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Francisco Rosales y Julie Vachon, con Juan Latino y el sol, en su casa. RAMÓN L. PÉREZ
«Dedicamos el verano a producir nuestras obras»

«Dedicamos el verano a producir nuestras obras»

Pues no estamos tan mal | Francisco Rosales y Julie Vachon (Claroscuro Teatro) ·

Esta pareja intercontinental de artistas –ella de Canadá, el de Linares– lleva una década haciendo teatro familiar en el que mezcla música y títeres. Ahora prepara un montaje sobre 'Sefarad'-

José Antonio Muñoz

Granada

Sábado, 21 de agosto 2021, 00:09

Francisco Sánchez y Julie Vachon son Claroscuro Teatro, una compañía granadina que tiene la fea costumbre de estrenar sus últimos espectáculos en el Teatro de la Zarzuela de Madrid. Es decir, que algo tendrá el agua cuando la bendicen... Agua fresca es, precisamente, lo que más aprecia esta pareja intercontinental –él nació en Linares, ella en Canadá– que prepara su nuevo montaje, con la habitual calidad que es marca de la casa, en torno a Sefarad y sus músicas, y que mantiene en cartel la estupenda 'Juan Latino' en torno al primer catedrático negro de la historia –un granadino–, 'Donde van los cuentos', una fábula premonitoria de la pandemia, y 'Yo soy la locura', el espectáculo que supuso el inicio de la compañía.

–Salimos de un periodo difícil.

–Mucho, y aún no hemos salido. Para nosotros, este último está siendo un periodo agridulce, porque, por un lado, hemos obtenido el reconocimiento de teatros 'grandes', que aprecian nuestra propuesta y nos programan, con buenas críticas y buenas valoraciones del público, pero sin embargo, no hemos entrado en otros teatros de mediano y pequeño tamaño, porque en ocasiones, algunos programadores –afortunadamente, no todos– afirman que nuestras obras son demasiado exquisitas para el público infantil. A veces pensamos que hay determinados 'profesionales' que piensan que los niños son idiotas, y hay que tratarles como tales...

–Sin embargo, nada más lejos de la realidad.

–¡Nada más lejos! Y ello lo demuestra el hecho de que los niños que acuden a nuestros espectáculos se quedan embobados y los disfrutan una barbaridad.

–Uno de Linares, la otra de Canadá, ¿cómo se conocieron?

–(Habla Francisco) Nos conocimos en un concierto de Jordi Savall, para quien yo trabajaba entonces. Quien fuera su esposa, Montserrat Figueras, llevaba una semana diciéndome que me iba a ocurrir algo que me cambiaría la vida. Fue en Fontfroide, en Francia, donde Savall organiza un festival todos los años. El último día, después de que me quitaran tres veces el asiento, fui a sentarme a la última fila, y allí estaba Julie. Estuvimos viéndonos unos días, nos enamoramos, la invité a venir a España, creí que no nos veríamos más, pero empezamos a viajar yo a Canadá, ella a España, y la relación se consolidó, de tal manera que ella acabó viniendo aquí y metiéndonos en esta locura que es tener nuestra propia compañía.

Aterrizaje

–¿Fue difícil el aterrizaje para usted, Julie?

–Yo estaba acostumbrada a ser actriz, pero no a crear espectáculos. Fue Francisco quien me dio alas y juntos descubrimos esa capacidad mía para escribir guiones y desarrollar ideas. De tal manera que llegué a España un 4 de septiembre y en noviembre estrenamos en el Festival de Música Antigua de Úbeda y Baeza nuestro primer espectáculo juntos, que fue 'Yo soy la locura'.

–Un espectáculo emblemático.

–(Habla Francisco) Para nosotros, desde luego. Tuvo una mención especial en el Festival de Almagro y fue considerado como uno de los cuatro mejores espectáculos del mundo para nuevas audiencias por la Unesco. Pero después del arranque, en primera instancia, solo nos salió un contrato, para los Teatros del Canal, de Madrid. Por eso decimos que siempre hemos estado en los mejores lugares, señal inequívoca de que nuestros espectáculos gustan. Ahora, cuando hace 10 años de 'Yo soy la locura', vamos a volver a hacerlo en el Teatro de la Maestranza, con una nueva producción, entre los próximos días 28 y 30 de octubre.

–¿Cómo es un verano para Claroscuro Teatro?

–Antes de la pandemia, teníamos trabajo, aunque menos que las compañías que trabajan al aire libre. Ahora, menos, con lo cual aprovechamos para producir, porque cada obra requiere para nosotros dos años de trabajo previo antes de estrenar.

–Las compañías pequeñas como ustedes tienen mucho de Juan Palomo...

–Así es. Hacemos el trabajo de carga y descarga, trabajamos en la construcción de los decorados... Pero hace mucho tiempo que las compañías de teatro hacen este trabajo, incluso desde antes de la crisis de 2008. Somos además los técnicos de iluminación y sonido... Hacemos de todo.

–¿Algunas anécdotas que compartir?

–Muchas, y no todas buenas. Desde llegar a un teatro y no encontrar ni jabón para lavarte las manos –parece que los cómicos no nos lavamos, según la creencia popular–... Llevamos una mochila de emergencia con jabón, una toalla y papel higiénico... (risas).

–De la pandemia, mejor no hablamos...

–Mejor no. El 2020 iba a ser nuestro mejor año, perdimos la cuenta de las actuaciones que perdimos... Y nos fuimos a La Zarzuela y nos pilló Filomena en Madrid... Para no creerlo.

–¿Qué hacen en su tiempo libre?

–Leemos mucho, desde novela gráfica a ensayo, desde poesía a teatro. Nos gustaría viajar más, porque los artistas raramente ven las ciudades donde actúan. Y también escuchamos música y vemos cine de todos los géneros. Lo mismo una película subtitulada coreana que un 'western'. Y series, claro. Ahora se hacen series con una calidad extraordinaria.

–Pues no estamos tan mal, ¿no?

–No, estamos vivos y vacunados. Con ilusión e ideas. Y con un gran distribuidor, SEDA, en el que tenemos mucha fe. Esperamos llegar a muchos lugares.

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