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El veterano Nacho Pin avanza con el balón en un ataque del Covirán.
Velada redonda del Covirán
Baloncesto

Velada redonda del Covirán

El cuadro nazarí despide la campaña en casa con un rotundo triunfo que le permite seguir soñando con una carambola que le meta en los 'play offs'

Juan José Martín González

Martes, 22 de abril 2014, 11:52

Anoche se vivió una auténtica noche de fiesta en el pabellón Veleta. El recinto deportivo del Zaidín incluso adquirió la misma luminosidad reducida de las salas de baile cuando los focos de media instalación se apagaron, lo que obligó a un retraso de unos diez minutos sobre el horario previsto. Sin embargo, nada de ello le importó a los aficionados que abarrotaron las gradas de una cancha que ayer se despidió de la Liga EBA hasta la próxima temporada.

Esa especie de 'prórroga' tan solo sirvió para que la parroquia nazarí disfrutara un poco más del último sorbo de baloncesto que le brindaron los hombres de Pablo Pin, el entrenador que cogió desde el primer momento las riendas del equipo de la Fundación CB Granada y que, tras lograr el pasado curso el ascenso desde Primera Nacional, se ha encargado de mantener viva la ilusión por disputar los 'play offs'.

Esta meta se perfilaba a priori imposible para una plantilla en la que ningún jugador cobra un sueldo, al contrario que ocurre en los primeros clasificados. Empero, la racha de diez victorias consecutivas con la que asombró el Covirán dieron alas a la imaginación de verse la próxima temporada en LEB Plata. Ese anhelo se vio interrumpido con tres tropiezos consecutivos, aunque aún se mantiene vivo -pero pendiente de un hilo- tras la victoria de ayer sobre el Cajasol (86-64).

El cuadro sevillano pidió adelantar este encuentro para que no le coincidiera con el campeonato de España júnior, pero el joven plantel hispalense no parece igual de preocupado por hacer un buen papel en la competición liguera. La excelente defensa nazarí provocó una excesiva cantidad de pérdidas de balón que cometió en el primer cuarto -nueve- prácticamente dilapidaron cualquier opción de victoria, sobre todo porque los locales no pasaron por alto la ocasión de castigar esos errores con canastas (30-20).

La tónica no cambió demasiado en un segundo período en el que los dos conjuntos equipararon un poco sus fuerzas hasta que se produjo el apagón y Castillo tuvo que ser atendido por un golpe en la mano. Eso sí, el 0/10 en lanzamientos exteriores de los visitantes posibilitó que los granadinos, menos inspirados en ataque que en el acto anterior, aumentaran su ventaja al descanso.

El golpe letal llegó en el tercer período, en el que un demoledor parcial de salida de 12-0 sentenció el choque a favor del Covirán, que llegó a rozar la treintena en el electrónico. A partir de ese momento, la alegría y el jolgorio fue completo, puesto que hubo tiempo tanto para el espectáculo como para darle unos minutos a Andrés Arco, chaval de la cantera granadina.

Al final, aplausos y ovaciones para una plantilla nazarí que ha deleitado a los aficionados durante unos meses mágicos, en los que se ha demostrado que la ciudad desea seguir oyendo el sonido del balón naranja sobre un parqué. Y no solo durante el Mundial de este verano.

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