JOSÉ ANTONIO MUÑOZ
Jueves, 27 de abril 2017, 02:28
Guadalupe Hermoso, licenciada en Farmacia por la Universidad de Granada, experta en Ortopedia, Nutrición y Dermocosmética por las universidades de Granada y Barcelona, fue directora de Marketing en Aguas de Lanjarón y actualmente forma parte del Consejo Asesor de BidaFarma. Participará mañana viernes, a las 20 horas, en el Foro de Salud de IDEAL 'Farmacia y medicamentos, aliados saludables', que tendrá lugar en el salón de actos de la ONCE en Granada (plaza del Carmen. 11). Desde su doble experiencia de gestión y asistencial -en la actualidad, es titular de una Oficina de Farmacia en Torremolinos- ejercerá como moderadora del Foro, y aportará una visión de conjunto sobre el papel actual del farmacéutico en la sociedad, y su utilidad dentro del sistema sanitario.
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¿Qué le sugiere la idea que da título al Foro?
Lo primero, el papel tan importante de los farmacéuticos dentro del Sistema Nacional de Salud. Somos un agente sanitario orientado a informar sobre el uso adecuado, racional, de los medicamentos, y estamos al servicio de los pacientes.
¿Cuáles han sido las claves en la evolución de ese papel?
Creo que la farmacia ha sido siempre uno de los pilares de la salud, siempre hemos sido el eslabón que unía la realidad de la consulta médica con el paciente y su tratamiento. Ya desde la época de las fórmulas magistrales, y hasta el día de hoy. Con este carácter asistencial, de interés público, y su distribución por toda la geografía, muy cerca del paciente, hemos sido catalizadores y coadyuvantes de las mejoras sanitarias en nuestro país. Y en muchos aspectos, hemos evolucionado mucho más rápidamente que otras instancias del sistema.
¿Cuál ha sido el denominador común de su trabajo?
La preocupación directa e inmediata por el paciente. Esa vocación de servicio al que entraba y entra por la puerta de una de nuestras oficinas de Farmacia. Y en muchos casos, el forjado de relaciones que van mucho más allá de lo profesional. Por las especiales características del servicio que prestamos, se tejen redes de contacto que superan lo profesional, y entran directamente en lo humano.
¿Cómo catalogaría el nivel de la formación con que llegan los farmacéuticos españoles a hacerse cargo de sus responsabilidades?
Diría que es muy bueno. Cursamos una licenciatura de cinco años, que además completamos con cursos de posgrado y especializaciones, en muchísimos casos. Quizá una de sus mayores ventajas sea el hecho de que el farmacéutico puede egresar estando perfectamente preparado y orientado hacia su actividad futura: oficina de Farmacia, industria, laboratorios...
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Parte de esa transformación de las farmacias de la que hablábamos ha incidido sobre su aspecto externo.
Hemos evolucionado con la sociedad, y siempre en beneficio del paciente. Y esa evolución va mucho más allá de lo físico. Ese cambio de aspecto debe ser un elemento de ayuda para ampliar la prestación de servicios. Esos espacios amplios deben dar cabida al instrumental para mediciones de peso, tensión, colesterol y triglicéridos, control nutricional, realización de sistemas personalizados de dispensación de medicamentos... Son, en definitiva, espacios de bienestar orientados a campañas, por ejemplo, para el control de la obesidad infantil, y muchas otras que podemos compartir con la administración sanitaria.
Esta posición les otorga un papel preventivo muy importante...
Pienso que sí. Hay muchas patologías con síntomas nimios, pero que se pueden detectar con una prueba realizable en una farmacia. Esta realidad puede rebajar la carga asistencial de centros de salud de forma importante, y mejorar la calidad de la atención.
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¿Cómo ha cambiado la relación del farmacéutico con el medicamento?
En lo material, mucho, sin duda. Hoy los medicamentos los fabrican grandes empresas, con unos controles de calidad milimétricos. Pero el cambio también es cualitativo: nos hemos convertido, de fabricantes, en informadores, capaces de acercar al paciente el producto que está adquiriendo. Les comentamos las incompatibilidades, les informamos sobre marcas y principios activos, les ofrecemos nuestro apoyo para que esos medicamentos hagan su efecto, porque de eso se trata. En definitiva, usamos nuestra experiencia y nuestro conocimiento para hacer que los medicamentos sean verdaderamente útiles y puedan aumentar el bienestar del paciente.
Se han convertido ustedes, además, en prescriptores de medicamentos en muchas de las patologías más frecuentes.
Así es, siempre son patologías leves, pero como usted dice, muy frecuentes: enfriamientos, problemas de digestión, problemas para dormir... Son patologías que, independientemente de que el estado de salud general sea bueno, pueden ser recurrentes.
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¿Se sienten valorados en ese papel de 'descarga' asistencial ante la administración sanitaria?
Creo que la administración es perfectamente consciente del papel que desempeñamos, y tenemos un prestigio que nos ha costado mucho ganar y mantener. Pero me importa mucho más el reconocimiento social del que creo que disfrutamos. Seguimos siendo la referencia en salud para muchas personas.
¿No han perdido terreno las farmacias tradicionales con la irrupción de las parafarmacias, los establecimientos de homeopatía, las llamadas 'medicinas alternativas'?
Este es el mercado que tenemos. Sin duda, al principio, la irrupción de este tipo de establecimientos causó una cierta confusión en el paciente. Sin embargo, esta situación ha generado un efecto positivo: la especialización, la ampliación de nuestra visión, de nuestro papel. Ir adquiriendo consciencia a propósito de las múltiples vías de ayuda al paciente en las que podemos participar. Hemos detectado que la 'demanda de salud', por decirlo de una forma gráfica, ha crecido, y estamos en continuo cambio para adaptarnos a esta demanda.
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¿Cuáles son los grandes retos de futuro para las farmacias?
El más importante es comunicar nuestro papel a los pacientes, que continúen siendo conscientes -pienso que ya lo son- de que siempre nos van a tener a su lado. Luego, tenemos que ser capaces de aunar esfuerzos con administraciones, con colegios profesionales, para caminar en una misma dirección, que es la mejora de la calidad de vida de los usuarios. Con una integración activa y real en el sistema, porque es una demanda social. Y sin perder de vista lo que siempre hemos sido: personas con un nivel alto de formación científica y un nivel igualmente alto de empatía y sensibilidad.
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