El coronel en la parte militar del aeropuerto de Kabul, donde estaba el cuartel general multinacional, en una imagen de una de sus misiones en la zona.

«Familias enteras se quedan aisladas en sus casas y se preparan para morir si el invierno se alarga. Eso es Afganistán»

un coronel granadino en afganistán ·

El alto mando del MADOC Javier Ruiz, que ha participado en misiones de reconstrucción del país, relata sus vivencias y las lecciones que saca del colapso del Estado afgano

Domingo, 19 de septiembre 2021, 19:47

Al padre del coronel Ruiz Arévalo no le convencía que su hijo fuera militar pero como asumía que la vocación era fuerte y no iba conseguir que cambiara de opinión le dio una bendición condicionada: «Vale hijo, pero luego haz también una carrera de verdad». ... Entre risas, el coronel recuerda que le hizo caso y además de licenciarse en Derecho, este mismo año se ha doctorado por la UGR con una tesis sobre estabilización de países en conflicto centrada en el caso afgano.

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Navarro de nacimiento y ya granadino de adopción, el coronel del Ejército de Tierra del Mando de Adiestramiento y Doctrina (MADOC) Javier Ruiz Arévalo ha participado en dos misiones en Afganistán, en los años 2006 y 2013 y le ha dedicado veinte años de estudio a este «país extremo» que le fascina y al que le une para siempre un vínculo emocional.

Además de su tesis que se ha publicado en libro, su anterior obra que vio la luz en 2015, 'Afganistán: Claves para entender el pasado: Pistas para intuir el futuro' y los artículos que firma en el Instituto Español de Estudios Estratégicos y otros canales especializados están siendo estos días una fuente de información excepcional para los que buscan claves sobre el colapso del estado afgano.

Desde garantizar la seguridad militar de los civiles que construían escuelas y hospitales hasta coordinar todo tipo de operativos, como el de unas elecciones parlamentarias llevando urnas en helicópteros a aldeas remotas, el coronel realizó en Afganistán un trabajo incansable e «ilusionante».

En su primera misión, le marcó la coordinación de la peregrinación a La Meca y guarda con especial cariño su experiencia como profesor el Departamento de Español de la Universidad de Kabul, donde dio clases a jóvenes alumnos que ahora rondarán los treinta y se enfrentan a un futuro amenazador bajo el régimen talibán.

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La insistente pregunta que ronda la cabeza del coronel es cuánto de lo construido se va a perder. «Que un puesto de fronteras se pierda da pena por la inversión, pero que un hospital no se pueda utilizar es una tragedia», valora el coronel, que recuerda que los profesionales afganos mejor formados están huyendo del país por las fronteras.

El coronel, en una foto actual, posando para IDEAL en el MADOC en Granada. Abajo imágenes en Afganistán, delante de los restos del palacio real y en la Universidad de Kabul. Alfredo Aguilar y archivo personal

Para el militar, las razones de la victoria talibán no se pueden buscar solo en los dos últimos dos años. «Lo que hemos presenciado en estas triste semanas es el derrumbe de un castillo de naipes cuidadosamente construido durante 20 años. Sucesivos errores, tanto a nivel civil como a nivel militar, impidieron darle la necesaria consistencia», lamenta.

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Un sencillo ejemplo le sirve para ilustrar uno de estos grandes fallos que a su juicio se han cometido. El coronel recuerda cómo a la hora de levantar un puesto en la frontera con Pakistán, el contingente internacional no escuchó a los afganos que les decían que ése no era el sitio. En unos meses, el carísimo búnker acabó convertido en un aprisco para el ganado.

«Los que trabajamos con los afganos nos hemos dado cuenta de que no se les ha dejado liderar y marcar las estrategias. Se han volcado los esfuerzos en hacer directamente las cosas y eso ha debilitado su estructura», analiza. A su juicio, estaba claro que en esta batalla iba a vencer el que se ganara la legitimidad de la población y las fuerzas internacionales y la administración afgana, marcada por la corrupción, no lo han conseguido.

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«El pueblo afgano lleva en conflicto desde 1978, han sufrido, son pobres, pero impresiona su dignidad »

javier ruiz arévalo

Ruiz cuenta que generar vínculos de cercanía con la población fue uno de las grandes bazas de los militares españoles para ayudar a la reconstrucción del país. «Los afganos son parecidos a los españoles en tanto que valoran mucho ese trato humano», explica el coronel.

«Es imposible no solidarizarte con una gente que ha tenido una vida tan dura. Han vivido un conflicto ininterrumpido desde el año 1978, en casi todas las familias han sufrido experiencias extremas, cárcel, torturas... pero impresiona su extraordinaria dignidad. Con su actitud te dicen sí, soy pobre, llevo años sufriendo, pero no soy un mendigo», comenta Ruiz Arévalo.

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La empatía es la herramienta que más le sirvió, en su caso personal, para intentar entender a un país donde no se le puede preguntar a un marido por su mujer o donde hay palabras del español, como novio, que no tienen traducción simplemente porque no existen. Allí la gente no decide con quien se casa y no hay nada antes del matrimonio.

También le sirvió para afrontar cuestiones que son difíciles de procesar en la cabeza de alguien que vive un país desarrollado. En este sentido, recuerda el día en el que estaban celebrando el nacimiento del hijo de un médico del hospital de Kabul. El doctor le preguntó al coronel si él pensaba tener más hijos, a lo que el militar contestó que no, que tenia dos. «Y si se te mueren?», le preguntó el doctor afgano, dejando helado al español.

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«Nadie se plantea algo así en España. Tampoco que los cambios en el país puedan ser a peor. Ellos sin embargo vivieron una época de modernización en el siglo pasado y ahora dan un nuevo paso atrás», explica.

«Uno de los errores es que no se les ha dejado liderar y marcar las estrategias, el Gobierno no ganó la legitimidad del pueblo»

coronel javier ruiz arévalo

El estoicismo, la dignidad y la capacidad de sufrimiento de los afganos impactaron especialmente al militar español. Rememora, en este sentido, cuando participó en la operación de preparación del invierno en las grandes áreas rurales que se quedan asiladas en ese país por la nieve durante meses. El dispositivo consistía en abrir caminos, llevar mantas, víveres... «Familias enteras se quedan encerradas en sus casas, sin poder salir, y pasan esos meses con la comida que pueden conseguir. Saben que permanecerán aislados y si el invierno se alarga se preparan para morir. Eso es Afganistán», resume, aún impresionado.

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El coronel cree que el colapso del estado afgano es un desastre de tal magnitud que obliga, más que a buscar culpables políticos, a sacar lecciones «con la casi certeza de que un mundo tan inestable como el actual tendrá que afrontar conflictos similares en el futuro». «Y la primera es que si se quiere estabilizar un país hay que fortalecer sus instituciones y dar prioridad al desarrollo de las capacidades propias y a que la ayuda llegue a quien debe», insiste convencido de que la corrupción ha sido el mayor de todos los problemas.

«La figura del rey se ha desperdiciado, en España sabemos que puede jugar un papel importante en una trancisión»

coronel javier ruiz arévalo

Veinte años de vidas perdidas, de esfuerzo, la inversión millonaria, su trabajo allí... ¿han merecido la pena? El coronel suspira y responde convencido: «Hicimos lo que había que hacer». «Afganistán ha cambiado radicalmente, en reducción de mortalidad infantil, de pobreza... en infraestructuras. La mayoría de los afganos de 30 años tiene hoy estudios básicos y las mujeres dan a luz en un centro sanitario. El conflicto no está cerrado y la evolución del país va a obligar a los talibanes a suavizar su régimen. A corto plazo se han dado cuenta de que no pueden entrar a sangre y fuego y creo que la sociedad no lo va a admitir a la larga», reflexiona.

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«Está claro que el objetivo no se ha conseguido, no siempre se gana, pero el saldo no es cero».

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