Torres Bermejas
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Torres Bermejas
Dentro de las guardaespaldas de la AlhambraLa espera ha merecido la pena. Han sido varias vidas, varias generaciones, muchas, todas, mil años sin poder entrar en las Torres Bermejas y descubrir este cachito de la historia de Granada cuyas vistas completan el imaginario de Granada con su Alhambra, Albaicín, Realejo, la ... Vega y Sierra Nevada. Ese conjunto de pensamientos y representaciones simbólicas con los que los granadinos y granadinas manejan, construyen y entienden la realidad de una ciudad única que, ahora, se mejora.
Los visitantes lo experimentan a la primera esta mañana fresca y soleada de finales de noviembre. «Se ve toda Granada». Y es que es así. Desde la ubicación portentosa de Torres Bermejas las vistas, el panorama, convierten a la ciudad en una vedette que muestra sus mejores encantos, ya que las tres torres que forman parte de este conjunto histórico están situadas en los puntos estratégicos que circundaban la Vega de Granada y que se presumen que pertenecía a la primera Alcazaba de la Alhambra.
Porque la conexión con la Alhambra y de ahí a la ciudad y al mundo es total. Las Torres Bermejas están directamente comunicadas con la Alcazaba de la Alhambra mediante una muralla que aún se conserva casi en su totalidad, perpendicular entre ambas. Esta defensa se puede observar perfectamente desde la Puerta de las Granadas, en la Cuesta de Gomérez, que queda bajo Torres Bermejas, lo que demuestra el importante papel que representaría este lugar en el sistema de salvaguarda de los palacios nazaríes. Es el concepto de las Torres Bermejas como guardaespaldas de la Alhambra.
Esta defensa empieza en la Alcazaba, baja hasta la Puerta de las Granadas, continúa ascendiendo hasta las Torres Bermejas, que dominaban perfectamente ambos tramos, prolongándose por la vertiente sur hasta Puerta del Sol y desde ahí hasta el palacio de Bibataubín.
Una nueva ruta cultural
«Habrá que ir. No vamos desde niños». En el barrio del Realejo la apertura al público de Torres Bermejas se recibe con cariño. Antes de los años sesenta, cuando fue adquirida por el Patronato de la Alhambra a las Fuerzas Armadas, los chaveas del barrio se colaban dentro para hacer de las suyas, inocentes y juguetonas.
Ahora, este sábado suben en procesión a ver un monumento de tres torres que consideran como suya, como del barrio, como una suerte de Alhambra greñúa que corona la colina del Mauror. A Torres Bermejas se puede acceder por la Cuesta Gomérez si se toma el camino empinado que nace a la derecha tras cruzar la Puerta de las Granadas. También desde el Realejo.
Desde el barrio greñúo se puede subir por cualquier sitio sin perder el referente de las torres que asoman a la ciudad. Si se opta por subir hasta el Alhambra Palace, de arquitectura confusa y polémica en su día, se llega al callejón de Niño del Royo, que pronto se transformará en la Ruta del Duque, al incluir el emblemático establecimiento de cinco estrellas, el carmen Rodríguez Acosta con el museo Gómez Moreno, el Carmen de los Catalanes, que está en proceso de rehabilitación y, al fondo, por fin, Torres Bermejas.
Traspasar la historia
Entrar en Torres Bermejas supone un pellizco, un escalofrío que recorre el espinazo tras saber que hay al menos cuatro generaciones de granadinos y granadinos que las contemplan y nunca las han visitado. Para empezar, en el interior, la contemplación de unas vistas sin parangón con una Torre de la Vela que en vez de aparecer a la derecha, en la vista clásica desde el Mirador de San Nicolás en el Albaicín, aparece monumental casi de frente, en la proa del buque de historia que es la colina de la Sabika.
La visita apenas gastará media hora del visitante, so pena de reflexión y ganas de disfrutar lo que se tiene entre manos. Una vez cruzado el patio se asciende al baluarte. Desde ahí, se accede a dos amplias terrazas y al interior de la torre principal.
Estas terrazas escalonadas ofrecen vistas de Granada que en esta mañana fresca y límpida de cielo azul deja contemplar en primerísimo primer plano el Centro histórico. La Catedral sobresale en toda su magnitud y se distingue el cambio radical entre esta ciudad vieja y los modernos ensanches. Al frente y a la derecha se desparraman los bloques en torno al camino de Ronda y la Avenida de la Constitución. A la izquierda, los bloques rocambolescos del Zaidín.
Dos historias diferentes de una misma Granada, recortada entre sus maravillas mundiales como son la propia Alhambra y Sierra Nevada, pero también el realejo y el Zaidín. A la Torre de la Vela le ha salido una competidora en Torres Bermejas. Se esperan besos, selfis, tequieros y canciones.
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