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EEl barrio de Bobadilla se ha vuelto a inundar. Mientras el domingo por la tarde unos ciudadanos votaban y otros se acomodaban en sus casas esperando el resultado electoral, los vecinos de esta barriada veían desesperados cómo sus calles se convertían en un torrente nervioso ... de agua. No era la primera vez que ocurría, pero en esta ocasión se creían salvados.
«Se supone que habían hecho unas obras que iban a solucionar el problema para siempre, pero lejos de hacerlo, la impresión es que sufrimos una de las peores riadas de los últimos años; y ya es decir», señala el presidente de la asociación de vecinos San Isidro de Bobadilla, Víctor García, que se remite a unos hechos que están grabados.
Son testimonios audiovisuales donde se puede observar la violencia de un caudal que anegó las calles y el interior de algunas casas; que llenó de desechos los bajos de los coches aparcados o el mobiliario urbano o que puso en peligro a los propios vecinos que se vieron sorprendidos paseando. Ocurrió lo siguiente: alrededor de las siete de la tarde del pasado 28M comenzó a llover con fuerza, como en el resto de Granada. Pero en los primeros compases del chaparrón, todo entraba dentro de la más absoluta normalidad. El agua se estaba drenando; empapaba las calles, los imbornales funcionaban perfectamente y ni rastro de problemas más allá de los habituales de un día corriente de lluvia.
Desde luego no había señales que presagiaran lo que ocurriría minutos después. Víctor relata que, poco a poco, el agua empezó a bajar desde la Carretera de Málaga con más fuerza hasta que acabó anegándolo todo.
Estaba pasando lo de siempre. El barrio de Bobadilla está ubicado en la zona más baja de la ciudad y, cuando llueve, va a parar allí toda la corriente. Esto lo empeora aún más, según dice este vecino, el hecho de que haya una parte más moderna en el barrio que se construyó a una cota superior a las demás, lo que provoca que el agua se embalse al llegar. Serían las ocho de la tarde cuando el caudal se hizo incontenible en la plaza Tabaco y la calle Semilleros, arrastrando además a su paso toda clase de porquería procedente de las aguas fecales de media ciudad. Las tapas del saneamiento reventaron y con la crecida del río la situación se complicó.
En algunos vídeos se ve a algunos vecinos achicando aguas dentro de sus casas. Víctor explica que hubo daños personales, pero no muy importantes gracias a la experiencia que han adquirido ya después de años de inundaciones. Allí no hay familia en 2023 que no esté preparada. Las casas tienen dobles puertas en las entradas y en el interior nadie deja ya nada cerca del suelo en las cocheras.
El suceso duró casi una hora, pero el cabreo de los vecinos aún se mantiene varios días después. No pueden creer que las administraciones no hayan podido resolverles este asunto que ya colea. En una carta al director publicada ayer por IDEAL, Antonio Guerrero, un vecino de la calleSemilleros, lamenta que en el barrio lleven 14 años esperando una solución y que lo único que han conseguido son «parcheos» que no sirven de nada. Se refiere a las últimas obras que realizó el Ayuntamiento de la mano de Emasagra. Fue en 2020 y la inversión ascendió a unos 300.00 euros.
Para él, ese dinero se «ha tirado a la basura», afirmación que condensa un poco el sentir actual de Bobadilla. El presidente de la asociación vecinal cuenta que en el vecindario hay tanta indignación como impotencia. Confiaban en unas obras que se hicieron por parte de la administración con el afán de desviar parte del caudal que acaba allí en su salida natural. Pero hoy a ningún vecino se le escapa que todo esfuerzo ha servido de poco.
Desde Emasagra niegan que esto sea así. Están convencidos de que la intervención que se llevó a cabo hace tres años ha evitado en este tiempo inundaciones en casos de lluvias de intensidad media y alta. Sin embargo, son conscientes de que no ha servido en esta ocasión ante la «tromba del d domingo», que fue, según dicen fuentes de la empresa, «de gran intensidad, muy alta y muy localizada en la zona de mayor afección a este barrio».
Lo que pasó va a hacer, de acuerdo a estas fuentes, que Emasagra estudie nuevas mejoras para añadir a la obra y así acabar con este tipo de incidencias. Además, están en plena elaboración de un proyecto de «laminación de aguas pluviales» que prevendrán, prometen, estos episodios.
Mientras tanto, los vídeos de la última inundación ya los ha visto todo el mundo. El cabreo es mayúsculo en el barrio y esperan que la solución llegue de una vez por todas. Porque mientras no lo haga, los vecinos de Bobadilla seguirán viviendo «asustados» en sus propias casas siempre que vean «un nublo en el cielo», tal y como ellos mismos denunciaron en IDEAL.
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