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El año pasado a estas alturas los socorristas de las playas granadinas habían atendido alrededor de 3.000 picaduras de medusas. Durante varias jornadas colgó la bandera roja en el litoral granadino por la presencia de estos invertebrados. La Mancomunidad de l a Costa, ... presidida entonces por Sergio García Alabarce, planteó incluso la posibilidad de poner en marcha un estudio, llevado a cabo por expertos de la Universidad de Granada y con financiación de la Junta, para tratar de averiguar cual era el origen de que hubieran tantas medusas. El estudio no salió adelante y las medusas, por ahora, no han regresado. En lo que llevamos de verano, se ha atendido a menos de un centenar de personas por esta incidencia. En Playa Granada y Playa Poniente, han sido treinta, una cifra similar a las que se han registrado en Salobreña y Almuñécar, según explican los responsables del servicio de vigilancia.
«¿Medusas? Este año apenas ha aparecido ninguna», así lo afirma el responsable de la empresa Serviola, que es la que se encarga de la vigilancia de las playas en Salobreña y Calahonda. Las redes para cazar a estos invertebrados que utilizaban el año pasado los niños se han quedado vacías, provocando casi la misma frustración que causa tratar de construir un castillo de arena en la mayoría de las playas de la Costa Tropical. Y es que hasta la presencia de medusas tiene su lado bueno, ese que supieron encontrar muy bien esos pequeños, que ahora guardan sus redes como el que guarda un vestido que ya no le queda bien con la esperanza de algún día poder usarlo de nuevo.
Y es que el hecho de que las medusas no hayan aparecido, no significa, ni mucho menos que se hayan marchado para siempre. Otra cuestión es cuándo regresarán.
El profesor del departamento de Zoología en la Universidad de Granada, Luis Sánchez, indica que detrás de esta ausencia de medusas puede deberse a diversos factores. Uno de ellos, señala, son los temporales de poniente que ha vivido la costa granadina este verano y que provocan que el agua esté más fría. Señala que según el tipo de temporal el agua que se arrastra es de las capas más profundas del mar (poniente, por eso está más fría) o de las más superficiales (levante). Cuando la temperatura del agua es más baja, hay menos medusas.
Si volverán a aparecer este verano es difícil de saber. Sánchez señala que hay estudios que apuntan que la presencia de grandes bancos de medusas es cíclica. También indica que hay épocas en las que hay más reproducción que otras y por tanto aparece una cantidad mayor.
Sobre el hecho de que haya más o menos tortugas bobas, consideradas uno de los depredadores naturales de las medusas, indica que es uno de los factores que pueden influir, pero afirma que no es el único.
En cualquier caso, el experto afirma que para tener unos datos más concretos habría que realizar un estudio más en profundidad para saber cómo se mueven o por qué aparecen en un determinado lugar y no en otro.
En cualquier caso, por el momento la tranquilidad está siendo la tónica general y los bañistas que pasan por la Costa Tropical pueden zambullirse en el agua sin ningún temor. Si nada cambia, las picaduras de medusas no serán este verano un incómodo compañero de vacaciones. El año que viene será otra historia.
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