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«Un enterao, lo que eres es un enterao», le suelta un motorista al conductor de un coche. Ambos están atascados en mitad del Camino de Ronda, frente por frente al gimnasio donde la otrora estación de la Alsina. El de la motillo, con su ... chaleco amarillo reflectante y un casco colorado, se para delante del vehículo y empieza a afearle una maniobra extraña.
No es para tanto, de hecho, el conductor, que lleva como copiloto a una persona mayor, ni se inmuta. Pero la anécdota ilustra a las claras una jornada de tensión y nervios a flor de piel como consecuencia de los atascos y los atrasos causados por la tractorada.
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La protesta había concluido para esta hora, la caída de la tarde, entre las seis y las siete. Pero el Camino de Ronda estaba completamente congestionado de vehículos. De hecho, los tres cruces centrales más importantes -el de Recogidas, Emperatriz Eugenia y Méndez Núñez-, contaban con una pareja de agentes de la Policía Local cada uno para dirigir el tráfico.
La jornada ha sido peliaguda. El Camino Ronda completamente atascado, además de las vías que lo seccionan, ha sido la comidilla del día. En el kiosco de prensa de la esquina de la calle Recogidas con el Camino de Ronda, confirmaban que todo el mundo ha estado hablando de lo mismo. «Todo el que se acercaba a comprar algo al kiosco comentaba que llegaba tarde al trabajo, a una cita o a un mandado. Ha sido la tónica general del día de hoy».
No eran los únicos. A lo largo y ancho de toda el área metropolitana de la ciudad de Granada han ocurrido contratiempos. María, una empleada del hogar, ha llegado al domicilio a trabajar con una hora larga de retraso. «Vivo en Churriana de la Vega y nos hemos comido un atasco de campeonato», explicaba toda apurada la situación. El problema es que luego tenía que limpiar en otra vivienda, esta vez en Armilla, para luego volver a Churriana de la Vega. «Me voy a pasar todo el día atascada»; se lamentaba.
La terraza del popular restaurante Chikito se encontraba esta tarde un tanto desangelada. Daniel, responsable del lugar, aseguraba que el día había sido bastante malo. «No solo aquí en Chikito, sino que la tractorada se ha notado en todos los establecimientos del Centro de la ciudad».
En su caso, casi la mitad de las mesas del comedor han cancelado sus reservas. «Y en la terraza no ha habido apenas movimiento». Es normal, añade Daniel, «si no dejas que venga la gente a Granada…».
Otro tanto le ha ocurrido a Ana Belén, que atiende la recepción en la clínica dental Muñoz Soto. «Entro todos los días a Armilla por la primera entrada desde circunvalación, pero esta vez nos han desviado por el centro comercial Nevada. He aparcado y a la hora de comer, visto lo visto de los atascos, he optado por subirme al metro para volver a mi casa en Granada. Pero iba hasta los topes y también he tardado un montón. Luego he vuelto en metro a la clínica y cuando cerremos espero que todo se haya solucionado para poder volver a casa en coche».
Este pensamiento era compartido por infinidad de granadinos y de granadinas. Volver a casa tras una jornada desasosegante, agotadora y sufrida por las consecuencias de la salvaje tractorada. A las siete de esta tarde, el tráfico denso continuaba en el Camino de Ronda y calles adyacentes. Los agentes de la Policía Local seguían con sus pitidos a troche y moche y el sol se despedía de Granada.
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