Vista aérea del edificio de Camino de Ronda con la versión actual del inmueble. @granadaoldpics1
Crónica negra

El edificio de Camino de Ronda que vivió uno de los episodios más violentos de Granada

El último de los hermanos Quero se atrincheró durante tres días y acabó pegándose un tiro en el número 73 de la citada vía

Camilo Álvarez

Granada

Lunes, 28 de octubre 2024

La leyenda de los Quero. Antonio, Pepe, Pedro y Paco Quero Robles consiguieron atemorizar a una ciudad entera. Surgieron en plena posguerra y, aunque se les atribuyó ese halo revolucionario de guerrilleros antifranquistas, sus aspiraciones no respondían exactamente a eso. Llamaron la atención por su forma de actuar; al más puro estilo maqui, pero enlatando su batalla en el ámbito urbano y no en el rural, como hacían los guerrilleros de la época.

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Aunque durante mucho tiempo se ligó su actividad a una lucha directa contra la dictadura de Franco, recuerda el profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Granada Claudio Hernández Burgos que sus acciones no venían motivadas por ninguna ideología. Bien es cierto que a partir del año 45 «el Partido Comunista trató de hacer de la guerrilla una parte de su programa para derrocar a Franco». Sin embargo, los Quero eran «vecinos en armas con una ideología poco definida».

Tras una larga lista de episodios que tuvieron en jaque a la policía entre 1941 y 1947, este año murió el último de los Quero en un capítulo final que pasó a la historia de la crónica negra de Granada. Por entonces solo quedaba vivo uno de los hermanos, Antonio, al que delataron. Se encontraba escondido en una vivienda del Camino de Ronda de la capital granadina. Aguantó allí atrincherado casi tres días hasta que puso fin a su vida. Unos hechos que rememora Francisco de Paula Ariza en su cuenta de 'X' (@granadaoldpics1), en la que remueve el pasado de la ciudad.

Recordaba el abogado y escritor César Girón en las páginas de IDEAL hace unos años que todos los vecinos fueron desalojados cuando el último de los Quero fue hallado en este inmueble. Se montó un amplio despliegue policial y se vivió un tiroteo de película. Junto a Antonio había varios miembros de la banda. Uno murió por las balas de la pistolas policiales, otro decidió entregarse, pero Antonio Quero le pegó un tiro cuando estaba llegando al cordón policial. Incluso usaron a la familia para disuadirlo. Llevaron al padre y una hermana del guerrillero para convencerle de que se entregara. Ni ellos lograron que no apretara el gatillo y se suicidara.

Aquel edificio del número 73 del Camino de Ronda se encontraba a las afueras de la ciudad. Un espacio de conexión del espacio urbano con la Vega que hoy día vertebra una de las principales vías de la ciudad pero que, entonces, en 1947, era un lugar alejado del centro. Con el paso de los años y el crecimiento de la ciudad, aquel inmueble de apenas dos plantas desapareció para dejar paso a otro mucho más imponente que hoy día se levanta en esta vía principal de Granada.

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Edificio actual en el número 73 de Camino de Ronda, donde murió el último de los Quero GM

La expansión del Camino de Ronda tuvo lugar unos años después, en las décadas de los 50 y 60, cuando la capital comenzó a crecer hacia la Vega y se estructuró una vía que recorriera la ciudad de un lado a otro. La primera circunvalación de Granada. Luego quedó sepultada por el crecimiento de la urbe y, con la llegada de la verdadera circunvalación, hoy rebautizada como GR-30, respiró con algo menos de tráfico, aunque sigue siendo una vía ciertamente saturada en determinadas horas del día.

Entre la leyenda y la realidad

Las hazañas de los Quero fueron creciendo en popularidad y los protagonistas de las mismas se convirtieron en una auténtica leyenda, tanto que incluso se les atribuyó acciones de las que realmente no fueron protagonistas. «A los verdaderos hechos se fueron agregando otros atribuidos por el imaginario colectivo, como el secuestro y asesinato del coronel Milans del Bosch o la muerte del inspector de policía Julio Romero Funes», cuenta en su libro 'Hijos de una guerra: los hermanos Quero y la resistencia antifranquista' Jorge Marco.

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Pero sí que fueron autores de episodios delictivos de lo más sonados. Por ejemplo, en 1945. Los hermanos Quero cometieron un doble atraco. Secuestraron a un miembro de una de las familias más acaudaladas de Granada, los Rodríguez Acosta. Pidieron por Manuel un rescate de 250.000 pesetas. Además, en plena Gran Vía secuestraron al comerciante Andrés Sánchez Montes, al que también pidieron una enorme suma de dinero (225.000 pesetas). Casi medio millón de pesetas recaudadas en un solo día, una cifra astronómica para la época. Mayor fue el botín recibido (500.000 pesetas) por retener tres días en una cueva a un general.

Según cuentan los propios familiares de las víctimas, no hacían daño a sus rehenes y los secuestrados destacaban la amabilidad procesada durante las horas de cautiverio

Hechos como estos eran condenados por la sociedad, pero su forma de proceder también levantó el aplauso de otros muchos granadinos. Los vecinos se debatían entre el miedo por sus actos y la gratitud de quienes eran ayudados por estos guerrilleros urbanos, pues repartían parte de sus ganancias entre familias necesitadas y represaliados. De ahí que se les comparara con 'Robin Hood'.

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Incluso las víctimas se enfrentaron a sentimientos encontrados. Según cuentan los propios familiares de algunas de ellas, no hacían daño a sus rehenes, e incluso sus secuestrados destacaban la amabilidad procesada durante las horas de cautiverio. Solo en una ocasión, en otro secuestro, acabaron matando a una persona, el empresario Indalecio Romero, por la que también pedían un rescate. Fue «tras un grito de la mujer del secuestrado que los asustó» y no apretó el gatillo ninguno de los hermanos, sino otro miembro de la banda.

Su final también estaba escrito y pactado. Según cuenta Jorge Marco en su libro, los hermanos habían acordado que se suicidarían antes que dejarse atrapar. Algunos cumplieron su palabra y otros no tuvieron ni siquiera esa opción. Pepe murió en 1944, a los 29 años, tiroteado durante un secuestro por el hijo del capturado. Pedro sí se pegó un tiro al verse acorralado por la policía en el Sacromonte en 1945. Paco Quero protagonizó en 1946 uno de los sucesos más violentos. Se produjo un tiroteo muy cerca del Ayuntamiento, huyeron hacia el Realejo y lo abatieron en la calle Solares. El joven de 24 años terminó en el suelo y con el rostro desfigurado por las balas. El último de los hermanos, Antonio, también acabó con su propia vida en aquel edificio de Camino de Ronda tras tres días de lucha con la policía. Era un 24 de mayo de 1947.

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