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Amanda Martínez
Granada
Domingo, 21 de marzo 2021, 23:08
El 8 de mayo de 1932 salió a la calle el primer número de IDEAL. En aquellos años Granada contaba con tres o cuatro cabeceras que atraían a los lectores según fueran sus inclinaciones ideológicas. En una sociedad polarizada hasta el extremo, la Editorial ... Católica buscaba fundar un rotativo tras el asalto a 'La Gaceta del Sur' en los disturbios anticlericales de mayo del 31. Dirigido por Pedro Gómez Aparicio, el nuevo periódico conservador de Granada instaló su redacción en el número 27 de la Acera del Casino, mientras que los talleres y la rotativa se montaron en un edificio que la empresa adquirió en el número 62 de la calle San Jerónimo.
La casa, que lindaba con lo que hoy es el Conservatorio Superior de Música Victoria Eugenia, tenía tres pisos, un zaguán, un patio y una fuente de mármol. Se compró al diario madrileño 'El Crisol' una rotativa de la casa suiza MAN y, donde antes había una capilla, se instaló el primer teletipo que tuvo un periódico de provincias en España. El 10 de marzo de 1936, pocos meses antes de que estallara la Guerra Civil, un grupo de manifestantes saquearon las instalaciones de San Jerónimo y arrojaron por los balcones las 'Underwood'. Sus cajas de imprenta fueron volcadas en la plaza de la Universidad, las bobinas de papel rodaron por las calles y le prendieron fuego al edificio.
Fue poco lo que consiguió salvarse, las cinco linotipias quedaron sumergidas bajo un mar de escombros y el edificio, reducido a unos muros ennegrecidos por el humo y las llamas. La rotativa corrió mejor suerte porque los cilindros convertidos en un espeso líquido, apagaron el fuego.
Pero la Editorial Católica sacó adelante aquella maquinaria y, desde Tendillas de Santa Paula, consiguió recuperar lectores y aumentar su tirada. Ya no resultaban nada prácticas las carreras de Antonio Trinidad con su bicicleta llevando los textos escritos a máquina por los redactores desde Puerta Real a San Jerónimo. «Dejaron la Acera del Casino por el trasiego de la redacción a talleres, cualquier cambio que llegaba en teletipo a Puerta Real, mientras iba a linotipia podía tardar una hora», recuerda Rafael García Manzano, que fue subdirector de IDEAL y su padre, Rafael García Fernández de Burgos, uno de los miembros fundadores de aquella primera redacción.
Fue entonces cuando los directivos de IDEAL iniciaron gestiones para dotar al rotativo de unas instalaciones adecuadas. Para ello comenzaron vendiendo a la Universidad de Granada el edificio de San Jerónimo (que amplió el Palacio de los Marqueses de Caicedo para la construcción de la Facultad de Farmacia) y, tres meses después, adquirieron unas viejas edificaciones situadas en la esquina de las calles San Juan de Dios y Compás de San Jerónimo, valoradas en 230.950 pesetas. Entonces San Jerónimo era el extrarradio de la ciudad.
Se encargó el diseño del proyecto del nuevo edificio a Miguel Olmedo, un destacado nombre de la arquitectura local. A su originalidad se deben el teatro Isabel la Católica, el de La General, en Villamena, el que lleva el nombre de su familia en Puerta Real o los jardines del Triunfo. La obra la llevaría a cabo la empresa del constructor Nicasio Nestares.
En el semisótano se instalaron los talleres y la rotativa. En el entresuelo la administración y redacción, un espacio que pronto se quedó pequeño y los redactores no tardarían en trasladarse a la primera planta, donde también se instaló el archivo. El resto del edificio, de cinco plantas, se destinó a viviendas. El director de IDEAL y el gerente, se reservaron las que ocupaban las torres laterales. El 15 de mayo de 1950, el periódico se traslada a su nueva casa.
El periodista agitó un vaso largo y miró en su interior en busca del último sorbo de licor bajo los derretidos cubitos de hielo. El gesto, que hacía sin interés, ocultaba sus intenciones, enterarse de lo que pasaba en la ciudad. Las noticias, entonces, estaban en los bares, y tener la redacción en el centro de la ciudad permitía prolongar las jornadas entre paisanos y traerse al periódico una información que escribir.
La mayor intensidad de trabajo en la redacción se producía entre las 9 y las doce de la noche. Hasta la hora del cierre de la edición, las mangas de la camisa permanecían remangadas, los nervios llenaban de colillas los ceniceros y no había más sonido que el del violento golpe a las teclas para que los punzones marcaran la hoja blanca.
Los ejemplares del periódico de imprimían en el sótano. A media noche llegaban al edificio de compás de San Jerónimo los trabajadores que operaban la ensordecedora rotativa. Era entonces cuando los redactores se levantaban de su asiento por primera vez en algunas horas, comenzaban a bromear, se apuraba algún café o circulaba un trago de ginebra. «El ambiente era extraordinario, influido también porque Melchor Sáiz Pardo (director de IDEAL desde 1971 hasta 2002) era joven y muy tolerante con ese ambiente abierto, explica García Manzano. «Éramos una pandilla, un equipo muy hermanado, dentro de los roces normales por la tensión que también llevaba este trabajo, pero era uno de los ambientes más bonitos que vivido y todos pusieron de su parte».
Un equipo, muy masculino, por cierto. Hasta los setenta no hubo ninguna mujer en redacción. Fue María Dolores Fernández Fígares la primera colaboradora de la redacción de IDEAL. La primera periodista en plantilla fue Victoria Fernández. En las oficinas y administración sí había chicas, entre otras estaba la diligente Mari Carmen Montero, mano derecha de Melchor y luego de Eduardo Peralta hasta su jubilación hace unos meses. Justo Ruiz, Paco Perea, Miguel Martín Romero, Antonio Ramos, Antonio Checa, Antonio Cortés, Antonio Márquez, Miguel Allende, Rafael Guerrero o Rafael Gómez Montero, fueron algunos de los nombres de la última redacción que trabajó en San Jerónimo. Oficiales, linotipistas, cajistas, esterotipistas o fotograbado las profesiones en la que se organizaba la plantilla de talleres, la más abultada de IDEAL.
En 1985 IDEAL vende el edificio de San Jerónimo y se traslada al Polígono Asegra. La vieja rotativa que tantos ejemplares imprimió desde su primera casa preside las instalaciones del periódico, un recuerdo a la vida de los que durante tantos años han hecho posible la apasionante aventura de publicar un periódico.
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