No todo lo que reluce es oro. La frase no podría venir más al hilo. Desde hace unos meses muchos invernaderos de Albuñol han cambiado cultivos como el tomate o el pepino por el cáñamo industrial, una variedad de la planta de cannabis, que aparentemente ... es prácticamente igual que la marihuana, pero que a diferencia de esta es legal y tiene un porcentaje de THC (componente psicoactivo) que no puede superar el 0,2%. En el municipio hay ahora mismo alrededor de 60 hectáreas de este tipo de planta. Ysu parecido con la sustancia estupefaciente parece estar detrás de los robos que se vienen produciendo en los últimos meses.
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En la madrugada del sábado al domingo unos guardas rurales lograron atrapar a cinco de estos ladrones, todos hombres jóvenes y de origen magrebí, que fueron puestos a disposición de la Guardia Civil. Han sido los únicos arrestados a pesar de que se han producido al menos cuatro robos más en la zona. Este mismo lunes se produjo otro intento en un invernadero.
Los propietarios de las explotaciones contratan seguridad privada que vigila las plantaciones las 24 horas. Tienen sistemas de vídeovigilancia e incluso para acceder a algunos de los invernaderos hay barreras que impiden el paso. Extreman los esfuerzos para luchar contra estos ladrones que asedian sus plantaciones.
Pero, ¿por qué roban estas plantas? Tanto desde la Benemérita como los propios agricultores tienen claros qué razones están detrás: precisamente su parecido con la marihuana. Roban las plantas para después hacerlas pasar por marihuana en el mercado ilegal. Bien para hacerla pasar por esta sustancia estupefaciente o bien para mezclarla con la marihuana y sacar más beneficios con la venta.
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Para cultivar esta planta de cáñamo industrial los propietarios de los invernaderos necesitan permisos y además tienen que pasar férreos controles de forma periódica. Se comprueba que efectivamente el THCde las plantas no supera el 0,2% que permite la normativa. Además cuando se está produciendo la recogida de la planta se toman muestras por sorpresa para volver a corroborar que efectivamente se trata de cáñamo y no de marihuana.
Si uno entra a un invernadero, a poco que haya visto alguna vez una planta de marihuana, le cuesta diferenciar. El olor es también muy similar. Y todo eso provoca que los agricultores tengan que extremar las precauciones para evitar que se produzcan robos. Por muy complicados que sean los accesos, los ladrones consiguen encontrarlos. Ellos tienen claro que continuarán con la vigilancia total, vigilando con todos los recursos que estén en su mano, para poder recoger los frutos de su trabajo.
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