PILAR GARCÍA-TREVIJANO
Jueves, 22 de diciembre 2022, 13:00
Euforia en Almuñécar, otra vez. La librería Jofi lo ha vuelto hacer. Solo faltaron en 2019 y 2021 a la cita. Josefina, fundadora y madre de la actual propietaria, abrió en 1986 sus puertas «gracias a la Virgen de Los Dolores». La profesión se resguardó ... en el local cuando reventó el darro y se lo tomó como una señal. Este lugar bendito ha causado mucha dicha a sus dueños y eso que nunca les ha tocado ni un número. La fortuna ha ido a parar centenares de vecinos y turistas que peregrinan sin calendario hasta este templo de la lotería en busca de la buena suerte.
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Han dado 6 quintos premios en la lotería de Navidad y también el Gordo en el año 2012, 2018. Ahora en 2022 expidieron un décimo agraciado del número 05490 que lleva bajo el brazo 400.000 euros. «Mi suerte es verla pasar y que sea así muchos años más», dice María Teresa Gamarra González, la lotera, «Doña Teresita», la misma que le está haciendo un flaco favor y la cama a Doña Manolita.
Durante cinco años seguidos estuvieron dando premios en la Lotería. Y ya han perdido la cuenta de la suerte que han repartido desde 2001. Lejos de acostumbrarse a esta racha de buena suerte, la familia que regenta el negocio vive con ilusión cada uno de los sorteos y de las historias que acompañan a los ganadores.
En las paredes se entremezclan las estanterías de libros con los diplomas de los premios que han hecho un poco más felices a muchas familias que los necesitaban.
Teresa cuenta que en su casa nunca ha caído uno de los décimos premiados. Tampoco los quieren. «Nuestra suerte es repartirla entre los vecinos. Es una alegría que te cuenten que con un poco de dinero han conseguido grandes cosas. Nuestros premios han caído en muchas ocasiones a personas que les ha hecho falta. Como en un confesionario, las historias que nos cuentan no salen de estas paredes», explica entre enhorabuenas de sus fieles clientes, a una de ellas le tocó un quinto en 2018.
A los tres meses de empezar a trabajar con loterías, los hermanos, que han heredado el negocio de sus padres, dieron un premio gordo y desde entonces no han parado. Su fama casi les precede, reciben peticiones de otras provincias, de Europa, Jordania e incluso Sudamérica.
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Pero el único deseo la familia Gamarra tenía para este año se ha cumplido. En la mesa el día de Navidad estarán todos. Jofi, entre lágrimas, abraza a su hija y cuenta que a todas estas celebraciones se suma que ha conseguido superar ciertos achaques de la edad. No tendrán tanto dinero como sus premiado, pero sí salud y amor.
El único reto que tienen los Gamarra es repartir algún premio en el sorteo del Niño que, hasta ahora, se ha resistido.
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