Droga en Granda

Dentro del edificio de lujo del centro de Albolote lleno de armas y droga

Así lo cuenta Manuel, nombre figurado, que apura un tercio de cerveza tostada en uno de los bares del Paseo de Colón. «Yo mismo tenía hechas entregas de dinero en calidad de reserva de dos de los pisos, que quería que se quedaran mis hijos, y ahora no tengo ni idea en qué situación estamos. Esto del embargo y la huida del constructor, asegura, nos ha dejado en la estacada, y así estamos esperando».

Su compañero de barra, Ricardo, asiente. Entre los dos cuentan que «con el tiempo, se corrió la voz de que había un bloque de lujo aquí en el centro de Albolote vacío, y empezaron a llegar de la capital y de pueblos del Cinturón. No eran gente de aquí, vamos. No eran de Albolote», confirman.

«La cuestión era sencilla. Buenos pisos, vacíos y una entidad financiera que no sabía muy bien qué hacer con este inmueble. «Así que se venían a Albolote, llegaban a esta calle –Blas de Otero–, pegaban una patada en la puerta y se ponían a vivir». La segunda parte era, cuentan, que se enganchaban a la electricidad. «Lo hacían por la cara, ilegalmente, y empezaban con la marihuana». A cultivar marihuana dentro de estos pisos, se entiende.

La actividad delictiva

Pese a la actividad delictiva, y estar a ojos vista de todo el mundo, la tranquilidad ha imperado hasta la semana pasada en el entorno, ya que en las dos calles a las que da el bloque, que ocupa la manzana –la ya mencionada Blas de Otero y la de San Isidro–, nunca hubo incidente alguno.

De hecho, en el edificio viven de forma habitual varias familias. Según Manuel y Ricardo, «se trata de personas que eran propietarios de los terrenos donde se levanta este edificio que lo permutaron por unos áticos». Y, en efecto, se aprecia que hay ropa colgada y ventanas abiertas, que son señales de vida en el interior. No así en los magníficos locales a pie de calle, que están sucios, deslucidos y con bastante basura acumulada.

Los primeros y segundos, presentan persianas bien rotas bien cerradas. La puerta del garaje y de los dos portales están rotas y se puede entrar sin problema. «Ya no es lo que era, recuerdan, ahora no hay ni ascensores y todo está roto, desde los buzones a las solerías».

Uno de los vecinos puerta con puerta con este edificio, que también prefiere ocultar su nombre, asegura que no ha habido incidentes. «No eran gente de aquí, de Albolote. Ynunca dieron problemas». Ahora un hombre de edad cruza la calle. Él sí presenció la operación de la Guardia Civil. «¡La que se lió!», explica. «Estuvo la calle cortada con vallas desde el punto de la mañana hasta bien entrada la tarde y no se podía pasar. Mi hijo tuvo que dar la vuelta y llegó tarde al trabajo», recuerda.

Un silenciador

Otro vecino fuma un cigarrito a la sombra. «Me enteré por la tele, estaba en el trabajo», comparte. De igual forma que los anteriores vecinos, asegura que nunca hubo problemas, «aunque sí se notaba un ir y venir de gente que no era de Albolote», dice.

Lo que sí se puede comprobar al cruzar a la calle Blas de Otero es el profundo olor a marihuana que todavía existe. No es la única sorpresa. Amenos de quinientos metros se encuentra el cuartel de la Guardia Civil. Ydetrás, la comisaría de la Policía Local.

«Lo que más me inquieta», dice otro de los contertulios en el bar del Paseo de Colón, es que encontraron un silenciador. ¿Para que quiere nadie un silenciador? Nada bueno», señala.

La operación de la Guardia Civil practicada en este bloque ha resultado la de mayor magnitud en lo que va de año. Intervino más de 190 kilos de marihuana, más de 5.800 plantas de cannabis y hachís en esta importante operación. En el bloque constataron que siete viviendas operaban como centros de producción de la droga y tres la almacenaban y distribuían. Fueron detenidos un albanés y un español.

En esta operación, la Guardia Civil descubrió también dos pistolas municionadas de calibre 9 mm sin número de serie, un silenciador; de munición, un inhibidor de frecuencias, un localizador de balizas y hasta micrófonos.