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Miguel Ángel Rodríguez Sáez, patrón del pesquero 'Miguel Ángel Francisco', lleva más de 30 años faenando en las costas del Mediterráneo. Sin embargo, su futuro y el de la flota pesquera de arrastre de Motril están ahora «en vilo» debido a las nuevas medidas propuestas ... por Bruselas para el próximo año.
Estas normativas incluyen una drástica reducción de los días de pesca, la imposición de nuevas redes de malla más grande y la obligatoriedad de usar puertas voladoras, cambios que los pescadores califican como «inviables» y que podrían llevar al sector a la «ruina».
El armador destaca que en este año se le ha permitido trabajar 122 días, un número ya reducido respecto a años anteriores. «Ahora quieren limitarnos aún más los días, lo que haría imposible mantenernos. Además, si queremos recuperar días de trabajo, nos obligan a cambiar las redes por unas de malla más grande, algo que no funciona en nuestro caso porque pescamos especies que son muy pequeñas. Las nuevas medidas nos hacen salir a faenar para pérdidas», denuncia.
El impacto económico de estas medidas también es «descomunal». Cambiar las redes y adaptarse a las puertas voladoras implica un gasto inicial de más de 60.000 euros por barco. «Es una inversión que nadie puede afrontar con tan pocos días de pesca», explica Miguel Ángel.
«Este año tenía planeado invertir en el barco. Pensaba cambiar toda la electricidad del puente nuevo, porque ya tiene 27 años, y el puente por dentro, que es de madera, también está en malas condiciones, casi cayéndose. Pero al final decidí no hacerlo. Le dije al muchacho que no iba a gastar ese dinero, porque no tiene sentido si no voy a estar trabajando», señala con preocupación.
Según Rodríguez, antes, las redes eran fabricadas con un hilo más grueso, de entre 5 y 6 milímetros, lo que les permitía soportar el desgaste durante períodos mucho más largos, llegando a durar entre 10 y 15 años. Sin embargo, las redes actuales, con hilos de 3 milímetros, son menos robustas. Cada año y medio o dos años, los pescadores se ven obligados a invertir nuevamente en redes debido al deterioro y a las regulaciones.
Desde 2014, la flota de arrastre de Motril ha pasado de 33 barcos a solo 11. Esta reducción, sumada a la falta de claridad en las políticas pesqueras, dificulta incluso la jubilación de los trabajadores. «Mi cuñado, Rafael, debería haberse jubilado hace año y medio, pero no puede porque los días de parada biológica no cuentan para las cotizaciones. Está atrapado».
Barcos amarrados en enero
La indignación entre los pescadores, no solo de la costa granadina, sino de todo el Mediterráneo, es «palpable» y ya se están organizando para tomar medidas. Según Miguel Ángel, si las negociaciones con Bruselas no avanzan, toda la flota del Mediterráneo podría paralizarse. «Yo el día 2 de enero, dejo mi barco amarrado en el puerto. No saldremos a faenar hasta que haya una solución. Además, estamos planteando manifestaciones con otros puertos», asegura.
«Los biólogos han confirmado que hay buena cantidad de pescado gracias a nuestros planes de gestión. Pero Bruselas y el Gobierno no escuchan los estudios que demuestran que con esa malla, no se pesca».
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