Imagen de un quirófano. Pepe Marín
En un lugar de la muerte | El quirófano

Dar vida muriendo

La película 'Siete Almas' reúne todo lo que quiero transmitir: cuán importante es saber que una sola muerte puede dar muchas vidas

Clara Peñalver

Sábado, 15 de abril 2023, 23:44

He vuelto a llorar al ver la película de la que robo estas frases. Su título es 'Siete almas', la protagoniza Will Smith y, pese a su guion hollywoodiense y el dramatismo extremo de los motivos que llevan al protagonista a estar donde está, a ... hacer lo que hace, permítanme que la recomiende mucho, mucho, mucho, pues reúne todo lo que hoy quiero transmitir: cuán importante es saber que una sola muerte puede dar muchas vidas.

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Dice la RAE

-Vida

1. f. Fuerza o actividad esencial mediante la que obra el

ser que la posee.

2. f. Energía de los seres orgánicos.

3. f. Hecho de estar vivo.

La muerte sobrevenida. Pienso a menudo en ella, porque morir nunca ha sido –sólo– sinónimo de llegar a viejos. Muchas veces, morir es sinónimo de enfermedad. Y también, por mucho que nos empeñemos en esquivar este pensamiento, por mucho que pretendamos dejarnos llevar por ese profundo sentimiento de inmortalidad con el que nuestro cerebro nos embauca, morir puede ser también una sorpresa sobrevenida, un accidente, un varapalo tremendo en nuestra ilusoria y aparentemente inagotable línea del tiempo.

Y ese morir es muchas cosas para quienes reciben de repente la noticia. Ese morir es un impacto seco que duele y atonta y escuece y enerva. Ese morir es un silencio junto a una cama de hospital, un agarrar con desesperación una mano, un besar en el pelo, en la frente, en los ojos… En la boca. Un nido de llanto. Una violenta cascada de lágrimas.

Y, a veces, una pregunta tan dura como llena de esperanza: «¿Sabe usted qué pensaba su marido, hermano, hijo, madre, personaqueridadelalma acerca de la donación?»

Porque esa pérdida irreparable puede suponer, para otros muchos, ganar. Ganar esperanza de vida. Ganar vida, a secas. VIDA.

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Dice la RAE

-Trasplantar

1. tr. Trasladar plantas del sitio en el que están arraigadas.

y plantarlas en otro.

5. tr. Med. Trasladar un órgano desde un organismo donante a otro receptor, para sustituir en este al que está enfermo o inútil.

Todos lo sabemos, pero creo que muy pocos pensamos a menudo en ello. Existe una lista en la que son muchos quienes aguardan con resignación o miedo, a veces con mucha pena, pero siempre envueltos en esperanza, a que alguien, 'su' alguien, fallezca a tiempo. A veces son unas córneas. Otras, un fémur. En otras ocasiones, lo que se requiere va mucho más allá de tener, o recuperar, una vida normal. Hay quienes necesitan con desesperación unos pulmones, un hígado, un riñón o un corazón. Y en esa lista sólo existen preferencias por nieles de gravedad. Nivel Cero equivale a preferencia máxima. A cuenta atrás. A que si la persona adecuada no muere a tiempo, el reloj de vida de ese paciente en situación crítica se detendrá. Por eso es tan importante esa pregunta de la que hablaba, porque de su respuesta depende, con la angustiosa prisa de la emergencia, otra persona.

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Como siempre, llegados a este punto, he de dar las gracias. 'En un lugar de la muerte' no sería lo que es sin las personas cuya labor hacen posible todo esto de lo que hablo. Y en este lugar de la muerte, el único en el que se da vida pasando por un quirófano, he tenido la suerte de contar con los profesionales Manolo Burgos, Patricia Fuentes y María Benavides, todos ellos pertenecientes a la Unidad de Coordinación de Transplantes del Hospital Virgen de las Nieves de Granada. Su día a día transcurre en la UCI, un lugar al que la mayoría de los pacientes llegan para recuperarse, pero donde también, y por desgracia, muchos acaban muriendo. Su labor consiste en actuar como garantía y garantes de hacer llegar todo aquello que puede ofrecer un donante a su futuro receptor.

Dice Manolo Burgos: «El del transplante y la donación es un mundo en el que tú das la vida muriendo»

Como coordinadores de transplantes, acompañan a los familiares de los pacientes, los escuchan, les dan consuelo y, mientras lo hacen, mientras ofrecen su apoyo y su cercanía en esos momentos tan duros y desgarradores, tienen además muy presente esa lista de pacientes que aguardan. Todas esas cuentas atrás. Lo más duro y bonito de su trabajo es que cuidan de quienes se despiden de sus seres queridos para siempre dando a la vez la oportunidad de que sus muertes sirvan para dar vida a quienes lo necesitan.

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Algo demasiado crudo para quienes han de tomar la decisión en el peor momento posible. Me pongo en su lugar y se me rompe el alma. Que esa persona a la que quiero tanto, cuya ausencia aún soy incapaz de imaginar, pueda irse dando vida. Tener además tan poco tiempo para decidirlo. Qué difícil y qué duro. Y qué hermoso a la vez. Sentir en mis manos la posibilidad de que alguien que lo necesita herede una parte de esa persona a la que tanto quiero. Que pueda vivir gracias a ello. Pero tener que decir que sí o que no sin dilación.

Cuenta Patricia Fuentes: «Cuando una familia te dice que sí, se le está abriendo la puerta a alguien que está en una lista de espera. Y esa persona va a vivir gracias a ese 'sí'. Es el pistoletazo de salida.»

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Y, fíjense, pese a la crudeza de tener que decidir, horas o incluso minutos después de haber recibido la triste noticia, si donar o no los órganos de esa persona a la que ya no volveremos a ver más, la realidad es que en nuestro país, y más concretamente en nuestra Andalucía querida, salvamos muchas vidas al morir. Cada vez son más las personas que hacen testamento vital y que en él incluyen su deseo de ayudar a otros tras morir. Y, también cada vez más, del mismo modo que planificamos cómo vamos a vivir, nos planteamos cómo nos gustaría morir y lo compartimos con quienes nos rodean, para que lo sepan y lo tengan en cuenta llegado el momento.

Dice la RAE

-Donante

1. adj. Que ha donado o pagado algo.

2. com. Persona que voluntariamente cede un órgano, sangre, etcétera, destinados a personas que lo necesitan.

Pensar en la muerte nos inunda de miedos. Miedo a perder. Miedo a no estar. Miedo a que nos falten y a faltar. Miedo a sentir dolor o a provocarlo en otros por nuestra ausencia. Pero no podemos olvidar que, más allá del malestar que nos provoca, pensar en la muerte tiene muchas cosas buenas. Una de ellas, comenzar a aceptar lo inevitable.

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Otra, tener la certeza de que podemos dar la vida muriendo.

Dice María Benavides: «Si a mí me pasara algo esta tarde, siendo donante, yo podría salvar a siete personas solamente respecto a órganos: corazón, pulmón, pulmón, hígado, riñón, riñón y páncreas.»

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