«Empecé en Instagram con 25 años y llevaba mal las críticas. He aprendido que no puedes gustar a todos»

Actualmente tiene 34.500 seguidores y desde finales del año pasado está embarcada en un proyecto personal junto con su amiga Ángela Marín, una web de venta de ropa on line llamada Marinela. «Es un momento muy complicado pero con muchas ganas e ilusión empezamos esta aventura», indicó en su perfil a finales de noviembre esta empresaria granadina.

Elena Arcelus se inició en esta red social como 'mamápato' y después cambió a utilizar su nombre cuando su vida personal dio un giro. Es madre de Anita, de una relación anterior y actualmente Juan, su actual pareja, es también protagonista de esta historia que se cuenta con fotos en su perfil donde ya ha publicado 2.392 instantáneas.

Cuenta Elena que la profesionalización de su perfil fue algo progresivo y que, en su caso, empezó pronto, desde los 10.000 seguidores, a trabajar con grandes firmas como Tous, Hero Baby o Garnier. «Las marcas se dan cuenta rápidamente de las cuentas que muestran un contendido atractivo o de qué tipo de audiencia tienes», señala.

La instagramer granadina cuenta que, antes, en Instagram, había más autenticidad. «Estoy súper a favor de trabajar con firmas y hacer publicidad pero siempre y cuando haya un compromiso y confianza por ambas parte y nunca se engañe al consumidor. Las influencers también necesitamos sacar partido de este mundo ya que como he comentado se convierte en un trabajo y... ¿quién trabaja diariamente sin recompensa? La pena es que el seguidor a veces se cansa de la publicidad ficticia (cosa que yo no he hecho) o del exceso de publicidad», aporta con realismo en un análisis de esta realidad paralela y virtual que son las redes sociales.

La influencer explica que son las marcas las que le proponen hacer publicidad y que en su caso, le gusta trabajar con firmas o productos «en los que confíe» y «probarlos antes». «He rechazado varios trabajos por falta de tiempo, desconfianza, porque no me guste el producto o por el simple hecho de que me digan lo que tengo que decir», apunta esta instagramer.

Esta granadina reconoce que las críticas es la parte más dura de esta nueva profesión. «Las llevé muy mal al principio porque tenía 25 años cuando empecé. Conforme han ido pasando los años y he conocido esta red social he aprendido que no puedes gustarle a todo el mundo, que pones en una balanza lo bueno y lo malo de este mundillo y te quedas con lo que más te aporte, en mi caso, lo bueno y que aprendes lo que no tienes que hacer nunca y valoras más la educación y valores que te ha inculcado tu familia», señala.

Arcelus indica que cree que en su perfil transmite «confianza», «o al menos me encanta pensar que la gente cree que lo que enseño y muestro es real». Para ella instagram puede ser una profesión «pero que hay que tener los pies en el suelo. No todo el mundo consigue destacar y este trabajo puede tener un fin. Aún así, si consigues llegar lejos en Instagram te abre puertas. Lo importante es hacerlo bien, ser honesta e implicarte», explica Elena.

Sobre su hija Ana (4 años) dice que le encantaría enseñarla las 24 horas del día porque cada vez «está más pizpireta , lista y bonita, pero intento controlarme por respeto a su decisión futura de exposición». «Aunque creo que vivimos en una sociedad demasiado expuesta y lo verá normal. Aún así intento prevenir antes que curar», aclara.

La instagramer siente aún que tiene recorrido en esta red social y su objetivo es que la gente confíe en ella... «mientras pueda aportar algo, hay Elena Arcelus para rato», aporta con una sonrisa.