«Nunca habíamos vuelto a trabajar un lunes con tantas ganas»

Jose Ocón tiene una tienda de deportes en Motril desde hace ocho años. Hace poco más de dos meses tuvo que bajar la persiana y hacer un ERTE a su plantilla. Desde el día 5 funcionaba con cita previa y hoy ya ha podido abrir su tienda, aunque con una nueva distribución, menos aforo y escasez, todavía, de género de verano. Afirma que lo ha pasado mal. Ha necesitado la ayuda de sus padres para seguira adelante. Pero regresa con optimismo. «Nunca habíamos vuelo un lunes a trabajar con tantas ganas Una compañera me decía esta mañana que había echado de menos hasta limpiar el escaparate», asegura.

El ambiente esta mañana en la ciudad es animado. El tiempo acompaña y paseando por el centro se nota que había ganas de volver a la normalidad, aunque sea esta a la que llaman nueva. Carmen Filip abrió su tienda de moda hace poco más de tres años. Desde hoy está abierta al público. Lo que va de jornada ha sido tranquila, pero ella confía en que poco a poco los clientes se vayan animando. No tenía empleados, por lo que no ha sido necesario tirar de ERTE. «Yo soy optimista. Poco a poco iremos a mejor», dice.

En la calle Nueva, Ana Manzano trabaja en otra tienda de moda, Alhaja, que hace cinco años que cambió de propietario. Manzano explica que han estado atendiendo con cita previa, aunque no ha habido mucha afluencia. «Estos primeros días van a servir para tantear la situación. Después confiamos en que se vaya animado», explica. Levantar las persianas va aparejado de novedades. Entre ellas la máquina para desinfectar ropa y probadores.

José Miguel Trevilla, propieario de un negocio de tejidos, sabe bien lo que es una crisis. Lleva más de 16 años con su tienda abierta. Pero en la crisis de hace más de una década tenía dos locales y cinco empleados. Ahora está él solo después de tener que cerrar uno de los establecimientos. En sus instalaciones sólo pueden entrar dos personas al mismo tiempo. Y cuelga un cartel en el que se advierte que no se pueden tocar las telas. Ve compliado que las compras se reactiven.

Los negocios de ropa infantiles son unos de los más animados. Isa fuentes regenta Golfillos, una tienda de niños que lleva más de tres décadas abiertas. En todo este tiempo nunca habían vivido una situación tan complicada. La vuelta a la actividad no ha ido mal. «Lo que llevamos de día parece que está animado. Pero habrá que ir viendo», dice.

También tiene buenas sensaciones Omar Essadaoui, hijo del propietario de la zapatería Tacones, donde varias personas hacen hoy cola esperando su turno para entrar. La tienda lleva 16 años abierta y desde hace días ya funcionaba con cita previa. Ahora, por fin, han podido abrir las puertas.

El ambiente en la ciudad es animado. La mayoría de los negocios han abierto sus puertas y confían en que poco a poco se retome la actividad. Han pasado algo más de dos meses complicados. Ahora tienen que adaptarse a una realidad distinta a la que había cuando se decretó el esado de alarma y el confinamiento el pasado 14 de marzo. Aún así, en general, son optimistas.