

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
«Yo este año ya no recojo aguacates». David Medina, agricultor propietario de una finca con unos 500 árboles en la zona de Torrecuevas, en Almuñécar, tiene asumido que la cosecha está perdida y este año se queda sin ingresos pero sigue luchando desesperado para que los estragos de la falta de agua no se lleve también por delante su finca, que es su medio de vida. La comunidad de regantes a la que pertenece Pavilos-La Barrosa tiene dos pozos: uno está salinizado y el otro se secó el pasado mes de julio.
«Estamos intentando mantener las fincas con el terciario (aguas residuales depuradas) pero la fruta ya no tiene arreglo. Sin las producciones para los que no tenemos otra actividad este año es una auténtica ruina, tiraré de ahorros pero si no llueve o llega un milagro, ¿qué hacemos? tendremos que cambiar de vida», esgrime Medina.
Su colega Juan de Dios Bustos, presidente de comunidad de regantes de Jete, también constata que siguen invirtiendo en las fincas –abono, polinización...– pero las producciones van a quedar reducidas en más de un 60%. «Yo este año no veo ingresos, solo gastos, pero es que los daños que están sufriendo las fincas van a dejar a las plantas muy tocadas para los próximos años, el Valle de Río Verde va a tardar mucho en recuperarse de este golpe». esgrime Bustos preocupado.
Las podas agresivas que necesitarán los árboles con ramas secas dejarán muy mermada la producción para las próximas campañas. «El campo no se ha regado en todo el verano. El agua salinizada de los pozos es veneno que tapona los vasos y mata los arboles por deshidratación. Esto ya es un desastre para la comarca. Se está perdiendo riqueza y trabajo», lamenta. en la misma línea Joaquín Montes, presidente de la Comunidad de Regantes Virgen de Altamira, con 198 comuneros.
Donde un ojo no acostumbrado al campo aún ve un paisaje verde, ellos solo ven ruina y tristeza. Los mangos resisten, pero la gran mayoría de las hectáreas de aguacates y chirimoyos están «quemadas». Las puntas de las hojas amarillean, en las ramas apenas queda fruta, las hojas de los aguacates Bacon que «brillan» con un mínimo riego, ya se han dado por vencidas. Están «aburridas» y miran al suelo.
Un paisaje desolador que los que se dejan la piel cuidando las fincas contemplan indignados. A Manuel Novo, presidente de la Comunidad de Regante del Valle de Río Verde, la más numerosa con 1.200 comuneros, le llevan los demonios y no le faltan los motivos. «Aquí estamos viviendo amargura mientras el agua está embalsada. Lo que más nos enerva es que esto tiene solución y sin embargo seguimos sufriendo. La presa lleva veinte años terminada, los mismos años que llevamos escuchando promesas ¡no les da vergüenza!», reprocha.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
España vuelve a tener un Mundial de fútbol que será el torneo más global de la historia
Isaac Asenjo y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.