Marta Ramírez
Viernes, 30 de agosto 2024, 00:10
Aunque pueda parecer de una parte del mundo exótica y desconocida, en Granada se encuentra uno de los recorridos más bellos para hacer en estos últimos días de verano. La ruta que te lleva hasta la Cruz de la Atalaya está formada por frondosos pinares y magníficas vistas a la laguna de Padul, las sierras de los Guájares, Albuñuelas y Sierra Nevada.
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Hay un cuantioso número de sierras que aguardan en su interior auténticos paraísos naturales que son desconocidos incluso para la mayoría de los granadinos, es el caso de la Sierra del Manar. Ahora que el calor comienza a dar tregua, apetece perderse entre enclaves en los que la desconexión y las encantadoras vistas están aseguradas.
La Cruz de la Atalaya es uno de los puntos más representativos de esta sierra. La ruta que sube hasta ella por la Senda del Padre Ferrer hasta el mirador con ese mismo nombre es una de las más sensacionales. Aunque hay cierto desnivel, es una ruta fácil que tiene carteles amarillos y blancos que señalizan los tramos durante todo el recorrido.
El trayecto parte desde la carretera de Padul y hay señalizadas dos rutas: la Senda del Padre Ferrer y la de Los Gudaris. Se recomienda hacer una combinación de ambas en la que se comience subiendo por la primera y se regrese por la segunda para hacer la experiencia más completa. Al inicio de esta ruta hay un cartel que explica el recorrido adecuadamente.
Durante el camino han habilitado etapas con escalones y barandillas de madera para facilitar la subida. Aunque no es un camino difícil de explorar, se recomienda llevar algo de beber y calzado cómodo para disfrutar mejor del aire fresco y las vistas de la provincia. Es un plan de montaña que disfrutan incluso los perros, ya que es apta para ellos y tiene una longitud de siete kilómetros, aproximadamente unas dos horas de caminata.
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En la parte final del mirador son muchos los aventureros que se quedan con la boca abierta al ver la espléndida vista panorámica de Granada. Llegar a la famosa Cruz de Atalaya es una sensación gratificante para todos aquellos aventureros que emprenden esta ruta. Muchos senderistas confirman que es un tesoro geológico y natural sin salir de la provincia.
Se recomienda realizar esta aventura en estos últimos días en los que la sensación otoñal comienza a aparecer y se quiere realizar una escapada de la ciudad para contemplar un paisaje natural.
Cómo llegar a la emblemática cima
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Esta especial ubicación comienza en la carretera N-323a, en el kilómetro 15 por encima de Padul. Junto a esta hay espacio suficiente para que puedan aparcar vehículos grandes como autocaravanas. Hasta encontrar los dos itinerarios para subir al Mirador del Padre Ferrer habrá que atravesar encantadores terrenos llenos de almendros. Una vez ahí arriba, hay un cortafuegos que asciende hacia la Cruz de la Atalaya.
Cuando se quiera poner rumbo a casa, se debe descender por un cortafuegos hasta llegar a los abrevaderos, donde se encuentra una senda que llega hasta el Barranco del Voladero. Hacia abajo encontrarás el Sendero de Los Gudaris y descendiendo se llega de nuevo al camino por el que se comenzó.
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