Dos detenidos por hacer un 'simpa' en un bar de la Chana y amenazar a un policía

Hay 'simpas' y 'simpas'. Los hay de guante blanco en los que el cliente se esfuma sin dar cuentas a nadie pero dejando una cuenta a deber. Otros más aparatosos en los que el hostelero se da cuenta y corre en pos de los morosos para que paguen lo que deben. Y luego está lo ocurrido en la noche del jueves en un bar de la Chana. Un 'simpa' de campeonato que acabó con sus dos autores en los calabozos de la Policía Local.

Los dos protagonistas de esta historia decidieron darse un homenaje en un bar de la Chana, barriada tan popular en vecinos como generosa en oferta hostelera. Para regar plaza y saciar el hambre, se pidieron un bocata de carne en salsa, una ración de lomo con ajos y una fritura variada, un compendio de 'frutti de mari e monti'', que diría un chef italiano, con sendos tercios de cerveza para facilitar el tránsito digestivo.

Con la barriga contenta y el ánimo en alto, se pasaron a la '1925', una elección que habla de su buen gusto cervecero. Las 'verdes' entraban tan bien que al final cayeron nada menos que cinco y el 'hocico' se les acabó de calentar porque más tarde cayeron tres güisquis de importación. La noche era joven y pedía a gritos seguirla en otro lado, así que ni cortos ni perezosos se largaron del bar pero olvidaron un detalle: abonar los 72,60 euros de la 'dolorosa'.

Al dueño del bar no le hizo ninguna gracia el asunto y salió tras ellos pero se encontró con la amenaza de un arma blanca. Tuvo que retroceder y con buen sentido llamó a la Policía Local, que recibió la llamada telefónica sobre las once de la noche. Una unidad llegó al bar y se entrevistó con el dueño para recopilar datos y obtener la descripción de los morosos. Uno era grueso, con barba, y el otro llevaba una muleta, mochila y tatuajes llamativos en brazos, cuello y rostro. Además, este llevaba una navaja con la que lo había amenazado de muerte.

Dos unidades de patrulla de barrio iniciaron la búsqueda de los dos individuos y pronto los localizaron. El más joven echó a correr para darse a la fuga pero fue alcanzado. El otro, el tatuado, se quedó y mostró una actitud desafiante. Al cachearlo, los agentes encontraron la navaja con la que había amenazado al hostelero.

La actuación habría finalizado identificándolos para que el dueño del bar pudiera denunciarlos por un presunto delito de estafa, pero no acabó ahí. El individuo de la navaja increpó e intentó agredir a uno de los agentes y señalándolo le dijo: «A ti te tengo que pegar 2 tiros».

Los agentes procedieron a detenerlos como presuntos autores de un delito de intento de agresión y amenaza a un agente de la autoridad. La noche también les salió gratis (de momento). Durmieron en el calabozo.

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