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El olor a humo lo impregna todo y es difícil respirar. Al número 2 de Martínez de la Rosa hoy no llega la luz ni el agua, el tiempo se ha detenido justo después de que los bomberos hayan apagado un incendio que ha dejado destrozada la zona de acceso, el hueco de la escalera y el ascensor. Sorteando cascotes y cristales rotos se puede apreciar cómo el fuego ha llegado a todas las plantas. Los cristales de las escaleras que dan al patio interior están rotos hasta la tercera planta y el cerrajero se afana por cerrar con candados todas las puertas, ya que los bomberos las abrieron a la fuerza cuando desalojaron a los vecinos.
El trasiego ha sido constante durante toda la mañana. Los vecinos bajan y suben por las escaleras ahora negras y llenas de suciedad para llevarse sus pertenencias.
Ninguna vivienda ha resultado afectada por las llamas, pero el fuego los ha dejado sin agua y sin luz. Una estudiante de erasmus aún no se ha recuperado del susto: «Creía que iba a morir», dice sin querer más detalles de una mañana que a estos vecinos les costará olvidar.
Los estudiantes erasmus que viven en la primera planta se afanan en limpiar la entrada de su vivienda. La puerta está destrozada y los restos de ceniza llegan a las habitaciones desde la entrada. Valerio, procedente de Italia, cuenta cómo no han dudado en saltar por la ventana cuando ha visto que no podían salir por las escaleras. «Hemos ido a abrir la puerta pero el pomo quemaba, así que no lo hemos dudado, nos hemos descolgado por la fachada para después saltar a la calle», dice Valerio.
Ha sido a las 6.20 horas cuando el fuego se ha declarado en este bloque de viviendas. Poco después, gritos, el olor y mucho ruido han despertado a los vecinos de todo el edificio. La rápida intervención de los bomberos ha hecho que el fuego no vaya a más. «Estábamos durmiendo cuando el fuerte olor a humo nos ha despertado, hemos intentado salir por la escalera pero al abrir la puerta hemos visto una gran cantidad de humo, por lo que hemos estado en la ventana intentando respirar el poco aire fresco que podíamos», explica Mariela, estudiante mexicana que vive con varias compañeras en un piso de la tercera planta.
Los sentimientos y las palabras se repiten piso por piso, todos coinciden en que se han llevado un buen susto. Nuria García vive en el segundo piso y asegura que si los bomberos tardan diez minutos más «todo el bloque sigue ardiendo». En la academia de idiomas de la planta baja tienen todas las ventanas abiertas para que se vaya el olor a humo. No hay daños, pero sin luz ni agua es imposible trabajar.
A esta hora se desconocen las causas exactas del incendio, aunque la Policía Nacional está investigando qué puede haber ocurrido para que el fuego se cebe con este bloque de viviendas.
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