La mejor hamburguesa de España se hace en Salobreña

La idea de concursar surgió hace un año, según explica el propio Gómez. Fue un amigo suyo y seguidor de su cuenta de Instagram (burger.lover_bbq) el que le dio a conocer la existencia de un campeonato. Pero era solo para profesionales. «Me quedé con las ganas», afirma. Este año, sin embargo, durante el confinamiento decidieron organizar el primer campeonato para 'foodies' y Pablo vio ahí una oportunidad que no podía dejar escapar.

Cerca de un centenar de personas presentaron sus hamburguesas, enviando una foto y una explicación sobre el proceso y los ingredientes. La suya estaba hecha con pan brioche, 180 gramos de carne vacuno, salsa barbacoa picante, queso cheddar y edam fundido, panceta crujiente, rúcula, banana caramelizada y miel de caña. Logró entrar en la final y fue calificada como la más divertida. Y ahí empezó el camino hacia la mejor burguer del país.

La crisis sanitaria, como en todos los aspectos de la realidad, afectó también a la organización del concurso. La final presencial, que inicialmente iba a celebrarse en Madrid, primero se retrasó y finalmente se desarrolló en Gijón.

«Era la primera vez que me presentaba a algo así y más lejos no podía ser. Pasé muchos nervios», explica el ganador, que cogió su coche y recorrió los cerca de mil kilómetros que separan Salobreña de Gijón.

«Se me ponen los pelos de punta cuando pienso en el momento en que escuché mi nombre. Sólo con la experiencia ya me sentía ganador», asegura el vencedor de este concurso, que en la última fase compitió con dos chicas. «Cuando llegamos allí, flipamos. Parecía que estábamos en MasterChef», indica Pablo.

Los tres finalistas tuvieron que cocinar a la mismo tiempo frente al jurado. «Sabía que tendría que cocinar una hamburguesa, pero me imaginaba que sería de manera más íntima. No los tres finalistas a la vez y a tres metros de disancia del jurado. Los nervios estaban a tope», señala Pablo, que precisa que inicialmente iban a ser seis personas las que iban a participar en esta última fase, pero por algunos problemas sólo pudieron acudir los tres.

Para Pabo la experiencia ha sido increíble y el premio completamente inesperado. Hasta ahora sus hamburguesas sólo las había valorado él mismo, su familia y sus amigos. Bueno y sus seguidores de Instagram, que aunque sin darle un bocado, sí pueden hacerse una idea con las fotografías que casi cada semana publica este cocinero amateur de 31 años, que para ganarse la vida trabaja en la construcción con su padre.

Tiene claro que va a seguir cocinando hamburguesas e innovado. Y es que aunque para los no están acostumbrados a meterse entre fogones dé la sensación de que una hamburguesa no tiene mucho que inventar, Pablo Gómez demuestra que con imaginación degustar este plato puede ser una experiencia diferente cada vez que lo cocinas.

Los amigos de Pablo, seguro que ya hace cola para probar sus burguers. Él seguirá creando recetas nuevas.