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Lidia Ortiz estaba trabajando el pasado jueves, 2 de diciembre, cuando su mañana se torció. Eran las una y cuarto de la tarde, acababa de aparcar su vehículo en el polígono industrial Las Nieves (Las Gabias) y se disponía a visitar a un cliente. Estaba consultando la tablet antes de salir del coche cuando escuchó unos golpes en el cristal: venían del turismo blanco que se acababa de situar a su lado. Al girar la cabeza, vio presuntamente a un hombre de unos 40-50 años mirándola fijamente a los ojos mientras se masturbaba. «Quería que lo viese, había golpeado fuertemente su cristal para llamar mi atención. Tenía levantada la pelvis y podía verlo todo perfectamente. No lo conocía de nada, pero ya me había dado cuenta antes de que llevaba un rato siguiéndome», relata la joven, de 29 años, que denunció los hechos ante la Guardia Civil ese mismo día.
Lidia no se podía creer que aquello estuviera sucediendo, pero se armó de valor y salió del coche. «Cogí el móvil y me puse a grabarlo, cuando me vio empezó a esconderse. Intenté acercarme para que saliese su cara, pero arrancó y se fue. Fue horrible, me sentí atacada sin que me tocaran», explica la granadina. La Guardia Civil ha confirmado a IDEAL que el hombre ha sido identificado y ha negado los hechos. Las diligencias ya están en el juzgado.
Paralelamente, Lidia Ortiz subió varios vídeos a Instagram dando a conocer el tema, tras lo que ha recibido la respuesta de otras chicas que afirman haber sufrido lo mismo con ese hombre. «Los 'stories' se compartieron muchísimo y empezaron a escribirme jóvenes de entre 17 y 20 años, principalmente de esa zona, Las Gabias y Cúllar Vega. Mi prima fue una de las que contactó conmigo, también a ella y a sus amigas les ha ocurrido. Se planteó en su día denunciar, pero no consiguió quedarse con el número de la matrícula del coche. Cuantas más denuncien mejor, porque es la única forma de que se asuste y no lo haga más», recalca.
Lidia ortiz-denunciante
Han pasado unos días desde que Lidia presenció aquella situación tan incómoda, pero sigue teniéndola igual de presente. Asegura que se sintió «acosada e indefensa», pero trató «de sacar fuerzas de donde no había» para salir del coche. «Me puse en riesgo, porque podría haberse bajado y haberme metido dentro del vehículo, da mucho miedo estar ante una persona que no actúa de forma normal. Es una forma de violencia, un ataque que no es físico ni verbal pero que te deja indefensa», lamenta la denunciante.
A la espera de que «se haga justicia», Lidia Ortiz recalca que los hechos ocurrieron a plena luz del día. «Si es capaz de hacer esto a las una de la tarde, en una calle transitada, ¿qué haría si te lo encuentras a las cuatro de la mañana en un sitio por el que no pase nadie? Me da pánico y terror pensarlo», asegura la joven, que espera que todas aquellas mujeres que pasen por situaciones similares se animen a denunciarlo.
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