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Antes se decía que los termómetros marcaban este domingo en la playa de Poniente en Motril dieciocho grados de mínima y veinticinco de máxima. Ahora, es lo que tiene el siglo, la temperatura la marcan las páginas en internet o las aplicaciones descargadas en el ... teléfono móvil. Sea a la antigua o a la tecnológica, los veinticinco grados han llegado a la Costa este fin de primavera tormentoso para quedarse y ofrecer de nuevo su maná económico para enjuagar las cuentas a final de año.
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La temperatura del agua también ayuda lo suyo. Veinte grados y medio permiten unos baños de lo mas refrescantes sin pasar una gota de frío. El que no se ha enterado de que la temporada ha venido y que permanecerá abierta hasta septiembre es el viento, viejo diablillo costero que sigue haciendo de las suyas con todos, toallas y sombrillas. Se nota mejor en la orilla, donde la ola rompe estruendosa y limita el baño plácido.
En cualquier caso, la jornada es un domingo de mayo perfecto para no quitarse el sayo, siguiendo frontalmente el refrán de marras. Este 9 de junio, más los 31 días de mayo, hacen el 40 de mayo, con lo que el personal se ha encaminado a las playas y se han convertido en lugar de domingueros de tortilla y gazpacho, bocata y cerveza fresquita. Envidia, dan.
A la hora de comer, los chiringuitos presentan batalla cara a cara con la peña playera. Las neveritas se abren y de sus tripas salen los bocatas, los empanados y, una vez más, las latas de cerveza y refrescos, todos tan fresquitos. El Festival Internacional Aéreo de Motril es la excusa para haber madrugado y haber llegado a las playas motrileñas para tener un buen sitio.
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La cuestió es que el viento ha estropeado un poco el deseo de una jornada perfecta. De hecho, a partir de la una de la tarde, muchos motrileños y visitantes se encaminaron de vuelta a sus hogares. Los primeros a pie, desperdigadas por las avenidas hacia sus reductos. Los segundos arrancaban sus vehículos y se dirigían de vuelta a sus municipios.
Es de agradecer la perfecta organización con profusión de agentes de la Policía Local de Motril, Policía Nacional y Guardia Civil, que controlaron el tráfico en todo momento para minimizar los atascos en la circulación.
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Sobre las piedras y la arena de las playas, los más motivados permanecieron sentados al sol y al viento para apurar el día playero. Eso sí, muy pocos se aventuraron a quedarse en bañador. Los más iban vestidos y con las camisetas puestas. Otros muchos se tapaban con las toallas. En el aire, las avionetas del espectáculo. En el mar, poquísimos valientes se aventuraron a darse, quizá, el primer baño de la temporada.
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