Decenas de familias se han quedado sin transporte público por el desprendimiento. Pepe Marín

Barrios

Dos meses sin autobús tras hundirse una carretera en el Sacromonte

Un corrimiento de tierras ha arrastrado el muro de un cortijo y parte del Camino de Beas, lo que ha obligado a suspender cuatro paradas en una zona sin tiendas y llena de gente mayor

Miércoles, 22 de febrero 2023

El Sacromonte no acaba en las cuevas gitanas. Ni tampoco los turistas son los únicos que usan los microbuses que circulan por este barrio histórico de Granada. Vecinos de su parte alta, la más pegada a la naturaleza, la abadía y alejada del meneo visitante, ... están desesperados porque llevan dos meses sin servicio de transporte urbano. El motivo es que un desprendimiento que tuvo lugar en diciembre en la carretera que recorre el Camino de Beas ha dejado muchas dudas entre los técnicos municipales, que han desaconsejado que los buses pasen más allá de Puente Mariano. El problema es que en este punto de la capital no existen tiendas, ni farmacias, ni tampoco otros servicios. Además, está lleno de gente mayor, que hoy se las arregla gracias a la ayuda de sus vecinos, o bien, pagando taxis, para salir del barrio.

Publicidad

El enfado es mayúsculo. Tanto la asociación de vecinos del Sacromonte, como los propietarios de la finca afectada por el derrumbe han dirigido sus quejas al Ayuntamiento, que está inmerso en los prolegómenos administrativos de una obra que tiene enjundia.

La carretera se hunde

Parte del enfado que reside en esta zona está alimentado por el convencimiento de que el Ayuntamiento no hizo lo suficiente cuando ya en abril del año pasado se le advirtió de que algo no marchaba en este tramo de vial. Fueron las hijas de María Trinidad, que regenta desde hace medio siglo el cortijo afectado, las que avisaron del peligro. Beatriz explica a IDEAL con los dos pies plantados en un bancal lleno de escombros, ladrillos y vallas de un muro vencido, que ya entonces vieron cómo en la carretera se estaba abriendo una gran grieta junto al muro de su cortijo.

Vecinos del Sacromonte junto a la zona del deslizamiento. Pepe Marín

El 14 de diciembre, recuerdan en el barrio, que llovió con mucha fuerza. Tanto que tuvo lugar un segundo corrimiento de tierras en otro punto del Camino de Beas. Este fue más aparatoso, pues parte de un talud invadió la carretera, por donde rodaron piedras de cierto tamaño. Desde entonces no se permite circular al autobús por esta parte del Sacromonte. Se han suspendido cuatro paradas, según dicen en el barrio, y ahora tienen que ir hasta Puente Mariano para coger el bus que va y viene del Centro.

Publicidad

«Iban a preguntarle a los Bomberos si podían autorizar que circulase el autobús mientras se hacía el arreglo, pero no han dicho nada dos meses después»

Francisca Cano

Asociación de vecinos del Sacromonte

El concejal de Urbanismo, Miguel Ángel Fernández Madrid, explicó en la última junta de distrito que la decisión se tomó después de que un informe de los Bomberos avisase de la «peligrosidad» que existe en la zona a causa de la mala compactación de los terrenos. El problema es que el arreglo no parece nada sencillo. La carretera se hizo mal en su día y ahora las labores necesarias para recuperar el tramo en cuestión requiere de una actuación que sobrepasa las competencias de Mantenimiento.

Y en ello trabaja Urbanismo en la actualidad. Se ha encargado un estudio geotécnico para conocer los detalles del suelo donde se tiene que trabajar y los trámites administrativos se están llevando a cabo vía urgente, pero dos meses después nada ha cambiado en este lugar y los vecinos desconocen si hay o no avances.

Publicidad

«Nos dijeron que en febrero comenzarían las obras... y nada. También que preguntarían a los Bomberos si podían al menos autorizar a que circulase el autobús, pero tampoco. Estamos indignados», señala Francisca Cano, una de las portavoces de la asociación de vecinos del barrio, que le pide por favor al Ayuntamiento que acelere ya de una vez. Principalmente por dos motivos: porque cree que este lugar es una amenaza hoy para cualquiera mientras no se levanten el muro y la valla otra vez; y porque necesitan la conexión de bus en el barrio como agua de mayo. «Es que es el único modo de locomoción de las muchas familias que vivimos aquí. Somos más de cincuenta y tenemos el mismo derecho que cualquiera vivamos donde vivamos», concluye.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad