Salobreña, confinada, con sólo uno de sus accesos en coche abierto

Salobreña cierra a cal y canto. Cuando el sábado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció que se iban a tomar medidas más restrictivas para limitar el movimiento, la Guardia Civil llamó a la alcaldesa salobreñera, María Eugenia Rufino, para aconsejarle el cierre de los accesos al pueblo. Todos menos uno, el principal, el que conduce hasta el apeadero de autobuses. La fisonomía del municipio hace que se pueda llegar por muchos puntos y para los agentes sería muy complicado controlarlos todos. Así que tras escuchar los consejos y reunirse con sus técnicos, Rufino tomó la decisión de clausurar todas las entradas excepto una. El pueblo, por tanto, está aún más confinado.

El lunes se colocaron las vallas y los precintos y por la tarde ya estaba limitada la movilidad. Hoy, algunos despistados aún no se habían percatado de los cambios y llegaban a alguna de la entrada, como la de La Caleta, donde se encontraban con la barrera. Media vuelta y a buscar otro acceso.

La tranquilidad reinaba en casi todas las calles del pueblo. Eso sí, hay que tener en cuenta que la intensa lluvia de la mañana, unida a las restricciones de movimiento, no animaba mucho a salir a la calle.

La alcaldesa explicó que la decisión se tomó porque es lo más seguro para todos. Rufino resaltó, además, que en general ha sido muy bien acogida por todos los vecinos. «La gente lo agradece. El hecho de que las entradas estén restringidas los hace sentirse más seguros», apuntó la primera edil.

Para organizar este operativo, en el que se han coordinado Guardia Civil y Policía Local, también se ha tenido en cuenta, claro está, que si se dan situaciones límite no haya problemas de circulación. «Hemos visto que si hay que realizar alguna evacuación en ambulancia o los bomberos tienen que hacer alguna intervención no haya problemas para entrar y salir», indicó.

La alcaldesa señaló, asimismo, que para evitar dificultades en la carga y descarga de mercancía de un supermercado cercano a esta entrada también se ha habilitado un espacio.

«No ha habido ningún problema, al revés, todo el mundo lo ha encajado muy bien», reiteró María Eugenia Rufino, que insistió en que no era viable tener a agentes en todos los puntos de acceso al municipio porque necesitarían tener una plantilla mucho más amplia.

Además, este cierre del pueblo también tiene una segunda intención, según dijo la primera edil. Rufino teme que con la llegada de Semana Santa, y a pesar de la prohibición, todavía haya quien piense en irse a pasar esos días a Salobreña. Tener solo la entrada principal al pueblo abierta, apuntó, facilitará el control y evitará que lleguen personas de fuera al municipio, algo que supone un riesgo para la propagación del virus.

Hay que recordar en este sentido que el pasado fin de semana ya se intensificaron los controles en la carretera a la Costa para evitar la llegada de ciudadanos que tienen una segunda vivienda en alguna de las localidades de la comarca.

Salobreña, por tanto, queda cerrado hasta próximo aviso. Por el momento, el estado de alarma, con todas las medidas que lleva adheridas, está decretado hasta el próximo 11 de abril, jornada previa al Domingo de Ramos. Al menos, hasta entonces, llegar al pueblo será más complicado que en otras ocasiones. A partir de ahí habrá que ver qué pasa. La alcaldesa tiene claro que seguirán trabajando para garantizar al máximo la seguridad de todos sus vecinos.