El doctor José Sánchez Ortiz, en una imagen de archivo. RAMÓN L. PÉREZ
Cirujano en Granada

Fallece el granadino José Sánchez Ortiz, un ángel de la guarda en las plazas y fuera de ellas

El doctor era el ex cirujano-jefe de la Plaza de Toros de Granada

María Dolores Martínez

Lunes, 14 de marzo 2022, 14:28

Querido Pepe: La Fe, que en la vida es lo que el valor en el toreo, tan amado por usted, al igual que la Medicina y el campo, se ha convertido súbitamente, para cuantos le queremos, en capote y muleta con los que poder enfrentarnos ... a ese toro difícil y casi ilidiable de su pérdida. Esa fe nos hace creer con fuerza que la muerte no es el final sino solo el principio de una felicidad sin límites que, seguro, desde la tarde-noche del domingo, cuando sonaron para usted clarines y timbales de gloria y San Pedro le abrió la puerta grande de los ruedos eternos, ya está disfrutando, en actitud vigilante, eso sí, desde el burladero de médicos del Cielo.

Publicidad

Recuerdo que la última vez que hablamos por teléfono me insistía, una y otra vez, que lo más importante en medio de este mundo tan convulso y disparatado era la salud, esa salud que precisamente le fue tan esquiva en los últimos años de su vida y le limitó de forma injusta su día a día, algo ciertamente triste para alguien tan vital y alegre como usted, acostumbrado a convertir la adversidad ajena en un compromiso personal. No había dolor en el cuerpo o en el alma, por pequeño que fuera, que no tuviera cura en sus manos y en ese trato entrañable y cercano de la vieja escuela, que tan bien aprendió de su adorado padre, el querido doctor Don José Sánchez Castillo, y supo transmitir con entusiasmo a su hermano Quete y a sus hijos José Javier y María Elena, magníficos profesionales. Su maestría y temple exquisito con el bisturí y el trato primoroso que dio siempre a cuántos pedían su ayuda hicieron de usted una primera figura en los hospitales, en las consultas, en su muy querido San Juan de Dios, en los quirófanos, en la Monumental de Frascuelo y en tantas y tantas plazas de toros de nuestra geografía taurina, pero sobre todo, en el corazón, en la vida y en el recuerdo de todos cuantos hemos tenido la suerte de conocerle y admirarle. Se ha ido de este mundo a hombros, con el esportón lleno de muchas obras buenas, del amor de su familia, de quites providenciales en la vida y en el ruedo, de amistad verdadera y con el agradecimiento de tantísima gente. Y, también -que no se me olvide, vaya a echarme la regañina- con el orgullo legítimo de ver a El Fandi en todo lo alto y a su Guejareño convertido en un gran empresario, sus ojitos derechos.

Le gustaba, querido maestro, ponerle nota a mis cronicas cuando volvíamos a vernos y emprendíamos rumbo a otras plazas para descubrir a nuevos valores o respaldar a los nuestros, a los que tanto apoyó. He aprendido tanto de usted....Le pido que en esta ocasión sea especialmente benévolo con mi nota pero, sobre todo, que no nos olvide, que siga cuidándonos a todos y ejerciendo de ángel de la guarda y que sea, por favor, lo más feliz que pueda. Hasta que nos volvamos a encontrar.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad