Montse Muñoz | Alcaldesa de Cenes y jefa de la Unidad contra la violencia sobre la mujer
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Montse Muñoz | Alcaldesa de Cenes y jefa de la Unidad contra la violencia sobre la mujer
«El feminismo es como conducir: si lo aprendes, lo interiorizas»Montse era lo que ahora llaman 'tradwife', una mujer tradicional, que se casó con 18 años, tuvo dos hijos joven y que a los 30 sintió ese escozor del inconformismo, ese cosquilleo de los retos, y saltó como un resorte de su puesto de modista en una fábrica de sofás para buscar en la universidad esa inquietud a la que no sabía poner nombre. Lo que Montse Muñoz tenía era la lucha feminista hirviendo en la olla y la aspiración de abrir sus ojos y los de otras mujeres con esas gafas que son el feminismo.
Este relato comienza y continúa en Cenes de la Vega. Aquella mujer costumbrista y apocada es ahora la primera alcaldesa de la historia de la localidad y, a su vez, es la jefa de la Unidad contra la Violencia sobre la Mujer de la Subdelegación del Gobierno de Granada. Montse es la máxima responsable provincial de la coordinación de los efectivos para acabar con las agresiones que sufren las mujeres solo por serlo. Entre aquella joven de pueblo con inquietudes pero sin herramientas, y esta alcaldesa feminista, transcurre una historia de superación, de redes trazadas por la amistad entre mujeres, de estirar la mano y agarrar la de otra para sacarla de su agujero.
Ella misma, con toda la humildad del mundo, cuenta cómo fue esa transformación y cómo encontró la forma de dedicarse a la tarea para la que había nacido: animar a las mujeres a estudiar, a denunciar, a dar todos esos pasos que las convierten en algo muy poderoso. «Nosotras podemos y juntas, más. Para lo que una no pueda, la otra le tiene que tender la mano», afirma.
Cuando salió de aquella fábrica se fue a estudiar Ciencias Políticas y Sociología. Fue hace ya treinta años. De ahí creó una asociación de mujeres politólogas y se unió a movimientos vinculados con el 25 de noviembre o el 8 de marzo. «Éramos cuatro», recuerda con cariño. Ese fue el germen. En el pueblo, cogió las riendas de la asociación de mujeres, la única vía que tenían por aquel entonces de salir de casa. «Mientras ellos jugaban al dominó, ellas podían salir a pintar a la asociación». La alcaldesa es la gran defensora de estos colectivos, que parecen algo muy básico pero que son capaces de hacer algo grande. «Ahí se encuentran con mujeres que les escuchan... ante una situación de violencia pueden hacer mucho bien». «Cuando me puse a estudiar se me encendió la bombilla. Supe que podíamos hacer más cosas porque teníamos derechos. Cuando yo me casé aún no podía hacer contrato del agua, de la luz, ni abrirme una cartilla», indica. Montse buscaba ponerle nombre a lo que le pasaba. «Tenía unas inquietudes y no tenía cómo canalizarlas. No sabía lo que me pasaba. Si tú estás casada, tienes tus hijos, vives bien... ¿qué te falta?», se preguntaba.
Cuando Montse supo que esta inquietud se llamaba feminismo se puso a intentar transmitirlo con ejemplos, con cariño, con el acompañamiento a otras mujeres hasta que hizo de estos cuidados, su profesión. «El feminismo es algo que llevas interiorizado, es como el que aprende y sabe conducir un coche, son unas gafas que te pones... y lo ves. Yo ahora como alcaldesa entiendo que si las mujeres mejoran, beneficia a un pueblo entero».
Montse se emociona dos veces a lo largo de este encuentro. El primero, al hablar de violencia sobre las mujeres. «Nosotros hacemos un seguimiento de todos los casos, especialmente los que tienen riesgo extremo, mujeres que no conocen el idioma, tienen alguna discapacidad y las que vuelven a convivir con el agresor. Ahí corren un peligro grande. Se dice por ahí que si vuelven no será para tanto, pero esa es la dinámica, van y vienen hasta que cortan y es cuando más pendientes tenemos que estar de ellas».
A la jefa de la Unidad contra la Violencia sobre la Mujer se le entrecorta la voz. Se toma pausas. Conoce cada caso. Con cada mujer asesinada, ella sentía que se le iba la vida. «Llevo desde 2004 trabajando en esto, cada uno de los casos que ha ocurrido te supera. Yo más bien veo papeles, detrás de cada uno hay una mujer. Valoro mucho el trabajo de los que tratan con ellas porque es muy duro», anota la alcaldesa. Montse anuncia que en enero abrirá un centro de información a la mujer en Cenes. Con un agente de igualdad, una psicóloga, una asistente jurídica. Esa primera puerta a la que llamar en su municipio. «Cuando matan a una mujer sientes que algo ha fallado, es frustrante, pero solo nos queda seguir...», asume con pesadumbre.
Montse sigue en la defensa de las víctimas, en el intento de que las mujeres denuncien y poder activar así toda la maquinaria contra el maltrato. «Hay un desconocimiento grande porque nadie opina sobre ley de prevención de riesgos laborales, pero sobre las víctimas de violencia opina todo el mundo. La víctima se siente muy juzgada y eso impide a veces que vaya a denunciar. «Llevo muchos años trabajando en esto y con denuncia sabemos que los recursos están bien estructurados, que hay medios. Muñoz cuenta que actualmente denuncia solo un 25%. «A las mujeres les cuesta mucho dar el paso, primero entender lo que les está pasando. Has hecho un proyecto de vida con esa persona y es difícil entenderlo. La violencia no empieza por un bofetón. Te van manipulando, comiendo la autoestima, te vas retirando, te vas aislando, él te va a decir que esa amiga es muy mala y no lo quiere a él y le tiene envidia. Además tienes la fase de la luna de miel, que se arrepiente, que te quiere mucho, que te regala cosas. Nos han educado para cuidar, para agradar, piensas que lo vas a cambiar y además te amenazan con los niños. Un agresor nunca puede ser un buen padre».
Esta responsable de la unidad de violencia del Gobierno en Granada se lleva las manos a la cabeza cuando ve cómo los niños, a partir de los ocho años, aprenden de la pornografía. Cómo ahí captan el mensaje violento, de dominación. «Son cosas horribles». También ve esperanzas porque cree que «hay muchos jóvenes que se declaran feministas» y confía en el poder de transmisión de ellos mismos a través de las redes. «Veo vídeos de jóvenes en Tiktok que hacen mejores análisis que gente experta». Montse agradece también a las feministas que abrieron camino las opciones que tienen las mujeres ahora. Y se emociona por segunda vez. Recordando a sus amigas. Esa red de mujeres que llenó el salón de plenos el día de su investidura. Esas que tenían las palmas de las manos enrojecidas de aplaudir con furor a la primera alcaldesa de su pueblo.
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