![«Eres más delicado que la calle de la Colcha»: la historia de un rincón emblemático de Granada](https://s3.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/2024/07/25/calle-colcha-k03F-U220798028982OXE-1200x840@Ideal.jpg)
![«Eres más delicado que la calle de la Colcha»: la historia de un rincón emblemático de Granada](https://s3.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/2024/07/25/calle-colcha-k03F-U220798028982OXE-1200x840@Ideal.jpg)
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La entrada al Realejo no ha sido siempre cruzar la plaza de Isabel la Católica tras deleitarse con la magnífica obra escultórica de Mariano Benlliure para enfilar a continuación la calle Pavaneras. Ni mucho menos. Lo recuerda con claridad Manuel Linares, que de chavea entraba ... a su barrio 'greñúo' por la calle de la Colcha porque en la actual plaza de Isabel la Católica estaba el Palacio de los Córdova.
Así es, en 1919 fue derribado para construir sobre su solar el teatro Gran Capitán. En los años 60 se reconstruyó en una finca situada al comienzo de la cuesta del Chapiz, en el barrio del Albaicín. Para entonces, ya pasaba el tranvía por la calle de la Colcha, comenta Paco Caña, «llamada así porque había una fábrica de colchas y se vendían a Granada». De ahí nace también el dicho, por la estrechez de la calle y porque por ella pasaba el tranvía, que ponía a veces en aprietos a los granadinos que cruzaban en aquél momento esta vía. «Eres más delicado que la calle de la Colcha». Yasí se ha quedado la anécdota y el sobrenombre para esta escueta calle ahora ya arrinconada tras la creación del acceso principal al Realejo por Pavaneras.
La calle de la Colcha es ahora una vía peatonal con un precioso empedrado que cuenta con varios negocios florecientes, como un estanco y una peluquería, y, sobre todo, varios establecimientos de hostelería donde se puede degustar comida italiana, japonesa o desayunar al estilo francés con cruasanes recién horneados. En ella ya no está el viejo tranvía y se mezclan granadinos con turistas.
Poco o nada queda ya de aquella calle angosta y sombría. Pero sí se puede decir que justo cuando abandona Reyes Católicos, se extiende como un chicle de menta largamente masticado y se acerca al interior del barrio del Realejo. Justo cuando besa la calle Pavaneras es donde vuelve a resurgir con fuerza el carácter de la calle de la Colcha como 'puerta de entrada' al barrio 'greñúo'. En efecto, cuenta Piedad Cardenete, vicepresidenta de la asociación de vecinos del barrio del Realejo que justo en el cruce de la calle de la Colcha con la calle Pavaneras «se instaló en su día la estatua que todos le dicen el 'del moro'».
Pero pocos saben que es un judío, Ibn Tibón, un insigne traductor, médico y filósofo. Y que, ya de paso, da la bienvenida a todo aquel que pasa junto a él. De hecho, en su soporte, sobre el empedrado del suelo, una pequeña placa reza: «Barrio del Realejo».
En efecto, en la entrada del Realejo está la escultura de Yehuda Ibn Tibón, una de las figuras más señaladas del judaísmo español. Nacido en Granada en 1120, fue médico, filósofo y lingüista, pero sobre todo, ha pasado a la historia como el 'padre de los traductores'. «Gracias a las traducciones de los textos árabes al hebreo fue accesible a la Europa medieval la ciencia árabe, y, a través de ella, los textos griegos. Aunque Ibn Tibón tuvo que abandonar Granada, ante la presión almohade en 1148, a los 28 años».
Juan Ruz, otro vecino del barrio, que lee detenidamente la placa tallada en la base de la escultura de Ibn Tibon reflexiona y comparte: «Fíjate. Traductor, médico y filósofo. Encuentra tú ahora a alguien tan preparado como él».
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