![Cuenca destierra la crispación, pero no cristaliza grandes medidas hasta ahora](https://s1.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/202110/15/media/cortadas/visitabarrios-distritogenil%20_2-kHDC-U150836657600BHG-1248x770@Ideal.jpg)
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No era así seguramente como esperaba Paco Cuenca celebrar sus primeros cien días como alcalde de Granada. En la última semana, la capital nazarí ha ... pasado de la esperanza a la desilusión por unos presupuestos que reducen la inversión del Estado y confirman el principal debe hasta ahora de su corto mandato: la falta de cristalización de grandes proyectos.
El socialista no ha dejado de intentarlo, pese a todo. Ha mantenido febriles contactos desde que se aupó al cargo a comienzos de julio. El ya exministro de Fomento, José Luis Ábalos, o el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, han sido solo algunos de los interlocutores. Sin embargo, el rápido destierro del primero del Ejecutivo y la premura –el encuentro se produjo apenas hace quince días– en el caso del segundo han impedido que se materializaran nuevos asuntos.
Más allá, los primeros cien días de Cuenca como primer edil han servido para confirmar un perfil pacífico del que ya hizo gala en tiempos pretéritos. Lejos de confrontar con un gobierno andaluz en manos de los populares, ha preferido encauzar la relación por la vía de la lealtad institucional. La charla con Juanma Moreno es una muestra del buen talante, también los actos en los que ha coincidido con la consejera de Fomento, Infraestructuras y Organización del Territorio, Marifrán Carazo, o el delegado de la Junta en Granada, Pablo García.
No es novedad. El rasgo ya fue bandera en su primer mandato. Entonces, como ahora, Cuenca logró desactivar un ayuntamiento salpicado por la polémica, que había visto salir entre cartones y agentes de la UDEF al anterior regidor y que tenía en Urbanismo una bomba de relojería.
Esta vez el reto igualmente complicado. La crisis larvada en el seno del anterior gobierno hacía irrespirable el aire en la plaza del Carmen, con plenos como batallas. En ese páramo le tocó sembrar al socialista y no lo puso fácil el camino escogido por la formación para llegar. A Cuenca le tocó desdecirse de aquel «Con Luis Salvador no vamos ni al tranco de la puerta» expresado tras la renuncia del hasta entonces regidor para obtener su apoyo y el de su fiel escudero, José Antonio Huertas, contra el criterio de Ciudadanos.
La investidura no terminó con el incendio a pesar de lo que parecía. De las cenizas brotó otro fuego tan o más peligroso. Sucedió la expulsión de sus dos valedores, que dio en el 'hara kiri' naranja. Desde entonces, las acusaciones de transfuguismo han sido un mantra al que se ha aferrado con fuerza la oposición. Es la lanza del Partido Popular para golpear al PSOE y la empleada por Vox, que discute incluso la convocatoria de un pleno de reprobación, para hostigar a socialistas y populares. También ha sido la muleta de la confluencia para rehuir la entrada en un gobierno que veía como una amenaza.
Sin embargo, de la debilidad ha hecho fortaleza Cuenca, que goza de la mayor estabilidad que ha disfrutado cualquier alcalde desde 2015, su primer mandato incluido. Los últimos plenos han sido ejemplos de la relativa facilidad con que es capaz de sacar los expedientes adelante. Ni siquiera con los puntos de organización, verdadera prueba de fuego en un contexto sin mayorías absolutas, sudó en demasía.
Salvador y Huertas han respondido con lealtad a un acuerdo que, no obstante, sigue sin despejar dudas. El rimbombante nombramiento del exalcalde como concejal delegado de Estrategia de Granada 2031, Granada Cardioprotegida y Anillo Verde no ha ayudado. De hecho, ha alimentado a una oposición que desconoce el alcance real de las nuevas responsabilidades y las contempla como un pago por los favores prestados.
Sin el salvavidas de los presupuestos del Estado, al gobierno municipal no le ha quedado más remedio que jugarse el todo por el todo en el difícil campo de los fondos europeos. La implosión del bipartito en junio, cuando debían estar diseñándose los proyectos, no ha atenuado el riesgo. Todo lo contrario. Ha dejado un escenario en el que la agilidad administrativa adquiere una importancia mayor si cabe para que la ciudad aspire al mayor número de ayudas posibles.
Hasta ahora, el equipo ha respondido al reto. Pese al escaso margen de maniobra, ha presentado iniciativas a las convocatorias de Movilidad y Comercio y trabaja a contrarreloj para no fallar en las que quedan.
Cumplidos los primeros cien días, el paisaje que aguarda no es menos complejo que el atravesado. El presupuesto municipal es el siguiente obstáculo. No solo debe convencer a Unidas Podemos, en cuyas manos está la llave para la aprobación. También tiene que congeniar los compromisos adquiridos en su paso por la oposición con la situación financiera del Ayuntamiento, que sigue estando lejos de ser buena.
También resta por resolver el enigma del Palacio de Congresos y todo con los siguientes procesos electorales a la vuelta de la esquina. Las andaluzas serán el aperitivo de unas municipales en las que puede salir empitonado o por la puerta grande. Los próximos meses se antojan decisivos.
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