, e incluso los pequeños mosquiteros que, cada año, vuelan desde el centro de Europa hasta el sur de la península Ibérica, son algunas de esas especies que han descubierto un verdadero paraíso para invernar sin tener que continuar su largo viaje hacia tierras del norte y centro de África. Las seis lagunas principales que forman la Reserva Natural Concertada de la Charca de Suárez, se encuentran conectadas por una red de caminos que forman un circuito de alrededor de dos kilómetros de longitud con diversos observatorios donde poder conocer la fauna que aprovecha las láminas de agua.
La Charca, es el humedal del sureste peninsular en el que es más fácil contemplar especies que están consideradas en peligro crítico de extinción, como las fochas morunas, que se han logrado reintroducir con éxito en este humedal, donde ya hace unos años que se reproducen sin problemas. Cada invierno aparecen por la charca grupos de patos cuchara, machos y hembra, junto a cercetas, dos especies consideradas como muy escasas. A ellas se unen ejemplares de moritos que deambulan por el litoral de Alborán y aprovechan estas aguas para pasar los momentos de frío y tormentas.
Desde grandes ramas que caen sobre la lámina de agua, un pequeño pájaro de colores azules y naranjas, de pico largo y fuerte, el Martín pescador, se lanza al agua para cazar gambusías, pequeñísimo peces de agua dulce que habitan en las lagunas, mientras los calamones, otra de las especies en peligro de extinción que pueden observarse con facilidad, intentan sus primeros contactos reproductivos del invierno.
El trabajo que desde hace años realizan los técnicos y personal del Ayuntamiento de Motril destinados en la reserva natural, ha convertido este espacio en uno de los humedales con mayor biodiversidad de Andalucía, donde los ornitólogos y visitantes aseguran que la observación es mucho más fructífera que en espacios mucho más conocidos, como Fuente de Piedra o Doñana.
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El recorrido por la Charca es circular. Desde la entrada discurre hasta el observatorio de la laguna del Mirlo. Es el lugar para observar mosquiteros entre los juncales y aneas, fochas que ya hacen sus nidos y, si hay suerte, el vuelo de algún Martín pescador. Más adelante, junto a la red de acequias y canales cubiertos de lentejas de agua que los tapizan de verde, el camino se dirige hacia la Laguna del Trebol, donde otro observatorio permite observar el movimiento de las fochas morunas, pechiazules, e incluso algunos mamíferos como ratas de agua, e incluso alguna rata común (muy diferentes a las que puedan verse en la ciudad). En el camino de acceso al Trébol, una zona arenosa es el territorio de los camaleones, casi extinguidos en el litoral de Andalucía. El camino continúa hacia la laguna de las Aneas, la más grande, con un observatorio y aula de naturaleza desde donde contemplar los movimientos de decenas de especies en las isletas.
Otras pequeñas lagunas se encuentran en el recorrido hasta llegar a la del Álamo, donde se observan limícolas, aves que se alimentan en los lodos de las orillas; grupo de patos, calamones, cercetas, cigüeñas, garzas reales en los posaderos y aves rapaces que, en ocasiones, intentan cazar en esas aguas.
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Es, sin duda, un espacio natural único en el litoral de Andalucía oriental, que ha logrado mantenerse a pesar de la proximidad de las urbanizaciones. Es el refugio básico para la supervivencia de una gran cantidad de aves y especies de fauna y flora cuyos ecosistemas tradicionales han sido ocupados por el avance del turismo y los núcleos urbanos.
El acceso a la Charca de Suárez está en la Avenida del Pelaillo, en la playa de Poniente, coordenadas 36.721852, -3.542039.
Abre sábados y domingos de 9 a 13 horas.
Todos los días de 16 a 18 horas.
Cerrará el día 6 de enero.
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