Cándida Martínez (Catedrática emérita de la UGR, 72 años)

«El dinero no tiene nada que ver, sigo porque ser emérita de la UGR es un orgullo»

Martínez, experta en historia de las mujeres, imparte un curso entero en el máster GEMA y una asignatura en la Facultad de Letras, con el máximo de créditos que se le permiten a un emérito. Pero es que, además, codirige proyectos de investigación y es profesora visitante de varias universidades extranjeras. «Acabo de volver de Roma, en octubre voy Colombia, soy una emérita muy activa», reconoce la profesora, que forma parte de la comisión del quinto centenario de la UGR y no para de abrir frentes. Además, dirige la revista Arenal de historia de las mujeres y un festival de música barroca, de los que está muy orgullosa.

Y no siente que se esté perdiendo nada a nivel familiar, al contrario. «Esta es mi vida, me siento bien y con capacidad para llevar adelante estar tarea», reflexiona. Lo hace, además, por pura satisfacción personal. «Cobras igual que jubilada, no tiene nada que ver el dinero, es que para mí es un orgullo ser emérita de la UGR, significa que has tenido una trayectoria de compromiso, y que por trabajo y creación de conocimiento la UGR te lo reconoce». Y es que no solo tienes que querer seguir, como recuerda Martínez, sino que hay que cumplir unos requisitos exigentes, se presenta un proyecto de colaboración con la UGR, te seleccionan y te evalúan cada año. Los 75 son la edad límite fijada para que los eméritos pemanezcan en activo. «Ya veré después que hago, algo inventaré», culmina entre risas.