![Alumnos del Ave María Esparraguera, jugando ayer en el patio del colegio.](https://s2.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/202002/19/media/cortadas/patiocole-kUAH-U100198944861gQG-624x385@Ideal.jpg)
![Alumnos del Ave María Esparraguera, jugando ayer en el patio del colegio.](https://s2.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/202002/19/media/cortadas/patiocole-kUAH-U100198944861gQG-624x385@Ideal.jpg)
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Los alumnos y docentes del colegio Ave María Esparraguera de Motril tienen un sueño: renovar el patio del centro. Pero para hacerlo realidad necesitan entre 40.000 y 50.000 euros una cantidad muy elevada para esta escuela que lleva desde 1935 asentada entre ... los barrios Esparraguera y Huerta de carrasco y que está acogida al Plan de Compensación Educativa. Pero los profesores no se rinden y quieren que los niños jueguen y practiquen deporte en un entorno adecuado. Para ello, este colegio que tantos años lleva trabajando para mejorar Motril, pide ahora a los motrileños su ayuda. Su directora, Celia Arquero, explica ilusionada la campaña para apadrinar un metro cuadrado de patio que han puesto en marcha hace menos de un mes. Si logran que alrededor de 1.600 padrinos se unan a la iniciativa podrán iniciar la obra.
Hasta el momento llevan recaudados 5.000 euros. La directora explica que además del dinero que están consiguiendo con los apadrinamientos también cuentan con colaboraciones de algunas empresas de la ciudad y están vendiendo perfumes, como los que suelen venderse para los viajes de estudios, también para conseguir fondos. Confía en que grano a grano puedan lograr lo que necesitan, porque es una necesidad real.
El firme del patio está destrozado. No es algo que reclamen los docentes, es que salta a la vista para cualquiera que se una vuelta por el colegio. Las raíces de algunos de los viejos árboles ya levantan el suelo.Las porterías y las canastas se asemejan a las que podían verse en cualquier centro hace dos décadas. El tiempo se ha parado en un patio en el que los niños y adolescentes quieren seguir jugando.
Hace dos años que el torneo de fútbol sala que el Ave María Esparraguera ha organizado durante una década no puede desarrollarse en sus pistas. Los chicos tienen que trasladarse a competir al pabellón municipal. Y fue precisamente en ese momento, cuando los profesores vieron que la decadencia del patio empezaba a afectar a algunas de las actividades, cuando empezaron a darle vueltas a la cabeza para encontrar una solución. «Si fuese menos dinero nos lo habríamos planteado antes. Pero es una cantidad muy importante para las cuentas de un colegio, que tiene además muchas otras necesidades que cubrir», precisa su directora.
Cuando consigan recaudar los casi 50.000 euros cambiarán el pavimento, pintarán las pistas deportivas y las paredes, instalarán nuevas canastas y porterías, comprobarán el estado de las pendientes de evacuación de aguas pluviales y crearán una nueva zona de arboleda. Conseguirán así que la entrada a este centro, con pocos alumnos, pero con una gran dedicación por parte de los docentes, tenga una imagen más alegre.
El Ave María de la Esparraguera es un centro con alma. Eso se nota solo al atravesar las puertas. Mientras la directora explica a este periódico esta nueva iniciativa, un grupo de alumnos, junto a una docente, raspa las paredes de la entrada, como parte de otro proyecto para embellecer el colegio en el que implican a los alumnos.
Este colegio, que cuenta con alumnos de casas de acogida o del centro de protección de menores no acompañados de Motril, realiza una labor imprescindible para la inclusión y formación de estos niños, aplicando un programa de adaptación lingüística para los niveles de cada estudiante. Voluntarios de Cruz Roja o Motril Acoge colaboran ellos. Desde hace dos décadas, además, desarrolla junto al Ayuntamiento un programa contra la marginación y la exclusión social en el barrio Huerta Carrasco en el que se desarrollan actividades como ludoteca, talleres para familias o cursos de verano. La interculturalidad está también presente en sus aulas y ha trabajado con entidades como la asociación intercultural Darna para realizar enseñanza de árabe o con la asociación Secretariado Gitano. Entre sus paredes hay muchas historias, pero sobre todo muchas ganas de enseñar y de aprender, de demostrar que un colegio puede ser un espacio de mejora y transformación de su entorno.
Ahora, alumnos y profesores confían en que Motril les eche una mano. Hay pocos lugares en el mundo en el que el niño que lleva dentro cualquier adulto haya sido más feliz que en el patio de un colegio. Quizás no sea una mala opción apadrinar para siempre un metro cuadrado de uno de ellos.
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