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El ferretero de las 23.000 referencias
Personajes granadinos de barrio ·
Diego Muñoz lo tiene todo milimetrado en su ferretería de la plaza Fortuny, donde acuden desde monjas hasta fontanerosSecciones
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Personajes granadinos de barrio ·
Diego Muñoz lo tiene todo milimetrado en su ferretería de la plaza Fortuny, donde acuden desde monjas hasta fontanerosLa Ferretería Muñoz es en realidad la ferretería de Diego. Está en la plaza Fortuny desde hace 39 años y, en sus 60 metros cuadrados, caben todos los tornillos del mundo. Lo primero que se encuentra quien acude es la puerta abierta –en todos los sentidos– y, con bastante frecuencia, gente haciendo cola apoyada en los dos oportunos bancos colocados a modo de vigías del establecimiento.
Este comercio está próximo a la calle Molinos, justo al lado de una parada de bus donde hace escala el C32. Está flanqueado por un negocio de comida oriental y una tienda de alimentación y frutos secos. Enfrente tiene la calle Honda del Realejo, mientras que la Plaza de los Campos queda a su derecha. El trasiego de transeúntes en esta zona de la ciudad es permanente y no transcurren dos minutos sin que alguien cruce el umbral de Diego para pedirle la copia de una llave en el acto, un destornillador de estrella o una manguera de esas con carrito.
IDEAL llega al local de este ferretero antes del mediodía y la informadora tiene que aprovechar los minutos de oro que encuentra entre comprador y comprador para hablar con el empresario. Diego, educado y servicial, viste una bata color azul índigo profesional. Atiende sin prisa pero sin pausa, ajeno al tiempo. Entre su clientela, como admite, tiene de todo: tanto particulares como profesionales. Lo mismo entra una monja que un solicitado fontanero. «Yo atiendo a todo el mundo por igual», garantiza.
Magdalena es una de las religiosas que figuran en la cartera de clientes de este empresario. Está ya jubilada y es octogenaria. Llega directa y se planta en la puerta de la ferretería a la espera de que la abandone un señor que hay dentro. Por la covid-19 solo puede haber en el interior una persona. La anciana viene a que el profesional le cierre una navajita plateada que le han regalado. Se quedó abierta y atascada en el último uso. «Diego es muy cercano a las personas y tiene gancho; es muy amable y atiende muy bien». A Magdalena, que se quita el 'sor' por delante, solo le salen alabanzas al hablar del ferretero. «Me dicen Magdalena 'pelao'», se ríe, mientras muestra la navajita. «Se la traigo porque como este hombre es tan 'apañao...». A lo largo de todos estos años, ha adquirido de todo: «pegamentos, llaveros, latas de pintura para los desconchones».
Los elementos y herramientas de fontanería y cerrajería son la especialidad de Muñoz. «Sí, tengo mucho material especializado, pero imagino que todas las ferreterías tendrán más o menos. Hoy en día la especialización abarca muchos campos. No es como antes, que solo había hierro. Hoy hay muchos tipos de tuberías y yo trato de cubrir todos esos campos», indica. Tubos, piezas, sopletes... El almacén de este empresario es el paraíso de cualquier reparador. «Aquí hay desde tornillos que no valen ni un céntimo hasta cerraduras de 500 euros», señala, antes de reconocer que alguna vez le han pedido algo que no tenía, como «maquinillas de afeitar».
En este comercio, donde se han llegado a hacer 60 copias de llaves en un solo día, el espacio está aprovechado al milímetro. Los artículos que se venden están perfectamente colocados para que el visitante no se maree entre tanta variedad y cantidad. Tijeras, cintas métricas, pomos, calderos, escaleras, cajas de caudales, botes de 'Tres en uno'... Cada pared es un 'tetris' magistral de productos, donde todas las cajas y paquetes encajan a la perfección.
Hasta nuevo aviso, Diego abre solo por las mañanas, de 9.00 a 14.00 horas, porque su mujer, Marisol, ha sufrido un percance y quiere estar con ella para cuidarla. «Es mi compañera de vida», apunta amoroso.
A Muñoz el oficio le viene de familia. Su padre, Antonio, ya fallecido, fue el fundador de la Ferretería Alhambra, que otrora estaba ubicada en el Camino de Ronda. Hoy se halla en otro camino, el de Purchil, y la regenta una hermana suya. Porque no ha sido él el único hijo que ha heredado la profesión de su progenitor: de seis vástagos, tres se dedican al sector.
A Diego le gusta lo que hace y lo transmite. Es un experto, aparte de distribuidor oficial de 'Aparatos de camping gas España', también lo es de otras marcas de difícil escritura. Luce, de hecho, varias pegatinas acreditándolo en la puerta de entrada, donde comparten cristal con varios carteles. En uno de ellos se anuncia la venta de baterías recargables y linternas frontales especiales para la campaña del espárrago de este año.
«Llevo aquí desde el año 82 y aquí he cubierto una etapa de vida bastante amplia», especifica el hombre, que ya ha soplado 60 velas, la misma cifra que tiene de proveedores. «En la ferretería de mi padre empecé y luego ya me separé del negocio familiar», rememora Muñoz, al tiempo que recuerda que su padre se sumergió en el mundo de las tuercas, alambres, alcayatas y arandelas para lograr un salario en condiciones. Tenía que alimentar seis bocas y su anterior dedicación, la de conductor de autobuses, le reportaba beneficios muy ajustados en aquella época.
«La ferretería que fundó mi padre estaba al lado de donde estaba Alsina Graells», precisa Diego, antes de sacar un cúter que lleva en el bolsillo para desprecintar una escalera muy alta que se va a llevar también un señor muy alto. El ferretero saca el utensilio y, en menos de cinco segundos, desviste la escalera rajando el plástico transparente que la recubre de arriba a abajo como si bajara una cremallera a la velocidad de la luz. A continuación recoge la cuchilla con su pulgar con la misma destreza que un espadachín enfundaría su espada.
Diego admite ser un poco 'MacGyver'. «Aquí no queda más remedio que ser manitas: lo mismo te pongo un ladrillo, que un azulejo, que un enchufe», comenta entre risas. Él es un claro ejemplo de que, frente al imperio de las grandes superficies y la floreciente venta on line, se puede vivir de la ferretería. «El secreto está en trabajar y echar horas, eso sí », advierte. Pues creo que ha dado usted en el clavo, Diego.
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui
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