Tensión entre madrileños y maños.
Copa del rey

Rudy eleva al Madrid

Guiado por su estrella, el campeón acaba con el CAI en cinco minutos demoledores tras el descanso, con un parcial de 15-0

Amador Gómez

Viernes, 20 de febrero 2015, 01:12

Gracias a Rudy Fernández y, a cinco minutos demoledores del campeón tras el descanso, el Real Madrid podrá seguir defendiendo el título de Copa en Gran Canaria. Rudy elevó a su equipo hacia las semifinales en un torneo que le motiva especialmente, con una de sus actuaciones brillantes y decisivas, en ataque y en defensa, para guiar al Madrid al último cruce camino de la final. Con la estrella a pleno rendimiento, como el protagonista más resolutivo, el Real Madrid reaccionó en la segunda parte después de desplegar un juego muy gris y pudo crecer en un duelo en el que el CAI tuvo que rendirse a la capacidad y el despliegue del alero mallorquín, y no sólo en el tiro exterior.

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Rudy, máximo anotador del partido (con tres triples de siete intentos), fue también el mejor reboteador de su equipo (ocho rechaces, siete de ellas defensivos) y firmó 25 puntos de valoración en un choque en el que el Madrid, escaso de poder en el interior, perdió la lucha bajo los aros: 34 capturas frente a 41 del CAI. Fue él quien alejó los fantasmas y quien desatascó por completo al Madrid al inicio de un segundo tiempo en el que, con Sergio Llull en la dirección, el alero balear puso la directa, para empujar al campeón y acallar de paso los pitos de la grada. Todo talento y carácter, también se ganó una técnica, pero, afortunadamente para el Madrid y desgraciadamente para el CAI, ofreció gran parte de lo mejor de su repertorio, para tumbar a un rival muy inferior que aguantó con mucha dignidad el primer tiempo.

Después de que el Madrid firmase una primera parte mediocre ante un CAI que fue encumbrado por su defensa y por sus hombres altos (33-39 al filo del descanso), el equipo de Pablo Laso, que seguro que echó a los suyos una bronca, despertó por fin tras el descanso y acabó con su rival con un parcial de 15-0. Lo consiguió con tres triples consecutivos, dos de ellos de Rudy, y tres canastas del mexicano Gustavo Ayón, hasta entonces, como el resto de sus compañeros, sobrepasado en la pintura por un CAI coral y muy sacrificado. Más centrado que los blancos durante 20 minutos.

Había estado el Real Madrid hasta el final del primer tiempo adormecido, indolente y lento, incapaz de hacer lo que más le gusta: robar, correr y anotar. Con escasas posibilidades de contraataque, sin chispa ofensiva, salvo la que ponían Rudy y Rivers, el CAI se fue dando cuenta de que los blancos no estaban cómodos y, dado que se estaban estrellando con el triple (uno de seis en el primer cuarto), el conjunto aragonés veía la posibilidad, no sólo de equilibrar el encuentro, sino de ser incuso superior en facetas como la del rebote.

Negado en ataque

Maniatados los pívots madridistas, excepto Felipe Reyes, que sigue siendo más que importante en este equipo, al campeón le quedaba intentar el tiro lejano, pero las muñecas estaban demasiado frías y el CAI se fue creyendo que el milagro era posible. La defensa del equipo maño en zona le estaba dando también muy buen resultado, y salvo por un par de triples esporádicos de Sergio Rodríguez y Carroll, el Madrid estaba completamente negado en ataque (al final mejoró y acabó con un 62% en tiros de dos y un 41% de tres), mientras el CAI de Ruiz Lorente seguía creciendo de la mano de Norel, que hizo un roto en la pintura blanca en el primer tiempo.

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Con gran parte del pabellón en contra de los madridistas y al grito de sí se puede, el CAI, bastante más concentrado y trabajador que su rival, aparte de tener las ideas más claras al defender y atacar, se fue escapando: 29-34 y 33-39. Liderado por un Norel a quien ni Ayón, ni Slaughter ni Bourousis podían poner freno. Pero llegó el intermedio y, tras un 39-46, el Madrid se dio de una vez cuenta de que debía despegar e imponer por fin su clase, su dureza, y su pegada si no quería complicarse. Ni siquiera temió con la cuarta personal de Reyes, porque los blancos ya estaban entonces lanzados con la velocidad de Llull, la necesaria reactivación de Gustavo Ayón y el lanzamiento exterior del gran Rudy, desesperante para los rivales, con ese letal 15-0 que mató al CAI y fue víctima de su calidad y liderazgo.

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