Uno de los vecinos afectados observa su cochera. J. MORALES

Einstein necesita un nuevo colector para evitar inundaciones como la del sábado

Emasagra está redactando el proyecto de esta infraestructura que acabaría con los problemas que sufre el entorno de Gonzalo Gallas desde hace años

Javier Morales

Granada

Martes, 8 de mayo 2018, 02:13

El pasado sábado, los vecinos de Gonzalo Gallas, Einstein y un tramo de Camino de Ronda vieron cómo los coches levantaban «olas» a su paso sobre el asfalto, observaron a los contenedores 'nadar' de lado a lado de la calle y cómo el barro se colaba en sus bares, atoraba las tuberías y provocaba filtraciones en sus sótanos ... . Otra vez. La tromba de agua que cayó sobre la capital en apenas media hora volvió a anegar una zona de sobra acostumbrada a 'ahogarse' en las tormentas. Asegura Emasagra que las alcantarillas estaban limpias y anuncia que hay un proyecto en fase de redacción para mejorar la recolección de aguas pluviales. Es decir, que las últimas reformas de la calle –en 1995 y 2009– no sirvieron para corregir un problema con décadas de recorrido: la red de saneamiento colapsa cuando cae una chaparrón como el del sábado.

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En 1995 hubo una reforma de calado, como reflejó IDEAL en sus páginas: «Evitará las inundaciones en la calle Gonzalo Gallas y en las zonas adyacentes al Camino de Ronda». Fue promovida por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y obligó a abrir una zanja de 12 por 10 metros en Méndez Núñez.

Luego, en 2009, el Ayuntamiento acometió una remodelación integral de GonzaloGallas en cuyo proyecto de ejecución hay partidas destinadas a «la evacuación de aguas pluviales mediante sumideros sifónicos de fundición conectados a la red de evacuación general». Unos 1.700 euros invertidos en tuberías y alcantarillas en un proyecto de 1,2 millones de euros, con cargo al que se denominó 'Plan Zapatero'. Más tarde llegaron las obras del metro, que también pusieron 'patas arriba' este entorno.

Desde 1983

La hemeroteca de IDEAL está llena de menciones a las inundaciones en GonzaloGallas. En 1983 quedaron anegados todos los garajes, sótanos y espacios bajos de la calle, como advertía en 2002 el entonces jefe de bomberos, AntonioFranco. Desde aquel año, la calle quedó marcada como 'punto negro' al que los servicios de emergencias debían prestar especial atención ante las tormentas. En 1992 los sumideros volvieron a escupir agua, la vía se transformó en un río y los locales se inundaron de nuevo.

En 1995 pareció solucionado. «Emasagra colocó allí un colector de grandes dimensiones que, prácticamente, ha acabado con los problemas. Y eso es muy importante, porque tradicionalmente era la zona más conflictiva cuando había lluvias intensas. No había bajo que no quedara inundado», señaló Antonio Franco en 1999.

Pero siguieron las inundaciones. La última de grandes proporciones que recuerdan vecinos y comerciantes ocurrió en 2015, cuando plaza Einstein volvió a cubrirse de agua hasta los tobillos.

Atribuyen esta facilidad para retener la lluvia a que hasta esta calle llega todo el agua que desciende del campus de Fuentenueva y Méndez Núñez, así como la suciedad que arrastra a su paso. Uno de los vídeos más compartidos el pasado sábado mostraba el aluvión de agua desde la entrada superior del campus de Fuentenueva, donde ayer eran más perceptibles los efectos de la tormenta en el entorno de las pistas de tenis. Ala espera de soluciones, los vecinos se sirven de tablones de madera y gomas para intentar que el agua no irrumpa en sus locales.

Desde el Ayuntamiento y Emasagra trasladan que la inundación del sábado –y por ende, la otra gran anegación reciente que se recuerda, la de 2015– se debió a que hubo mucha lluvia en poco tiempo y «se vio superada la capacidad» de los colectores que recogen el agua de las alcantarillas. Niegan que el colapso se debiera a la suciedad en las alcantarillas, puesto que se cumplen las limpiezas periódicas.

Es algo similar a lo que sucedía con la lluvia en el Paseo del Salón, problema resuelto gracias a una reforma de 500.000 euros para instalar un colector de 300 metros. «Estamos redactando un proyecto para hacer un colector nuevo con mayor capacidad para GonzaloGallas y aledañas (...) Se ha asumido como una prioridad», señalan desde Emasagra.

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La voz de alarma

Unos minutos después de las seis de la tarde empezaron a circular por los 'whatsapps' de los vecinos las imágenes de las calles anegadas: Gonzalo Gallas al completo desde la entrada superior a Fuentenueva, Plaza Einstein y Camino de Ronda desde Méndez Núñez hasta el parque Rafael Fernández Piñar. Algunos comerciantes acudieron esa misma tarde –pese a tener los negocios cerrados– seguros de lo que iba a ocurrir: el agua iba a anegar sus locales. Otros se encontraron ayer 'el regalo'.

Es el caso de Manuel Briz, propietario de la fotocopiadora El Semáforo. «Entra el agua y, como aquí es todo papel, se moja todo (...)Desde 1996 que llevo yo aquí seguimos teniendo el mismo problema.Se arregló la calle pero seguimos igual», relata. La goma que ha colocado en la persiana de la fotocopiadora no basta para retener el agua. Así que el sábado por la noche se puso manos a la obra para limpiar la que se había colado en el local.

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Opina que deberían cortar la calle al tráfico cuando haya inundaciones. Los coches levantan «olas», sube el nivel y la presión del agua hacia las puertas, y termina por hacerse hueco en el suelo. También en los sótanos, como ocurrió en la Farmacia Óptica Paredes. Dimas Sánchez muestra un vídeo en el que levanta un falso techo y el agua empieza a brotar hacia el suelo. «Había entrado el agua por la parte de arriba y las tuberías se habían desbordado, por lo que en el sótano también teníamos bastante agua», cuenta.

Algunos de los desperfectos y tareas de limpieza. J. MORALES E IDEAL

En Camino de Ronda con Pérez Galdós el agua salía a borbotones por las alcantarillas. Y se filtró al sótano de una escuela de peluquería, que ayer amaneció encharcado y lleno de humedades. Ana Luisa, que regenta la tienda de alimentación Los Seis Duros, en Gallas, estaba en la Chana de tapas: «Tuvimos que salir corriendo y me encontré la tienda inundada. Llegaba por los tobillos».

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Jesús Torres, otro vecino de la calle, mostraba ayer indignado los charcos en su cochera, donde llegó a haber dos cuartas de agua. «Viene sucediendo hace 40 años y el Ayuntamiento no hace nada», lamentaba. Recuerda que hace más de una década llego a haber más de un metro de altura. También en el parking Universidad seguían los charcos. En la cafetería Menorca, Luis Miguel Villanueva asegura que suele ocurrir «una o dos veces al año». «Hemos intentado echar harina, cerrar las puertas... Pero nada». Hartos de la situación, reclaman celeridad al Ayuntamiento para que emprenda las obras que acaben definitivamente con las inundaciones.

Las empleadas del bar Biggies tuvieron que coger las macetas de Carmen, que regenta una floristería en la calle Almedinilla. El sábado, sus plantas salieron flotando calle abajo, hasta que fueron 'rescatadas'. Los restos de barro todavía permanecían ayer en algunas aceras. En el campus de Fuentenueva, mientras un operario achicaba agua con una pala, otro regaba una de las pistas de tenis. El lodo seguía enganchado en las rejas de entrada al campus. Distinta era la situación en Einstein, donde apenas se aprecian las huellas del agua, que no afectó a los comercios. Tan sólo una capa de agua en el kiosco de la plaza y a la entrada de una cafetería en la esquina.

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