Dos gotas frías en tres semanas

El 'efecto Valencia' cambia la prevención de catástrofes en Granada

IDEAL desgrana cómo ha variado en tres semanas la respuesta ante dos tormentas con idéntica alerta naranja tras la 'lección' de la tragedia

Domingo, 17 de noviembre 2024, 00:25

Valencia marca el punto de inflexión en la gestión de las emergencias. Granada ha aguantado el paso de dos gotas frías en menos de un mes con respuestas y actuaciones muy diferentes. Ambas tenían idénticas alertas naranjas por fuertes lluvias, pero las medidas preventivas que ... se tomaron fueron muy distintas, tras lo ocurrido en Valencia. Los avisos de la Agencia Estatal de Meteorología llegaron con similar antelación, pero la activación de los planes de emergencia, y sobre todo las medidas preventivas, ya evidencian un cambio en la forma de afrontar estas situaciones.

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Las dos DANA en la provincia granadina se anunciaron el 24 de octubre –antes de la tragedia valenciana– y el 10 de noviembre –apenas dos semanas después–. En la primera funcionaron los avisos y hubo reacción, pero cuando ya se inundaban calles y edificios, por lo que hubo que desalojar personas. Mientras que en la segunda, las medidas para evitar desplazamientos amortiguaron esa reacción.

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Hace tres semanas

El 29 de octubre el norte de la provincia se levantaba entre lodo. Los municipios habían pasado la noche en vela, exhaustos y sobrepasados por la cantidad de incidencias que llegaban de sus vecinos. La alerta naranja se 'cumplió' y en Guadix descargaron casi cien litros por metro cuadrado en 24 horas. Poco antes del mediodía la Junta de Andalucía elevaba la fase de preemergencia a emergencia de nivel 1. Para entonces, ya habían colapsado tres puentes, Guadix tenía desalojado un colegio o recomendaba a los lugareños no salir de casa, mientras que en Dólar las granjas se inundaban.

Tres semanas después y con la misma alerta meteorológica de la Aemet (naranja), la respuesta ante la gota fría ha sido histórica. Nueve horas antes de que empezara a llover la administración ponía en marcha el plan, 94 municipios cancelaban las clases, la UGR cerró, las empresas volvían al teletrabajo y la paralización de la actividad evitaba más de un daño. Todos tuvieron en mente a las más de 200 víctimas de la DANA en el levante. IDEAL desgrana cómo ha cambiado la gestión y la conciencia ciudadana.

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175 pueblos tienen planes globales de emergencia. Solo cuatro han redactado un plan específico de inundaciones

Para entender el efecto valenciano, hay que remontarse a finales de octubre. La Agencia Estatal de Meteorología emitió entre el 25 y el 29 de octubre 47 avisos sobre la llegada de la DANA a Andalucía, tal y como ha contabilizado este periódico. Advirtió también que era un fenómeno impredecible, monitorizó esos cambios e informó de las posibles áreas que se podrían ver afectadas. A las 00.14 horas del 29, en una madrugada aciaga, empezaba a llover. La Consejería de Presidencia e Interior activó la fase de preemergencia. La lluvia despertó a los alcaldes de la cama con agobio y angustia. Solo les quedó reacionar. En Guadix los Bomberos empezaron a actuar de madrugada, mientras que en Cúllar la regidora atendía más de cien llamadas telefónicas.

A partir de las cinco de la mañana, se empezaron a inundar edificios municipales, entre ellos el teatro, y varias iglesias. Al salir el sol, el alcalde desalojó un centro escolar y recomendó a los vecinos no salir de casa. Entre las 9.00 y las 10.00 horas se descarnaba por riadas los puentes de Baza-Benamaurel y Benalúa, donde se desalojó un polígono. Los cortijos que había alrededor también se los tragó el caudal. La A-92 N se inundaba, los coches quedaron atrapados y la infraestructura dañada.

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Protocolos escrupulosos

La situación escalaba. En Baza colapsaban más vías secundarias y los bomberos preparaban un dispositivo para rescatar a cinco personas en Caniles. A las 11.09 horas, la Junta de Andalucía pasaba a la fase uno.

Los ayuntamientos, con recursos limitados, hicieron una labor ingente para llegar a todos los rincones. Pese a que la situación estaba controlada, los cuantiosos daños pudieron haber sido menores. Cúllar daba tres avisos a lo largo de la mañana por redes sociales para advertir de incidencias registradas o prohibir el acceso a calles con riesgo. Se quedaron sin luz y agua en muchas áreas. La ciudad bastetana, que hizo dos avisos por sus perfiles públicos, activó su plan municipal de emergencias a las 7.40 horas. Por su parte, Guadix hizo dos comunicaciones a través de su perfil público, mientras que en Caniles o Dólar, que no cesaron de actuar, las comunicaciones se produjeron el 30 de octubre para informar de desperfectos.

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Diputación, a través del servicio de Emergencias, atendió incidencias el mismo 29. El 30 también visitó la zona, al igual que la Junta acudió a analizar sus infraestructuras. Subdelegación del Gobierno envió a Protección Civil a evaluar los daños para pedir la declaración de zona catastrófica. La respuesta fue amplia, pero no hubo tantas medidas previas.

En la segunda DANA, entre el 13 y 14 de noviembre, el baile de las administraciones empezó antes. Incluso el presidente de la Junta, Juanma Moreno, admitía tras finalizar la segunda tormenta que Valencia «ha sido desgraciadamente un aprendizaje y una vacuna para todos».

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Para esta última gota fría, la Aemet, en su línea, emitió 50 avisos y actualizaciones entre el 10 y el 14 de noviembre. Algunos ayuntamientos como el de Granada capital compartieron en sus perfiles públicos esos avances de las previsiones meteorológicas y recomendaciones de actuación, entre ellas medidas de protección.

El 12 de noviembre, a las 10.44 horas la Junta activaba la fase de preemergencia. A las 20.25 pasaba a fase uno –horas antes de que empezara a llover–. A la par, Motril y Almuñécar activaban sus planes de emergencia municipal con nueve horas de anticipación a las lluvias. Una hora después, las clases estaban suspendidas en la Costa Tropical. A las 2.00 de la mañana se habían cancelado en 94 municipios y en la UGR.

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Ampliación de la alerta

Comenzó a llover de madrugada, cayó una pequeña tromba sin incidencia en la Costa y Loja. Aún así, el día de la tormenta las calles estaban desangeladas. La actividad frenó en seco. Sobre las 16.00 horas, la situación se recrudecía en Santa Fe. Valderrubio y Chauchina a las 20.00 horas 'nadaban', mientras que la A-92 presentaba caravanas por las balsas de agua y los bomberos tuvieron que rescatar vehículos. A las 21.00 horas, la tormenta se desató en Motril y Almuñécar, las calles eran ríos. La alerta se ampliaba un día más y cerraban los colegios en 125 municipios. El 14 de noviembre al final salió el sol en una Granada que por zonas se limpiaba el barro. Los ayuntamientos aumentaron sus avisos a la ciudadanía. La capital, menos afectada, informó en cinco ocasiones a través de su perfil, Chauchina quince, Motril once, Santa Fe veinte y Valderrubio una decena de veces.

El delegado del Gobierno de la Junta, Antonio Granados, defiende que siempre se actúa con contundencia y se respetan escrupulosamente los protocolos. Explica que el consejero de Presidencia Interior, Antonio Sanz, activa las fases de emergencia y, como una correa de transmisión, se coordinan las administraciones a todos los niveles. Eso sí, Granados, que valora positivamente la actuación, afirma que en esta última DANA se han activado más planes municipales de emergencia que de costumbre. Hasta 66 se pusieron en marcha de cara al 13 de noviembre. La provincia cuenta con 175 municipios y todos ellos tienen planes globales de actuación. Solo cuatro (Santa Fe, Granada, Motril y Albolote) han desarrollado protocolos específicos contra inundaciones.

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Por su parte, los ayuntamientos reconocen que han aprendido de la tragedia valenciana y extremaron medidas. Por último, Sergio Iglesias, jefe de Protección Civil del Ayuntamiento de Granada, confirma que en esta DANA se han sentido más escuchados. «No hubiéramos sido tan eficaces sin lo de Valencia. El efecto perdurará, pero la ciudadanía pasará del alarmismo a bajar por completo la guardia». «Deben aprender a convivir en sus zonas de riesgo y autoprotegerse. La formación es vital para que no se repita», afirma.

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