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Amador Gómez
Jueves, 19 de febrero 2015, 01:25
A falta de Juan Carlos Navarro, el Barça despegó de la mano de Álex Abrines y, gracias al joven escolta balear, pudo abrirse paso, no sin sufrimiento, hacia su séptima semifinal copera consecutiva. Con la gran estrella azulgrana renqueante, emergió la figura de Abrines, con tres triples seguidos entre el final del tercer cuarto y el principio del definitivo, para destrozar así muchas de las ilusiones de un combativo y muy digno Valencia, aunque la confianza del Barcelona cuando se puso con 70-59 (en el minuto 32) provocó que tuviese que pelear por el triunfo hasta los últimos segundos.
Se cumplieron los pronósticos y ganó el Barça, pero el Valencia, pese a sus limitaciones, nunca se rindió y no quedó sepultado hasta el último medio minuto de una eliminatoria intensa y muy disputada, con los azulgrana discretos y sus rivales notables. El Valencia dio mucha guerra a un Barça que tuvo que pelear hasta el tramo final, cuando el conjunto inferior en físico y clase, aunque no en sacrificio, dispuso de sus opciones desde el exterior para meter el miedo en el cuerpo al gran favorito.
Se estrelló en un par de ocasiones el Valencia contra el aro cuando soñaba con acercarse en ese período de máxima tensión a un solo punto, y sólo entonces el Barcelona pudo poner su rúbrica a la esperada semifinal. Aunque siempre tuvo el partido controlado, el Barça jugó a trompicones, con demasiados altibajos, aunque tuvo más fe y contundencia en los momentos decisivos. Como se preveía, al final triunfó el talento, la profundidad de banquillo y la variedad de recursos del poderoso Barcelona, y sin necesidad de Navarro, que aún bajo de forma a causa de una rotura fibrilar, dejó el protagonismo y la resolución para otros.
Le costó batallar al Barcelona más de lo que se esperaba, porque el Valencia suplió su inferioridad en el juego interior con una fuerte defensa y sacrificio colectivo. Al final incluso el Valencia se impuso en el rebote, pese al rendimiento de Tomic y Doellman en la pintura. Sin embargo, ante el Barcelona se necesita bastante más que trabajo y coraje, porque los azulgrana disponen de demasiadas armas para someter a cualquiera. Gracias a la tripleta formada por Oleson, Doellman y Tomic, a la que después se sumó en el momento de la verdad el descarado y resolutivo Abrines, consiguió dominar al enemigo, aunque no convenció.
Abrines, ni un fallo
Estuvo excesivamente maniatado el ataque azulgrana por la defensa del Valencia, y sufrió el pobre momento de forma de Navarro, aunque agradeció que Abrines tomase la responsabilidad y el relevo ejecutor. Mientras Navarro sólo jugó 13 minutos, con una única canasta y dos triples fallados, Abrines, coreado por la afición culé al grito de ¡MVP, MVP!, firmó un encuentro extraordinario en el tiro: cuatro triples de cuatro intentos y ni un fallo a canasta (una de dos y dos tiros libres).
Fue el internacional mallorquín quien levantó al Barcelona desde lejos cuando más lo necesitaba. Cuando precisaba escaparse por fin y confirmar su superioridad ante un Valencia que, hasta que surgió el letal tiro exterior de Abrines, se mantuvo con sus hombres altos (Dubljevic, Aguilar o Harangody), para no lamentar demasiado la importante ausencia de Lishchuk. Sin embargo, el Barcelona, pese a su gris partido, no sólo tuvo físico y mucho talento, sino, sobre todo, fe y un tiro exterior letal (13 de 21 triples), liderado por un Abrines que está preparado para seguir creciendo en Gran Canaria, siempre que su equipo mejore, porque en caso contrario, se le puede complicar repetir final.
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