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Dos mujeres contemplan la acción de las llamas en el incendio de Los Guájares. Pepe Marín
«Esa sierra es nuestro espejo y verla quemada es muy duro»

«Esa sierra es nuestro espejo y verla quemada es muy duro»

Vecinos y alcaldes de los municipios de las localidades afectadas narran cómo han vivido el desarrollo del fuego

José Ramón Villalba

Granada

Viernes, 9 de septiembre 2022, 19:52

Una carretera serpenteante desde que se deja atrás la A-44 conduce desde el pantano de Béznar hasta Albuñuelas, en el Valle de Lecrín. Un pequeño municipio salpicado de viviendas que se reparten a un lado y otro de la carretera que lo atraviesa. Sus vecinos, apenas hay 786 censados, observaban atónitos ayer cómo las llamas devoraban su sierra a cámara lenta. «Aquí tuvimos un incendio en los años setenta que arrasó la otra parte de la sierra la que se encuentra enfrente de lo que actualmente está ardiendo. Y ahora volvemos a ver el fuego, es una pena», contaba ayer Carmen, quien departía con otros vecinos mientras observaban el desarrollo del fuego, bastante lejos del municipio de Albuñuelas.

«No sabemos cómo va a terminar esto. La sierra es el espejo de este pueblo, cuando uno se levanta y sale a la calle es lo primero que mira y verla quemada es muy duro», comenta el primer edil de Albuñuelas, José Díaz Alcántara, a pocos metros de donde está instalado el puesto de mando del Infoca.

Dos bancos de la localidad sirven de refugio para matar el tiempo a dos jubilados que basculan entre los 70 y 82 años de vida. «En esa parte de la sierra nunca se había prendido fuego. Llevo toda la vida aquí y tengo ya 82 años. Llevamos desde ayer por la tarde (la del jueves) observando como poco a poco el fuego iba subiendo hacia la cresta de la sierra. O lo han hecho mal o aquí no había suficientes medios para atajar el fuego», explica José Conejero, mientras sujeta un bastón con las dos manos, sentado, explicando con palabras y gestos el desastre que se desarrolla entre los pinares y chaparros que arden a espaldas del asiento que ocupa.

Otros, como Manuel Jimenez, ve otros intereses en este incendio. «A mí a estas alturas de la vida no me engaña nadie. Por esa zona querían instalar las torretas de alta tensión para tender una línea de suministro eléctrico y casualidad de la vida es la misma zona que está ardiendo», apostilla este vecino.

Con el corazón encogido

La regidora de El Valle, Sandra María García, seguía ayer la evolución del incendio desde el puesto de mando del Infoca. «Estamos muy preocupados porque no sabemos cómo va a evolucionar el incendio, estamos en manos de los caprichos del viento. Tenemos el corazón encogido después de que hayamos visto el fuego» por el pico de la Giralda, entre Restábal y Saleres.

Los habitantes de los Guájares –integrado por las localidades Guájar Fondón, Guajar Faragüit y Guájar Alto– no dan crédito tampoco al esperpento del fuego. «Los vecinos han pasado una noche muy preocupados por el fuego, ahora (la conversación es de ayer a las 19 horas) parece que en la zona de Los Guájares todo evoluciona de forma favorable. Hemos visto como el fuego ha quemado una zona plantada de aguacates, sabemos que ha arrasado doce de las trece hectáreas de esta finca», explica Antonio Mancilla, alcalde de Los Guájares.

La impotencia invade a los vecinos de todos estos municipios que miran atónitos como las llamas devoran la sierra que les rodea.

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