El equipo del acelerador se muda a Escúzar

Nadie hubiera dicho que el jueves 26 de septiembre de 2024 era un día histórico en Escúzar. Amaneció feo, con el típico cielo nublado de panza de burro que no sabe si llover o despejar. En el corazón de la Ciudad Industrial, Tecnológica y Área de Innovación (Citai) no pasaba nada: las moscas, un tráiler de vez en cuando y poco más. Un día cualquiera, salvo por la presencia de dos camiones de Mudanzas Cariño aparcados en un lateral del edificio UGR Dones. Aguardaban una señal y la señal llegó hacia las once de la mañana: del interior del inmueble salió un joven con mando en plaza y los dos vehículos se pusieron en marcha. Los seis trabajadores empezaron a descargar cajas marcadas con los pisos a los que iban destinadas. Eran sillas, mesas, ordenadores, algunos equipos. Todo muy normal en una mudanza. Pero en esas sillas se sentarán a partir de hoy los primeros 45 de los 400 técnicos del futuro acelerador de partículas, y en esos ordenadores se diseñará la mayor infraestructura científica y tecnológica de España, con una inversión total de 700 millones de euros, creada para encontrar materiales capaces de resistir las reacciones de la fusión nuclear, una fuente de energía limpia, barata e inagotable.

El edificio UGR Dones está justo enfrente de la parcela de diez hectáreas donde a lo largo de los próximos diez años se construirá el complejo del acelerador. El inmueble lo promovió la Universidad de Granada para albergar un espacio científico-técnico en el que se llevará a cabo I+D de apoyo a esta infraestructura, así como investigación e innovación energética y desarrollo de nuevos materiales. La Junta de Andalucía –que cofinancia el proyecto junto al Ministerio de Ciencia y Tecnología– ha invertido 7,9 millones en la construcción y se gastará otros 6,5 en los equipamientos.

Los profesionales del 'núcleo duro' de Ifmif Dones –ingenieros en su mayoría– se instalarán en la zona administrativa, que se encuentra entre el área destinada a laboratorios y la gigantesca nave anexa, según explicó el 'site manager' del proyecto, el ingeniero Juanjo Rueda.

En la nave duermen ya –envueltos en cierto halo de misterio, porque los periodistas tenemos prohibido acceder a ella– los tres 'cacharros' encargados por el consorcio para validar las tecnologías que se aplicarán al acelerador. Estas instalaciones experimentales, que han costado entre uno y dos millones de euros cada una, se llaman Litec, Stumm y Muvacas, acrónimos en inglés de términos oscuros para la gente común. Este último es un prototipo a escala de los últimos 30 metros del futuro acelerador –que medirá más de 100– y está destinado a estudiar los mecanismos de protección en caso de fallos como fugas o roturas en las líneas de vacío en las que se 'dispararán' las partículas.

Pero UGR Dones es solo una ubicación temporal, porque en la parcela vecina avanzan a buen ritmo las obras del edificio de administración, que será la sede definitiva del equipo humano de Ifmif Dones, que podría alcanzar las 400 personas cuando el acelerador entre en funcionamiento, allá por 2034. Junto al bloque de control de accesos y el almacén –también en construcción–, son los tres primeros edificios de los 17 que integrarán el complejo. El protagonista, claro, será la gigantesca mole en forma de L que acogerá el acelerador en sí.

Los muebles, el jueves, y las personas, el viernes, dejan definitivamente la oficina del Vicerrectorado de Investigación de la Gran Vía de Granada y se van al parque empresarial de Escúzar –4 millones de metros cuadrados–, un inmenso erial que acumuló polvo durante una década y en el que desde hace un par de años florecen las empresas. Son los primeros 45 del equipo, que se habrá duplicado para finales de 2025. La materia gris ya pisa el acelerador.