Raúl Berdonés –Granada y, concretamente, la Chana, 1978– era hace 25 años un ayudante de cámara y, hace un mes, apareció en la revista Forbes como el hombre del día tras firmar con un fondo de capital riesgo estadounidense la compra del 40% de Madrid Content City, el mayor complejo audiovisual de España. Allí quiere, por ejemplo, que se graben las series de Netflix. En 2008 fundó Secuoya y, en la actualidad, la compañía está en siete países, cuenta con más de 1.800 empleos directos y más de 500 clientes en todo el mundo. Pero Raúl sigue enganchado a Granada, la otea desde la terraza de su carmen en el Albaicín y hay cosas que le gustan –con la Alhambra de frente todo se ve de otra manera– y muchos asuntos que no comprende. La conversación empieza por la política; y esta vez no ha sido premeditado. Habla con pasión –a ratos, acelerado–, como un aldabonazo en las conciencias. Regresa a la calma y a la reflexión. Y manda callar a su perro 'Sartén'. Que unas veces le obedece y otras no. Tampoco se puede tener éxito en todo en esta vida.
–¿Ha tenido Granada un problema de peso político?
–Granada está viviendo de la herencia de los grandes proyectos de los noventa. Hasta Kiki Díaz Berbel tuvo más visión estratégica para la ciudad que los alcaldes de los últimos veinte años. Los noventa fueron nuestros años gloriosos: el Mundial de Sierra Nevada, el Palacio de Congresos…
–Los proyectos tardan mucho...
–Es que no hay un liderazgo. Echo en falta un pacto político, acordar unas matrices y que las defienda esté quien esté en el gobierno. Hemos vivido una guerra local entre partidos y eso ha llevado a que, hoy por hoy, nadie se preocupe por Granada. No podemos tener un AVE a Madrid que tarda lo mismo que el coche. Se hizo un plan estratégico para la ciudad liderado por la Universidad que era ilusionante y está guardado en una estantería. Busquemos quién es el que tiene que unir a todas las fuerzas en Granada para crear un plan de verdad. Y un plan se crea con dinero y con personas. Esto no es montar un comité de 22 y que se reúna una vez al mes.
–¿Qué tiene Granada distintivo que habría que desarrollar en ese plan? ¿Cuáles deberían ser los proyectos?
–Estuve en Sevilla la semana pasada y la única ciudad de Andalucía que no ha presentado proyectos para los fondos europeos ha sido Granada. Puedes decir que los vas a presentar al Gobierno central. Perfecto. Pero, ¿no será mejor que lleves un proyecto apadrinado por la Junta? La ministra Nadia Calviño estuvo tres horas en la sede de Secuoya en Madrid para interesante por el proyecto 'Madrid Content City' y contarnos los planes del Gobierno con los fondos europeos. Los millones que vienen hay que invertirlos en los próximos tres años. Nos vamos a enfrentar a un embudo con tanto proyecto y seguro que todos no se van a poder analizar. Si todos los ayuntamientos presentan cien proyectos, ¿quién los va a leer? Por eso es mejor concentrarse. ¿Cómo podemos perder la oportunidad y ser la única capital de Andalucía que no ha presentado proyectos para ir bajo un paraguas común?
–Pero no pasa nada. La masa crítica sale a la calle muy pocas veces. Tenemos una presa de Rules llena que para lo único que sirve hoy es para hacer windsurf.
–Hay que pedir un poco de responsabilidad a los ciudadanos. Con la cerveza y la tapa nos conformamos. Y otro problema es la envidia, que en Granada sigue siendo muy potente. ¿Si no nos preocupamos los granadinos por pelear por Granada, quién se va a preocupar? Se nos llena la boca de decir lo enamorados que estamos de Granada, pero no hay un pacto liderado por todos, donde marquemos las línea estratégicas de la ciudad. Granada necesita un plan a veinte años, no necesita solamente una Ciudad de la Cultura 2031. Eso es un 'one off' [algo que pasa]. Quedan diez años para el 2031. Qué ciudad queremos y qué fortalezas tenemos, que son muchas. Es una pena que se nos llene la boca al decir que Granada es preciosa pero no hagamos ese gran pacto por ella.
-Haría falta alguien de referencia que lidere ese consenso y que no tenga aristas políticas.
–Tenemos una persona que podría hacerlo, Gerardo Cuerva. ¿No toca un plan estratégico que lo lideren los empresarios? Comprometamos a los políticos en una foto pública y les reprochamos luego si no cumplen. Contratemos una consultora de primer nivel que diga qué tenemos, qué defectos y con quién te comparas. Madrid ha puesto en marcha Madrid Futuro, liderado por una consultora multinacional, donde estamos todos los empresarios vinculados con la ciudad. ¿Por qué no se hace eso aquí? Exijamos a los políticos que van todos los lunes juntos a Madrid en el avión para que haya una apuesta clara. Si hay que apostar por la conexión del mediterráneo, que vayan todos los partidos a pelearse a Madrid por ello.
–Lo llaman disciplina de partido. Que a veces es supervivencia en las listas. Pocos se enfrentan a quienes les ponen.
–Hay que apostar por un aeropuerto internacional, vamos a exigirle al Gobierno que haga un aeropuerto de verdad. Y si hay que subvencionar a las líneas internacionales para que vengan, hagámoslo. Y que no se cambie en función del que esté y después nos quiten el vuelos. Que se ponga la medalla luego al que le toque pero que haya una matriz. El teleférico de la Sierra es necesario. ¿No estamos con el tema verde? Será mucho mejor que la gente suba en un teleférico a que suba en su coche.
–Entramos en otro problema, que son los debates. Se hacen debates sobre una farola y sobre el teleférico. Y el debate dura más que la obra.
–Me parece bien, pero metamos a un juez de parte. Los debates pueden y deben existir, pero con un tiempo de vida. A los treinta días se toma una decisión. Y, a partir de ahí, que nadie se salga del redil. La conexión de Granada con la Costa es imprescindible. Y luego hay otra cosa de marketing. ¿Por qué queremos llamarla Costa Tropical? Vamos a llamarla Costa del Sol, que es una de las mejores marcas que tiene España en el exterior y lo que trae a los turistas internacionales. Esto no es el caribe tropical. Vamos a sumarnos con las cosas que están construidas. Si Costa del Sol tiene una marca maravillosa fuera de Andalucía y de España, ya nos diferenciaremos una vez que esté aquí el turista.Lo puedes hablar con los touroperadores. Entre decir Costa del Sol y Tropical suben las ventas un 10%.
–¿No se ha encontrado con alguien en Granada con esa sensibilidad para atender y escuchar las propuestas?
–Lamentablemente, no. Todos escuchan, hay buenas palabras, pero a los hechos me remito. No me he encontrado con proyectos que digan que han cambiado algo. Habría apostado por una ciudad más peatonalizada. No decir que a la calle San Antón no pueden entrar coches pero en la práctica casi nadie lo respeta, en parte, porque no está ni bien organizado. Esto ha pasado en Sevilla y se ha transformado.
–¿Qué tecla se tendría que tocar en Granada? En la Alhambra no caben más visitantes.
–Tenemos que apostar mucho por el turismo de congresos. Granada, y mira que he recorrido mundo, es de las pocas ciudades que tiene alma, que tiene esa magia que te obliga a volver, tiene una buena capacidad hotelera y un palacio de congresos en el Centro de la ciudad. Sevilla lo tiene en las afueras y Málaga en Torremolinos. Lo tiene todo para ser la ciudad perfecta de los congresos, ¿por qué no apuestan las instituciones? Apostar no es crear un convention bureau [organización para captar eventos] con pocos recursos e ir a dos reuniones.
–Estuvo en el nacimiento del convention bureau de Granada.
–Yo fundé el primer convention bureau privado, porque no existía. Constituí la empresa que se llamó Granada Convention Bureau y la cedí gratis al Patronato de la Diputación años después porque el proyecto fue incapaz de salir hacia adelante. Los proyectos no salen solos, hay que hacerlo con recursos humanos y económicos. Las cosas se mueven con personas y con dinero. Tres instituciones se reunieron, firmaron el convention bureau, dieron la rueda de prensa y se murió. Otro pilar es la agricultura. ¿Por qué no avanzamos y apoyamos esa industria y la ayudamos a digitalizarse, a crear puentes internacionales? La agricultura en Granada puede ser un punto de anclaje. Otro puede ser la medicina con el PTS, que nos está pillando la vez Málaga. El Parque Tecnológico de la Salud lleva veinte años. ¿Qué proyecto innovador se ha hecho allí? ¿Qué se ha hecho por que las empresas vengan? La semana pasada me llamó el alcalde de Madrid para hablar del proyecto audiovisual en la capital. En un mes han montado un comité y un plan. La próxima semana iré a ver al alcalde de Bilbao, que me ha llamado para ver qué podemos hacer. Aquí, ¿dónde estamos?
–¿No le llaman de Granada?
–Presenté un proyecto hace dos años porque adoro Granada y, a pesar de las presiones políticas que tuve para que no fuese Granada, decidí montar Iberseries aquí porque era una proyección internacional. Lo hice desde la Fundación Secuoya, que no tiene ánimo de lucro y es totalmente transparente. Un año después tengo que decir que no se hará el festival en Granada porque no hemos conseguido firmar ni un solo convenio en estos dos años. Eso sí, a la rueda de prensa asistió el alcalde el primero.
–El alcalde sigue diciendo que Iberseries será el gran festival de Granada.
–Ya le puedo anunciar que Iberseries no se hará en la ciudad de Granada por falta de acuerdo. No quiero dinero para mí. Propuse poner un comité liderado por el Ayuntamiento para que hubiera aun mayor transparencia y tranquilidad para las administraciones. Está claro que montar cualquier evento cuesta dinero y lo que no puede ser es que, si estoy poniendo mi esfuerzo tanto personal como económico y mi compañía, no sean capaces de buscar los fondos para poner el proyecto en marcha y más de un año y medio después no hayamos conseguido firmar ni un solo convenio por la falta de liderazgo del equipo de gobierno.
–Sin embargo, el alcalde habla de ese festival o de traer los Goya.
–Traer los Goya está bien. Con Paco Cuenca estuvimos a punto de traerlos y fue por presión política regional por lo que no vinieron los Goya a Granada. Fue un proyecto de Paco Cuenca.
–¿No quiso la Junta?
–Bueno, por intereses equis se fue a otra ciudad. Estaba la posibilidad. Los Goya tienen una visibilidad nacional pero aquí hay que intentar que Granada salga fuera de nuestras fronteras, con un proyecto internacional. Me acuerdo de Kiki cuando trajo a Clinton a la Alhambra. Necesitamos que nos pongan en el mapa.
–Y ese festival de series habría puesto a Granada en el mapa internacional.
–Las instituciones públicas no la han entendido, ni la Diputación ni el Ayuntamiento. Es una pena.
–¿Dónde se lleva el proyecto?
–José Luis Martínez-Almeida ha pedido que sea en Madrid y en una semana ha puesto un convenio en lo alto de la mesa.
–¿Por qué las instituciones granadinas no aprovechan ese lobby de granadinos fuera? ¿Envidia, cortoplacismo, complejos…?
–Para mí es cortoplacismo. Y todavía no se reconoce a los empresarios. Hasta que no se quite esa sensación y se reconozca que los que sacan de las crisis a los países son las empresas y sus trabajadores, esto será muy complicado. Cualquier empresario que se acerca a las instituciones locales parece que viene a robar. La peor reunión en mi vida profesional fue con Pepe Torres, cuando le presenté el Granada Convention Bureau. Me dijo que venía a robarle a la ciudad.
–Ser la ciudad de la tapa, ¿ha beneficiado a Granada o no le deja crecer más?
–Le ha perjudicado y se ha convertido en la ciudad de las despedidas de soltero. Hay que buscar un turismo de calidad. El turismo de congresos trae gente cualificada, de clase media alta, y todo el que viene vuelve porque se enamora de Granada. Hay una buena gastronomía. Nos queda una reflexión sobre si hay que eliminar la tapa. Yo apuesto por eliminarla, si no totalmente, por lo menos eliminarla del centro.
–Habla del turismo de congresos pero las instituciones no convocan el consorcio que gestiona el Palacio de Congresos desde hace año y medio.
–Una vez más, por la incompetencia de las instituciones públicas. Si como alcalde de Granada crees que la prioridad es el turismo de congresos, tienes que dedicarte a que todo lo que tenga que ver con eso esté lo más ordenado posible. Solo miramos el corto plazo. Todo el mundo piensa en sus votos de mañana. Tampoco se le ha exigido al concesionario del Palacio que realice las inversiones a las que se comprometió en el concurso. ¿Por qué? No puede ser que tengas una empresa que sostiene la limpieza de la ciudad y que, a su vez, esté involucrada en la gestión del Palacio de Congresos. También habría que empezar a limitar las puertas giratorias de las empresas. Cabe una reflexión: si es incompatible estar en el plato y en la tajá. Al final el interlocutor de la empresa es uno. No puedes llamarle para decirle que te deje pagarle en un año, colgar y llamarlo después para exigirle que invierta en el Palacio de Congresos. ¡Que me acabas de llamar para decirme que no me pagas! Limitemos estas cosas. Tener un Palacio de Congresos dentro de una ciudad es algo único en el mundo.
–¿Le ha costado tiempo y dinero dedicarse a Granada?
–El grupo Secuoya está en siete países pero su sede social sigue siendo Granada. Tengo ese vínculo con la ciudad pero llega un momento en que te agotas. Cuando mandas mails, llamadas, mensajes, pides colaborar y todo es un silencio administrativo o un 'ya veremos', es desesperante.
–Esa animadversión a los empresarios no es solo de Granada. Se habla de la protección social, imprescindible en esta crisis, pero los empresarios también reclaman ayudas directas.
–El Ayuntamiento y la Diputación deberían de haber hecho una apuesta más clara con las empresas locales. ¿Por qué no se han puesto al lado de los empresarios locales, los más pequeñitos, para que se digitalicen? ¿Por qué no hemos hecho un plan estratégico para salvar el tejido local y acercar el mercado local al ciudadano? En un momento en el que es imprescindible porque el mercado on line ha crecido un 400%. En parte, esto es lo que ha matado al comercio local.
–Pero se habla mucho de digitalización.
–¡Claro! Y somos 'smart city'. Vamos a lo importante. O estamos preparados para el mundo que viene o si no hay empresas no hay empleo. Hoy también tenemos otro debate abierto, la reforma laboral, y yo estoy de acuerdo en parte con la protección al trabajador y hay que tenerla. También creo que hay que flexibilizar el despido, como pasa en EE UU. Si tienes un buen trabajador no quieres perderlo, ¿por qué lo vas a echar? Y dicho esto, también estoy a favor de subir el salario mínimo profesional. Tenemos que apostar por que crezca la ciudadanía. No hay que meterle más impuestos a las compañías para que los fondos los gestionen las instituciones públicas, que alguna deja mucho que desear. ¿Por qué no ayudamos a que suban los salarios? A veces las propias administraciones son las que 'limitan' los salarios de las personas que trabajan en subcontratas públicas sacando concursos a un precio de licitación muy muy ajustado.
–¿Cómo se sobrevive en esa jungla de los contratos millonarios?
–Cada día hay más transparencia. También digo que hay que parar de medir por todo a un político. Hay que pasar página, hay que darle un voto de confianza y un margen de gestión. Cada vez son niveles más bajos los que quieren acceder a la política o gente que vive de la política cien por cien y esto, en parte, es culpa de los ciudadanos, porque cuestionamos todo y lo ponemos en tela de juicio constantemente. A quien ha mamado la política desde pequeño no me lo creo. Las instituciones las entendiendo como una empresa, con más responsabilidad, porque no es tu dinero. Y hay que dar resultado.
–En una empresa, si el objetivo es llegar a acuerdos, muchos políticos serían despedidos de inmediato.
–También somos responsables los ciudadanos. Cada cuatro años podemos despedirlos y volvemos a votar a los mismos. No castigamos. Se nos borran las cosas, tenemos memoria pez. No pasa factura absolutamente nada.
–En Granada debemos plantearnos qué se debe votar en las próximas elecciones a alcalde. ¿Pesarán los pactos de gobierno que se han hecho fuera? Estamos gobernados por una persona que se ha pactado en otro sitio. Tengo dudas de que la ciudadanía lo recuerde.
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