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Irene Villa no odia para ser feliz. M. VAQUERO
«Me encanta el País Vasco. Cuando he estado, había abertzales que me miraban con odio, pero les desarmaba con sonrisas»

«Me encanta el País Vasco. Cuando he estado, había abertzales que me miraban con odio, pero les desarmaba con sonrisas»

Entrevista a Irene Villa., periodista | La joven madrileña víctima del terrorismo de ETA compartirá este miércoles una nueva edición de la Escuela de Padres de IDEAL con el juez Calatayud

Carlos Morán

GRANADA

Domingo, 25 de noviembre 2018, 01:00

Para Irene Villa González (Madrid, 1978) odiar debería ser casi una obligación, pero no odia. El 17 de octubre de 1991, cuando solo tenía doce años, una bomba de ETA hizo saltar por los aires el coche en el que viajaba junto a su madre. Fue un atentado atroz. Imposible olvidar el temblor de los cuerpos desmembrados, una escena que era la encarnación del horror de una pintura negra de Goya... Pero Irene no odia. Perdió las dos piernas y tres dedos de la mano izquierda -su madre también sufrió la amputación traumática de una pierna y un brazo-, pero salió entera.

El crimen ha prescrito y nadie ha sigo juzgado y condenado. Pero Irene Villa sigue sin odiar. «No tengo 'buenismo' con el asesino, lo hago por mí. Perdono para vivir yo», enfatiza. Irene no odia y tampoco deja que la odien. «Me encanta el País Vasco. Cuando he estado allí ha habido abertzales que me miraban con odio, pero yo les desarmaba con sonrisas», explica.

Madre de tres hijos, periodista, psicóloga, deportista y tantas cosas más, Irene compartirá este próximo miércoles con el juez Emilio Calatayud una nueva edición de la Escuela de Padres de IDEAL. La cita será a partir de las siete y media de la tarde en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Granada y para poder asistir es necesario registrarse telemáticamente en la web http://eventos.ideal.es/escuela-de-padres-con-irene-villa.

-Como periodista, ¿qué titular le pondría a su vida?

-¡Aaadiós! Pues yo creo que el mismo que tiene mi libro: 'Saber que se puede'. La vida es a veces injusta, a veces pasan cosas impensables, pero siempre se puede dar la vuelta a la tortilla. Siempre puedes sacar lo mejor de ti, tu mejor versión. Generalmente, es lo dramático lo que hace que saques esa artillería pesada que llevamos dentro.

-Sus tres hijos son muy pequeños, ¿les ha contado ya lo que le hizo ETA?

-Ya lo saben. A Carlos, que es el mayor y tiene seis años, se lo dije cuando tenía cinco. Me lo preguntó y le dije: «No ves que a la abuela y a mamá siempre nos dicen que somos valientes, pues eso es porque sobrevivimos a un ataque». No les mencioné la palabra terrorismo porque creo que todavía son muy pequeños, pero sí les dije que hace muchos años había gente que atacaba a otra gente que no tenía nada que ver con lo suyo, que era separar al País Vasco de España, y que ponían bombas, secuestraban y mataban. Y a nosotras no tocó, pero afortunadamente sobrevivimos. Mis hijos siempre nos ven a mi madre y a mí siendo felices y disfrutando de cada instante. Y quiero que sepan que es porque, cuando has estado al borde de la muerte, aprovechas todo con mayor ímpetu.

-¿Y qué dijo su hijo?

-«Vale», y siguió jugando. No le dio ninguna importancia. Otro día me preguntó: «Oye, mamá, los que pusieron la bomba están en la cárcel, ¿verdad?» Y yo le dije que sí, pero era mentira. No los cogieron. Y el caso ha prescrito sin culpables, ya está cerrado.

-¿No le da rabia?

-Mi familia lo lleva muy mal. Yo lo llevo bien, pero para mi familia es duro que no haya habido un juicio y una condena. Pero bueno... La gente, cuando me escucha decir que perdono, me dicen que no se lo merecen. Y les respondo que no lo hago por ellos, que lo hago por mí. No tengo 'buenismo' con el asesino. No soy buena con el asesino, soy buena conmigo, perdono para vivir yo. No perdono par dejarles tranquilos a ellos, perdono para estar tranquila yo. El que perdona descansa y se libera. Por ellos no siento nada. Pienso que lo van a pagar y, si no es con la cárcel, será de otra forma. Tengo la certeza de que va a ser así. Que cada palo aguante su vela. Allá cada uno con lo que ha hecho. Yo perdono y hago el bien para ser feliz. Los que hacen daño, los que maltratan a su pareja, por ejemplo, o aplastan y pisan a sus compañeros de trabajo, pues allá ellos.

-¿Le preocupa que las generaciones futuras se olviden de ETA?

-El próximo 30 de noviembre, Telemadrid va a emitir un documental muy importante. Estuve con el ministro Grande-Marlaska -el titular de la cartera de Interior- en el preestreno y me encantó. Habla del terrorismo de todo tipo, no solamente de ETA. Lo que pretende ese documental es que no olvidemos que hay gente que utiliza la violencia para imponer una ideología. No podemos olvidarlo para que no se repita. Nuestros jóvenes tienen que saber que, a veces, las ideas matan. Que no se dejen lavar el cerebro como ha ocurrido en el País Vasco, que no se dejen manipular y que no tengan pensamientos sectarios, porque eso les puede abocar a arruinarse la vida y acabar en la cárcel, que es lo que les ha ocurrido a tantos etarras: han vivido la mayor parte de sus vidas en la cárcel. Y para nada. No merece la pena dejarte manipular y convertirte en un asesino para desperdiciar tu vida, que es la única que tienes. El documental se llama 'El relato del silencio'. Salen víctimas a las que nadie conoce, que han pasado su dolor solas, no como yo, que soy una víctima privilegiada. Y lo soy por el cariño de mi madre y la fuerza que me ha dado, y por mi resiliencia, pero también, y esto muy importante, por el apoyo social. Por eso hay que ver este documental, para que ese apoyo social siga curando unas heridas que tienen que cerrarse, pero que no podemos olvidar.

-¿Conoce el País Vasco?

-Me encanta el País Vasco. Cuando era más jovencita me decían: «¿Qué haces aquí con lo que te han hecho?». Pero los que me hicieron esto fueron una mínima parte del País Vasco. Allí hay una gente maravillosa. Me encanta esa tierra. También he ido a manifestaciones contra el terrorismo en el País Vasco, estuve cuando asesinaron a Miguel Ángel Blanco. Nunca he tenido miedo. Había abertzales que me miraban con odio, pero les desarmaba con sonrisas. Y luego he seguido yendo al País Vasco con mis hijos para que conocieran Bilbao, San Sebastián... Les encanta.

-Como periodista, ¿qué va a preguntarle al juez Calatayud?

-¡Tengo tantas preguntas como madre! Me encanta su sentido común. Le preguntaré que a qué edad tenemos que empezar a poner límites a nuestros hijos para que no nos quiten nuestra autoridad. La verdad es que estoy deseando verme cara a cara con él.

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