Es inevitable acudir al tópico, en Granada todo es posible. La conexión con Madrid, aunque el AVE no lo estrenemos hasta la semana que viene, se ha hecho presente porque desde la capital del Reino de España se han negociado los votos que se introdujeron ... ayer en la Jarra de los Caballeros XXIV por parte de los concejales del Partido Popular y Vox para dar la alcaldía de la capital a Luis Salvador, el líder de Ciudadanos y ex socialista, que ha sabido jugar con maestría para llegar a tener en su pecho el collar y el bastón en su mano que le representan como regidor de Granada.
La inexistente y pobre cultura de pactos de nuestro país ofreció ayer un episodio inédito en la plaza del Carmen. Sabíamos que el bloque de izquierda, con el PSOE con la lista más votada, no conseguiría la mayoría ante el de derechas, pero desconocíamos cómo se entenderían estos tres para acceder a la alcaldía. Lo acordado entre sus direcciones nacionales es todavía un misterio, después de las vicisitudes que han conducido a este desenlace, propias de las series modernas de televisión que muestran las interioridades de la política y las ambiciones de sus protagonistas. La intriga duró hasta poco antes de iniciarse la constitución de la nueva corporación municipal.
En Granada es llamativo que la tercera fuerza, con 4 concejales de 27, se lleve el gato al agua. La legalidad de la elección es indiscutible pero sobre lo que debemos reflexionar es en la extralimitación de un sistema que permite llevar hasta tal extremo la voluntad expresada mayoritariamente en las urnas. Si el bipartidismo existente hasta ahora no ha sido consciente de frenar esta deriva, ahora hay que buscar la manera para que no haya una parte importante del electorado que se sienta defraudado, ni se tenga la sospecha de que el gobierno de una ciudad sirve de cromo para cambiarlo por otra. La solución existe, la segunda vuelta electoral permitiría que las negociaciones o coaliciones previas de los partidos, entre los que no hay que desdeñar a los minoritarios, fueran transparentes y conocidas por los ciudadanos. Y ahí es donde todos se deberían fajar y aportar luz y taquígrafos para evitar más desencantos y frustraciones de sus propios votantes.
Hay muchas sombras en Granada. En primer lugar, desde la sede en Madrid del Partido Popular tiene que explicarse este desenlace de difícil comprensión para que su electorado siga confiando en ellos. Lo único que sabemos es que Vox puso como condición un decálogo, que aparentemente ha sido aprobado por los otros dos socios, pero no sabemos si Luis Salvador les permitirá entrar en el mismo gobierno, en el que es presumible una complicada convivencia en el día a día y sobre todo con qué programa y objetivos, qué modelo de ciudad pondrá en marcha y si ha adquirido algún tipo de compromiso temporal. Y todo ello se supone que en beneficio de una ciudad y de todos los granadinos, sin exclusiones. ¿No les parece?
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.