«¿Qué hubiera sido de nosotros si no existiera Internet?»
Mi aislamiento | Javier López y García de la Serrana ·
Está en Orce, donde continúa su trabajo, con sus dos hijos, mientras su esposa, médico, ha preferido quedarse sola para evitar riesgos de contagio
encarna ximénez de cisneros
GRANADA
Jueves, 9 de abril 2020, 01:29
Fue decisión de ella. Sabía que, como médico, iba a estar –y quería hacerlo– en primera línea. Y, para evitar la preocupación de transmitirlo a su familia, Magdalena les pidió que se marcharan. Fue así como Javier López y García de la Serrana se fue con sus dos hijos a Orce, a la casa que consideran como su primera vivienda, aunque residen habitualmente en Granada capital.
«Comunicamos al alcalde los motivos del traslado y lo entendió», y se mantuvieron sin salir los catorce días preceptivos para asegurarse de no llevar nada a una localidad que «de momento está libre de contagios», tal vez, porque el respeto al confinamiento es absoluto.
Es una casa en la que vivió su infancia y que decidió rehabilitar tras el fallecimiento de su madre. Allí se encuentran rodeados de los vecinos de siempre: «Muchos días nos acercan la comida, así que hacemos una dieta muy sana», sonríe, intentando eludir la añoranza de su mujer: «En 35 años entre noviazgo y matrimonio, nunca habíamos estado tanto tiempo separados», confiesa.
Están muy pendientes de ella. «Esta semana trabaja todos los días, con guardia incluida». Vocación, se llama, la misma que él siente por el Derecho. No ha dejado, aunque sea teletrabajando, las responsabilidades como director general de HispaColex, cuyo equipo continúa su labor desde sus domicilios.
Cuenta con detalle todo lo bueno y malo que, al margen de las consecuencias sanitarias, se están produciendo en esta nueva etapa. Noticias positivas, como la decisión de las compañías de seguros de ofrecer una cobertura gratuita a quienes luchan de cerca contra el virus. También las hay menos alegres, como los ERTE, o cosas que no nos enteramos «si no nos toca de cerca»: el tema de los hijos de parejas separadas, «sobre todo cuando están en distintas provincias», o el pago de las pensiones de alimentos. «Se estaba embargando a la persona deudora pero no se abonaban a los destinatarios», algo que, afortunadamente, se ha podido desbloquear. Y es que «hay infinidad de cosas que se han quedado a medias», un gran problema «en todos los campos del Derecho».
También ha impartido una conferencia virtual: «No es fácil hacerlo sin ver a las personas que te escuchan», donde comprobó el interés por algunos temas, «aunque sea Semana Santa», y es que hay cosas que deben hacerse ahora y «no dentro de un mes».
Su hija Magdalena regresó tras cerrar ICADE, donde estudia, y ha celebrado su cumpleaños confinada, aunque regalos ha tenido. «Es el año que más barato me ha salido», señala. Su hijo José Ángel realiza un máster y termina el doble grado, así que ambos continúan sus clases virtuales. «¿Qué hubiera sido de nosotros si no existiera Internet?», reflexiona.
Y, entre tanta ocupación, queda tiempo para compartir. «Tienen una edad para ser conscientes de lo que está ocurriendo» y se reparten las tareas «sin problemas». Le duele que no esté la familia al completo, pero no se queja. «Hay personas que lo están pasando muchísimo peor», concluye.
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